Varios socios de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMyA) tienen un plan para volver a sacarle brillo en un frigorífico que, a pesar de sus grandes instalaciones, hace mucho tiempo cayó en desgracia y es considerado uno de los “patito feo” de industria de la carne: el SUBPGA, ubicado en la localidad bonaerense de Berazategui.
El SUBPGA, con 70 años de historia sobre el lomo, atraviesa serios conflictos desde 2006 y a partir de 2012 comenzó a ser gestionado por una cooperativa integrada por sus 300 trabajadores. Se ubicó 15° en el ránking de faena por planta de 2018, con 155.636 cabezas. Pero solamente unas 11.800 fueron propias y el resto pertenecía a usuarios.
En el comienzo de la gestión de Mauricio Macri, y en otras etapas previas también, este frigorífico fue criticado duramente por el resto de la industria por la competencia desleal que suponía esta condición. Las cooperativas de trabajo como esta solían ser utilizadas por grupos empresarios para aludir cargas sociales y otros tributos. Y SUBPGA era la más grande de todas.
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Los grandes matarifes que manejan una gran porción del multimillonario negocio de la carne en el Conurbano no tienen mucha mejor prensa. Pero desde que se puso en marcha el plan oficial para regularizar el mercado de la carne, en 2016, muchos de ellos han comenzado a declarar su operaciones y hasta se agruparon en una cámara, la CAMyA, que pretende visibilizarlos como actores importantes del negocio. Que lo son, sin duda.
Los matarifes abastecedores son aquellos que tienen vacas, pero no tienen instalaciones propias para la faena. Por eso suelen trabajar con una planta frigorífica a la que le pagan el servicio con el llamado “recupero”, que son los subproductos de la faena. Llevan las vacas y retiran la carne. En el medio, le dejan en el frigoríficos los cueros, las tripas y hasta el sebo.
Este acuerdo entre el “patito feo” de la industria y un grupo de matarifes que quieren competir por las buenas parece ser de esos “win-win”, pero sin tantas palabras “cooles”. “Ganar, ganar”, se diría en criollo.
La cooperativa de trabajo se asegura una provisión de hacienda suficiente como para garantizar los puestos de trabajo, mientras que los matarifes se ilusionan con poner a punto una planta industrial de fuste como para ir a competir con cortes por los mercados de exportación. No solo vender en el segundo o tercer cordón. Se permiten soñar con llegar a China, Rusia, Israel o Chile, como cualquier cisne de la industria.
Lo dice clarito el comunicado que comentó el acuerdo entre la cooperativa SUBPGA y la cámara de matarifes. Dice que el objetivo será “mejorar los procesos de trabajo de la planta y definir un plan de mejoras de las instalaciones del frigorífico y sus procesos, para poder exportar. En este proceso, además de los ingresos que percibirá la cooperativa, los matarifes podrán expandir su actividad y contarán con herramientas que les permita trabajar con la exportación”.
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“Firmamos un acuerdo de cooperación mutua para mejorar la capacidad de producción de la planta” señaló Leonardo Rafael, presidente de CAMyA. La inversión de los matarifes se orientará hacia la capacitación del personal agrupado en la cooperativa y para poner en orden la infraestructura del frigorífico, que lleva muchos años de descuido y no podría pasar los exámenes sanitarios de los compradores de carne argentina.
Informa el comunicado que “el convenio se articulará en etapas. En una primera fase, se implementará un diagnóstico de funcionamiento de la planta, en donde se analizarán estándares sanitarios y las distintas fases de producción, con el objetivo de lograr los estándares necesarios para la apertura de mercados internacionales”.
“La Cámara gestionará junto al frigorífico la relación con los organismos fiscalizadores, para obtener las habilitaciones a cada uno de los potenciales mercados”, detalló Rafael.
También se gestionarán mejoras en los accesos ante la Municipalidad y un tema insólitamente postergado desde hace años por MetroGas, a pesar de haber cumplido el frigorífico con todos los requisitos, que es el acceso al servicio. Según los matarifes, contar con ese fluido “mejoraría notablemente su producción y capacidad de almacenamiento”.
En una segunda fase, se diseñará un Plan de Fortalecimiento, Desarrollo y Ampliación de la capacidad productiva de la planta. En la actualidad, SUBGPA cuenta con una capacidad de faena de 3.500 animales semanales y se apuntará a llevarla a más de 5.000.
Finalmente, con este plan en marcha, se creará un fondo de dinero que será exclusivo para concretar inversiones derivadas del plan.
Daniel Lorea, tesorero de la CAMyA, explicó a Bichos de Campo que el convenio estará a disposición de todos los matarifes asociados que quieran probar las mieles de la exportación. “Ya hay cuatro o cinco socios que están a través de la cámara en contacto con el frigorífico, pero la idea primero es hacer un plan de fortalecimiento y de mejora, a los efectos de que el frigorífico pueda ser calificado”, explicó.
Según el empresario, el primer objetivo de este plan es exportar a China y Rusia. Por ahora la Cuota Hilton para Europa “es un objetivo muy ambicioso”, aclaró. Alguna vez el SUBPGA tuvo acceso a esa cuota, por derecha o por amparos judiciales.