El gobierno nacional autorizó un nuevo cupo de exportaciones de carne vacuna que habilitará 4.500 toneladas adicionales a partir de septiembre. La evolución de los despachos del producto tiene seguimiento semanal entre las autoridades nacionales y los referentes de la industria, pero se espera que esa ampliación se mantenga en lo que queda del año.
Para obtener ese mayor volumen (que se adiciona a las 30 mil toneladas de cupo ya establecidas), desde la industria de la carne se argumentó que el mercado argentino estaba muy bien abastecido, gracias a un aumento de la producción del 4% en lo que va del año, originado en una mayor faena y en el incremento del peso medio por res, que llegó a los 236 kilos, todo un récord.
Además, se explicó que hay niveles de encierre altos en los feedlots, lo que garantiza una oferta fluida de hacienda liviana y novillos hasta noviembre por lo menos.
Desde el sector exportador dijeron que gracias a esta flexibilización del cepo exportador esperan cerrar este año con embarques por cerca de 870 mil toneladas de carne vacuna, cuando en 2021 se despacharon 803 mil toneladas. Significaría un incremento anual de casi 10%.
En tanto que en relación al 2020, que fue el último año “normal” y en el que se batieron todos los récord de exportación, la diferencia sería de una caída de 33 mil toneladas. De acuerdo al dato de Agricultura, ese año se despacharon al exterior 903 mil toneladas res con hueso.
El gobierno accedió a un pedido de los frigoríficos para exportar un poco más de carne vacuna
Entonces, nos preguntamos, ¿tanto despelote para que al final las exportaciones caigan sólo 3,5% con relación al 2020?
Una vez más, la política oficial en lugar de regular para favorecer el crecimiento, lo hace para un supuesto beneficio popular que en realidad es solo el propio y castiga a los sectores productivos.
La restricción vigente sobre las exportaciones, más allá de sus múltiples fugas, condiciona el trabajo cotidiano de la industria, que convive con la incertidumbre respecto de las autorizaciones. Esa incertidumbre se traslada al precio al productor, lo que se reflejó en los meses en los que hubo tanta oferta de vaca, cuando el precio se redujo notablemente.
El consumo de carne ha caído por la *pérdida de poder adquisitivo de los salarios*, no por el precio de la carne
Jun-22 vs Dic-17
-Salarios -21%
-Consumo carne -20%Aprovecho a dejar este gráfico en momentos en que los precios están pinchados y se flexibilizan las exportaciones pic.twitter.com/JKT2feyTk5
— David Miazzo (@DavidMiazzo) August 31, 2022
En el medio, en la Secretaría de Agricultura se organizaron cupos respecto de los cuales nadie sabe cómo se están repartiendo o a quien se les otorgan. También se prohibió la venta de 7 cortes considerados populares, que por momentos sobran y que raras veces llegan a los sectores más necesitados. Por caso, se pidió que se quite a la nalga del esquema, ya que ese corte sobra en muchas fábricas. y hasta algunas la transforman en hamburguesas porque no tienen donde venderla.
Además esta restricción exportadora se aplica en un año en el cual la oferta es alta y el consumo está muy deprimido por la caída del poder de compra del salario. esto se refleja en los valores del ganado liviano y del novillo, que no aumentan aún cuando en los últimos meses crecieron las ventas al extranjero.
Una vez más, la política al servicio propio, perjudicando a la producción y buscando disimular la pobreza que sus medidas económicas incrementaron en los últimos años.