“De chido disfruté mucho de las carneadas, y los asados del domingo, toda la familia en el campo, y te confieso que muchas veces iba al campo para que mi viejo me dejara manejar”, relata, entre mate y mate, en su casa -justamente- del campo, Guillermo Ortelli, séptuple campeón de la máxima categoría del automovilismo argentino, el Turismo Carretera (el TC).
Referente de varias generaciones de automovilistas, nacido en Salto, Ortelli y su familia siempre estuvieron vinculados a la ruralidad. Tanto que ahora él, ya retirado, se apasionó por la cría de caballos criollos.
Esta entrevista se da en la casa de los Ortelli (Guillermo, su mujer y su hijo). Es la hora de la siesta, hay una tranquilidad que invita a entregarse a la charla. Ir para aquí y para allá en el tiempo, pasado, presente y futuro. Automovilismo, familia y campo. Anécdotas y aprendizajes.
“Tenemos la suerte de haber estado en una familia que nos inició en el rubro rural”, reconoce. Sus hermanos varones, Gustavo y Marcelo (tiene también una hermana mujer), son los que más han estado metidos en la actividad, con producción de granos (soja, maíz, trigo, algo de arveja) y ganadería.
Ortelli se retiró del automovilismo (aunque sigue involucrado) en 2021. Corrió en varias categorías del automovilismo argentino, pero se destacó en el Turismo Carretera, donde ganó 7 títulos, disputó más de 400 carreras y dejó un legado infernal. Su abuelo fue intendente de Salto, es hincha de Boca y está identificado con la marca Chevrolet.
La charla que repongo a continuación fue publicada en junio de 2022, para el Capítulo 51 de El Podcast de tu Vida. Pasen y disfruten…
-Lo primero que me gustaría saber es cómo es un día tuyo acá en el campo…
-Cuando empezamos a construir en el campo, siempre la idea con mi señora y mi hijo era venirnos a vivir acá. Hoy, que estamos viviendo ya acá, lo disfruto mucho. ¿Del campo qué es lo que me gusta? Es un campo que está 100% abocado a la cría de caballos criollos. En otros campos está la producción de granos, la parte agrícola. En casa.
-¿Y cómo es un día tuyo acá?
-Yo tengo siempre el despertador puesto a las 6 y 36 de la mañana. Me levanto, tomo unos mates y entre 3 y 4 días de la semana me voy a entrenar…
-¿Qué hacés? ¿Trote? ¿Bici?
-Al gimnasio con un entrenador. Después troto por el campo y salgo a andar en bici también. Después vuelvo y si tengo que pasar paso por la oficina y hacemos la parte administrativa. Y a la tarde estoy acá. Como es todo bastante nuevo, estamos terminando de acomodar las cosas. Ya en lo que es agricultura y algo de ganadería andan más mis hermanos, pero yo los acompaño y trato de estar más cerca ahora que no estoy arriba del auto.
-¿Quiénes laburan de la familia?
-Son mis hermanos Gustavo y Marcelo, los que más están en la actividad. Mi hermana, que es la mayor de todos también. Pero mis dos hermanos son los que más están en el trabajo agropecuario. Obviamente que yo hasta 2021estaba arriba del auto, abocado a eso y sin el apoyo de mis hermanos no hubiera sido posible. Les agradezco por encargarse de lo productivo y permitirme que esté arriba del auto. Ahora estoy tratando de insertarme un poco más.
-¿Y de dónde viene el vínculo con el campo y la ruralidad de los Ortelli?
-El que empezó con el campo fue mi abuelo y después mi papá con sus hermanos. Yo al campo lo viví desde chico. Si bien vivíamos en la ciudad de Salto íbamos al campo casi todos los días.
-Cuando cerrás los ojos, ¿qué te acordás de pibe, sensaciones, emociones, comidas del campo.
-Y, un poco de todo. Muchas veces iba al campo para que mi viejo de deje manejar. Podía andar sin tener tanto cuidado. Porque no hay tránsito. Y dentro del campo era más simple. La excusa era esa. Y después, hacíamos de todo. Iba a la cosecha. En ese momento se sacaban los granos no con las tolvas que hay ahora sino con acopladitos más chicos, el chimango, vivíamos esa rutina. Y los fines de semana nos encontrábamos toda la familia a pasar el fin de semana. Andando a caballo, con las vacas.
-¿Qué hacen en lo productivo hoy?
-Más del 90% es grano, soja, trigo, maíz, algo de arveja, y una parte chica de ganadería. Que ahí el que más entiende es mi hermano Marcelo. Gustavo está más en la parte de agricultura. También tenemos los equipos para trilla, siembra y laboreos.
-¿Y lo de los criollos cómo surgió?
-Siempre tuvimos caballos y siempre nos gustó. Mi hermano Marcelo es el que más ha estado de todos los hermanos. Pero nunca de criar. Usarlos para trabajar con la hacienda o andar un rato. Y desde 2018 empezamos con la raza criolla y nos atrapó, encontramos un ambiente muy familiar, muy lindo. Empezamos a disfrutar de la cría, de su funcionalidad. Y de alguna forma, empezamos a competir porque los llevamos a exposiciones.
-¿Cuál es tu vínculo con el caballo en sí? ¿Qué son para vos los caballos?
-Bueno, ese es uno de los objetivos que tenemos como cabaña. Si bien somos nuevos, pero queremos incorporar equinoterapia, con un equipo de profesionales, aportar los animales y generar eso que está muy bueno. También se está haciendo fuerza para que la equinoterapia sea ley.
-¿Qué te transmite el caballo?
-Te desconecta de otras cosas y te conecta al 100 con el animal. Se lo cuida mucho, desde el pelo, que no tenga frío ni calor, que esté cómodo. En ese sentido, te conectás mucho. No hablan, pero se expresan, y te hacen sacer todo lo que les está pasando. Es un desafío querer conocerlos. De hecho, me puse de grande a leer y escuchar sobre la cría con caballos. Despertó algo que nos atrapó muchísimo.
-¿Cuál es la idea con los caballos?
-La idea es todos los años preñar entre 7 y.8 yeguas. Y tratar de elegir las que consideramos más lindas. Y cruzarlas con padrillos que tengan antecedentes de buenas crías. Pero bueno, no es matemática la cría. Ese es el verdadero desafío, generar una línea de caballos lindos y funcionales.
-¿Qué características buscan en los caballos?
-No tengo la experiencia de otros, estoy aprendiendo. Pero podría decirte que buscamos un caballo que morfológicamente cumpla con los estándares de la raza, del criollo. Y que sea funcional, que responda a todas las disciplinas de la raza, con un instinto vaquero importante, que sea manso por sobre todas las cosas, dócil, y que ante el comando o la exigencia no tenga reacciones.
-Leí por ahí, y te llevo a tus épocas más de joven, que te gustaban las carneadas…
-Si, si… eso lo viví de chico, mi familia siempre lo hizo. Disfrutas los 3-4 días que pasás en familia y con amigos. Lo disfrutamos mucho.
-¿Qué representa para vos o qué es el campo para Argentina, para el país?
Es uno de los motores que mueven al país. Porque es generador de alimentos. Tenemos la suerte de haber estado en una familia que nos inició en este rubro y lo disfrutamos mucho. Al vivirlo de chico ya nos quedamos aferrados a esto y cualquier ahorro e inversión que uno hace lo hace sobre lo que conoce. No se nos ha dado por otro rubro. Siempre estamos tratando de mejorar en tecnología aplicada o genética o manejo, pero siempre en el campo.
-¿La grieta campo-ciudad? ¿Cómo la ves? ¿Está en Salto?
-Al hombre de campo siempre busca cómo estar mejor, hacer mejor las cosas. Si hace ganadería que tenga calidad de hacienda, buenas pasturas, incrementar la tecnología. El hombre de campo siempre invierte y mucho en todo eso.
-¿El campo viene de parte de tu mamá y tu papá?
-Mi mamá es de Capitán Sarmiento, vivía en el campo. Por ahí me mamá nació en el campo casi. Mi papá empezó con un taller de camiones, después de ahí con mi abuelo y sus hermanos empezaron con el agro. Mi mamá, debe ser más la parte de caballos me animaría a decir…porque mi abuelo por parte de madre era campero, de a caballo…
-¿Qué disfrutas hoy?
-Disfruto de hacer lo que me gusta. Disfruté mucho de manejar un auto de carrera porque era lo que quería. Y después, cuando eso se terminó. Empecé a disfrutar de vivir en el campo, estar con los caballos. Lo disfrutamos con mi señora también. En definitiva, uno va haciendo los caminos para poder hacer lo que le gusta. Soy un privilegiado para poder hacerlo.
-Hablemos de automovilismo, carreras y autos… ¿Hubo algún momento o situación en la que hayas sentido que ibas a ser corredor?
-No. Una vez coincidimos en una charla con el “Pincho” Castellano, que también se dedica al campo. Y los dos empezamos jugando con los autitos. Como el que empieza jugando al fútbol. Y de pronto empezás un camino hasta que sos profesional. Llega un momento en el que si no sos profesional no podés hacerlo de la misma manera. Tenés que focalizarte. Si bien sabía lo que quería y me gustaba, jamás me imaginé que podía llegar a dónde llegué.
-De acuerdo a tu experiencia, y como ves hoy que está la cosa, ¿Qué podrías recomendarle a alguien que está empezando a correr? “Andá por acá”, después puede salir o no…
-Me parece que para todo hay una manera. Y lo primero es estar convencido. Porque hoy en el deporte se está arrancando de muy chico. Sea automovilismo, fútbol o lo que sea. Yo siempre dije que no sé si son decisiones de los chicos o de los padres. Porque si yo al pibe mío le doy una pelota él va a ir, pero va a llegar un momento en el que no sé si va a ir porque él quiere o lo hace para que esté yo contento. Lo primero que le digo es que esté seguro de querer lo que hace. Me pasó ver muchos que corren por no defraudar al padre. Y eso es complicado. Porque no sé si le ponés lo mismo siendo tu pasión que la pasión de otro.
-Me hace acordar a eso de “m´hijo el doctor”…
-Si, claro. Mirá mi hijo no corre, pero si yo hubiera ido comprando el karting, el casco, y esto y aquello, por ahí lo sacaba corredor, pero no sé si era lo que quería. Entonces, está bueno que arranquen chicos, pero hay que estar atentos a ver si es lo que quieren. Y hay un momento que el chico va a hacer el quiebre. El tema es cuánto tiempo perdió en hacer lo que realmente le gustaba.
-¿Había otra cosa que te hubiese gustado hacer? ¿Un plan b?
-No. Obviamente que terminé la secundaria, no me llevé ni una materia. Fui a hacer el curso para contador público. Pero hoy si hubiera estudiado una carrera hubiera elegido arquitectura. Porque me gusta.
-Me gustaría que armes un podio de los tres corredores que más te gustaron, que te marcaron…
-Nosotros tenemos una identificación los argentinos con Fangio. Y si bien las cosas son incomparables fue un referente nuestro. Senna fue una figura también muy importante. Y en Argentina varios ídolos que he ido mirando: Mouras, Traverso, Castellano, Di Palma.
-¿Y alguno que en tus comienzos te haya marcado con un gesto, una palabra?
-Tuve la posibilidad de competir y compartir cosas con el Flaco Traverso, un tipo que ganó todo. A lo que se subió ganó. Y tener la posibilidad de correr y charlar con él, que me aconseje. Y después, con varios corredores que me ha tocado correr. De los Di Palma corrí con el “Loco” Luis, con los hijos (José Luis, Patricio y Marcos) y con el nieto (“Josito”).
-La otra vez leí una nota vieja, de El Gráfico, y encontré una de Pincho Castellano en la que decía que se iban todos a la casilla y compartían los corredores, y eso no se da…
-Antes no tenías otra manera de hablar sobre el circuito u otras cosas. Hoy tienen mucha información al alcance de la mano que antes no existía. Pero la comunicación era distinta. Hoy se hace un circo más grande a través de redes sociales, mensajes de texto, el cara a cara no está más. Que no sé si está bien o mal, pero es distinto.
-Para ir buscando el final de la charla, llegamos al pin-pong de este podcast. ¿Qué legado recibiste de tus viejos?
-De mi viejo, el legado de avanzar por lo que querés. Ir saltando los escollos que se puedan cruzar. Siempre con un objetivo y metiéndole. Y de mi vieja el equilibrio. Ella era más equilibrada, te daba la parte más humana, te bajaba a tierra. De las dos partes tuve el equilibrio justo.
-Has ido a Luján a caballo… ¿Qué te transmite?
-Fui cuatro veces caminado y varias veces a caballo. Mi hermano lo hace desde hace más de 35 años consecutivos. El primero de marzo. El viaje dura una semana entre ida y vuelta. Y después he hecho promesas si ganaba un campeonato. He ido pedaleando a Tandil. Son viajes que te llenan.
-A la hora de la comida, ¿Qué tan buen cocinero sos?
-Si invito gente y quiero hacer algo me voy al asado, no lo dudo. Y ahí, de todo. Soy corajudo. Después me salen mejor o peor…
-Si te subieses al auto de Volver al Futuro, y te vas a cuando tenías 17-18 años. ¿Qué te dirías a vos mismo? Parado frente al Guille de esa edad.
-Le diría que esté seguro de lo que quiere y que pelee por eso. que se puede llegar. Se llega. Por supuesto que nada es fácil. Todo tiene sus cosas lindas y malas. Pero de eso se trata. Dale la tranquilidad que con fuerza se llega.
-¿País o ciudad que te guste?
-Salto, y Argentina.
-¿Y alguno que te gustaría conocer?
-Japón.
-¿Serie, película, libro que te haya gustado?
-Rambo. La vi mil veces. Y Rocky.
-¿Algún superpoder que te gustaría tener?
-Creo que no perder la convicción de ir por lo que quiero. Que no se me vaya nunca eso. Tener la mente fuerte siempre para que nada me doblegue. Si lo quiero, buscar la manera, pero llegar.
-Si pudieses ir a cualquier momento en la historia de la humanidad. ¿Adónde irías?
-Me gustaría volver a esas reuniones de familia que hacíamos en el campo. A tener todo eso.
-¿Un tema musical para que quede sonando?
-Podés poner desde tango hasta cuarteto, cumbia, folclore, rock… escucho de todo… Sí, me inclino más por lo nacional. Si me preguntás, el último tiempo estoy escuchando más folclore. Quizás por lo de los caballos. “Marca Borrada”, de Jorge Rojas, podría ser.