La altísima demanda de carne (de todo tipo) desde China es el factor estructural que permitió a la Argentina exportar carne vacuna en volúmenes récord, hasta que su propio gobierno decidió bajarse del tren en mayo pasado, poniendo límites a esas exportaciones para no afectar sus chances electorales con una suba de los precios internos del alimento.
¿Pero qué sucederá en 2022? ¿Volverá a pasar ese tren? ¿Volveremos a subirnos o lo dejaremos pasar de largo?
Esa son las preguntas que deberían estar haciéndose los funcionarios, empresarios y productores ganaderos de la Argentina. Es lamentable, pero la agenda local no parece estar pensando demasiado en ello y así desprecia las posibilidades de obtener divisas frescas de un mercado internacional de carnes absolutamente demandante. En rigor, solo en septiembre pasado ingresaron por ese concepto más de 300 millones de dólares, una cifra récord aún a pesar del recorte de los volúmenes decidido por el gobierno.
Las chances de incrementar todavía más ese flujo de divisas, según el siguiente gráfico publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario en base a datos del USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos), se mantendrían en 2022, e incluso crecerán. Es que se espera que el gigante asiático realice importaciones por 3,25 millones de toneladas equivalentes a res con hueso de carne bovina, con un nuevo crecimiento de 8,3% respecto de las 3 millones de toneladas enviadas en 2021.
China, como se ve, seguirá siendo el año entrante la locomotora imparable que arrastra un tren al cual la Argentina debe decidir si subirse o no, porque permanecer en el estribo no parece aconsejable. Si se cumple el pronóstico del USDA, sus importaciones de carne vacuna representarán el 32,2% del total del comercio mundial, contra 29,8% de este ciclo. Es decir que 1 de cada 3 kilos de carne bovina que se exporten en el mundo, tendrán como destino al gigante asiático.
Hay otra manera de verlo: las 3,2 millones de toneladas de carne vacuna que China importará en 2022 son equivalentes a toda la producción anual de la Argentina.
“La irrupción de la Peste Porcina Africana (PPA) ha sido un punto de inflexión para el mercado de carnes. En dos años China perdió un tercio de su producción de carne de cerdo, generando un bache de oferta que cambió por completo la matriz mundial de comercio”, es la principal explicación para este fenómeno.
Sucede que en 2018 China producía 54 millones toneladas de carne porcina, ,mientras que consumía 55,3 millones e importaba el 1,5 millón de toneladas que le faltaban. Pero dos años más tarde, su producción local caía a algo más de 36 millones de toneladas. Pero solo logró importar un máximo de 5,3 millones de toneladas en 2020, resintiendo su consumo.
En ese contexto comenzaron a incrementar sus compras de todo tipo de carnes, en especial la carne vacuna. Hasta que decidió bajarse, era un proceso claramente beneficioso para la Argentina.
“Inicialmente fue una especie de salvataje que intentó apagar el fuego generado por la abrupta caída de la producción porcina. Localmente China producía unas 6,4 millones toneladas de carne vacuna y su consumo, hasta hace 3 años, era de 7,8 millones de toneladas. Por tanto, su necesidad de importación se limitaba a unos 1,4 millones de toneladas anuales”, rememora el informe del Rosgan.
Pero desde entonces la demanda no ha parado de crecer. Para 2021 China importaría las citadas 3 millones de toneladas, es decir más del doble de lo importado 3 años atrás. Y para 2022 su necesidad de importación aumentaría a las citadas 3,25 millones.
“Sin embargo, lo que comenzó siendo un salvataje temporal, terminó arraigándose mucho más fuerte en la cultura asiática de lo que se esperaba.
Sonamos Don Inodoro: parece ser que a los chinos les gustó en serio esto de comer carne vacuna.
En rigor, a pesar de que en China “ha estado recuperando su stock de cerdos a ritmos impensados, tras encarar una profunda reconversión productiva con mega estructuras altamente tecnificadas y celosamente controladas desde el punto de vista sanitario”, la demanda de carne vacuno no ha dejado de crecer. Parta 2022 se espera que el consumo de carne vacuna crezca otro 4%, mientras que la ingesta interna de carne porcina retroceda ese mismo porcentaje.
Este fenómeno puede está explicando además que se hayan frenado de repente la demanda de carne de cerdo desde China, que había beneficiado también a los productores locales.
Por eso los precios siguen siendo muy elevados en materia de carne vacuna y se separan de los de la carne de cerdo, “Los valores que hoy está pagando China se sitúan entre un 40% y un 50% por sobre los valores pagados un año atrás, superando en algunos casos incluso los últimos récords conseguidos allá por noviembre de 2019”, remarcó este informe.
Los principales beneficiados con esta demanda son tres países: Brasil, Argentina y Australia. Internacionalmente se estima que -de todos modos- su mayor oferta en 2022 (unas 170 mil toneladas adicionales) no podrá hacer frente al crecimiento de la demanda desde China, que sería de 250 mil toneladas el año entrante.
Brasil, por ahora, ha sido suspendido del mercado por algunos casos de Vaca Loca atípicos, que todavía debe subsanar. Con Australia, en tanto, China mantiene un conflicto comercial y político. Estados Unidos, en tanto, tendría una ligera caída en su saldo exportable.
“La Argentina se enfrenta a una oportunidad excepcional para capitalizar este escenario, de cara ya al próximo ciclo comercial”, concluye con lógica el informe del Mercado Ganadero.
Sonamos, Don Inodoro.