Soñadores en la Argentina sobran. El productor cordobés Pablo Bruna es uno de ellos, sin duda, porque ha puesto en marcha un proyecto para elaborar diferentes productos lácteos pero a base de leche de búfala. Pero además esos animales, de los cuales conoce mucho, serán alimentados en cierta parte del año (cuando no haya disponibilidad normal de pasto) con forraje hidropónico producido bajo invernadero.
Pablo cuenta, para arrancar, con un plantel de 25 búfalas de raza mediterránea. También con un pequeño campo en Agua de Oro, una apacible localidad ubicada a solo 44 kilómetros de Córdoba Capital. Ya inició el armado de un tambo para ordeñar esas búfalas. Su propósito es aprovechar la leche para elaborar con ella varios productos, como yogur griego, dulce de leche y la famosa burrata, que es la mozzarela de leche de búfala.
La Argentina cuenta con varias experiencias previas en este tipo de actividad. La leche de búfala tiene pros y contras para la elaboración. Por caso, tiene un ciclo de vida muy corto, que obliga a su rápida industrialización. Pero a la vez es una leche con un alto tenor graso, cercano al 9%. Cada animal, en el planteo ideado por Bruna, se ordeña una sola vez por día, y se obtienen de 4 a 8 litros de leche, que equivalen a unos 27 litros (por su contenido de sólidos) de una vaca lechera.
Mirá la entrevista completa con Pablo Bruna:
“El drama de esto es que no duran en el tiempo, tienen un vencimiento muy corto y se complica la comercialización. Tiene que ser en lugres muy cercanos, no hay tiempo para la logística.” aclara Bruna a Bichos de Campo. Por eso su proyecto está enclavado tan cerca de la ciudad de Córdoba, sobre las llamadas Sierras Chicas.
Bruna, en esto de la producción de búfalos (participa además en otro proyecto productivo en Catamarca, del cual ya daremos información), trata de no dejar cabos sueltos. Por eso ya está en busca de una solución para la alimentación de sus búfalas, inclusive en épocas invernales cuando no hay pasto disponible. Por eso su proyecto incluye la producción de forraje verde bajo el sistema hidropónico.
-Es raro porque todos imaginamos al búfalo en un entorno silvestre. ¿Cómo pensás mezclar la hidroponía con los búfalos?
-El búfalo es muy fácil de domesticar. Y es lo que nos da una seguridad a la hora del tambo y también con la hidroponía. La ración que le vamos a dar en el momento del tambo, se lo vamos a construir nosotros haciendo este forraje hidropónico en un sistema cerrado dentro de un invernadero. Nosotros calculamos qué ración por día le tenemos que dar en el momento del tambo y esa ración la sacamos del forraje hidropónico.
-Queda claro: Vas a producir hidroponía intensiva con semilla, que germinen en bandejas, para luego tener panes de forraje. ¿Pero los búfalos aceptan ese tipo de suplementación?
-Perfectamente. Tenés muchas ventajas con la hidroponía. Con la semilla le das mucha proteína y además le das forraje. Con pocos metros cuadrados tenés la posibilidad de producir y salís de lo que es el tema de la logística de traer los alimento, el núcleo y todo eso.
De las 25 búfalas, Bruna explica que van haciendo una secuencia para incorporar de a cinco animales al tambo, para que se familiaricen con el ordeño hasta el punto de domesticarlas. “Son dóciles, son muy fáciles de domesticar y la verdad que no tenés ningún tipo de inconveniente”, define, convencido de que su plan va a funcionar a la perfección. Soñó con eso y ya está manos a la obra.