Frente al encarecimiento internacional de fertilizantes y agroquímicos, de los que en esta parte del mundo somos bastante dependientes, el gobierno de Brasil toma acciones concretas que en la Argentina ni se discuten: ahora redujo el impuesto de importación del herbicida más popular, el glifosato, así como de su sal de monoisopropilamina.
Las tasas de importación -que finalmente suponen un aumento sobre el precio internacional del producto- se reducirán de 9,6% a 3,8% por un período de un año, a partir del 5 de agosto de 2022.
Informó la página especializada AgNews que “la medida fue aprobada recientemente en una reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo de Gestión (Gecex) de la Cámara de Comercio Exterior (Camex) integrado por autoridades vinculadas al Ministerio de Economía de Brasil”. El organismo explicó que el objetivo es ″abordar problemas de abastecimiento en ciertas cadenas productivas, con diferentes grados de severidad y aumentos significativos de costos en insumos de otras cadenas″.
Como sea, el glifosato fue incluido en la ″Lista de Excepciones al Arancel Externo Común del Mercosur″ (LETEC), que es un instrumento del bloque que permite a sus países miembros aplicar aranceles de importación diferentes a los pactados en el mercado común. Las modificaciones son temporales y excepcionales, considerando siempre factores relevantes. Se supone que Brasil, que suele usar esta herramienta, puede aplicar diferentes tasas para reducir los impuestos de importación en hasta 100 bienes.
Además del glifosato, en esta rebaja se incluyeron otros cuatro tipos de resinas plásticas utilizadas como insumos industriales, que son copolímeros de etileno y alfa-olefina con densidad inferior a 0,94; resina de PVC-S sin mezclar; copolímero de propileno; y resina PET con un índice de viscosidad de 78 ml/go más.