El “fideicomiso cerealero” instrumentado por el gobierno nacional contiene un apartado que, en los hechos, representa una suerte de burla para los empresarios agrícolas argentinos.
El fideicomiso, destinado para subsidiar a las empresas molineras y fábricas elaboradoras de fideos secos, se alimentará con aportes provenientes de las exportaciones de trigo pan y maíz, los cuales no podrán exceder –según detalla la norma– un valor superior al 1,0% del valor FOB.
Pero la norma en cuestión indica que también deberán realizar aportes las exportaciones de fideos secos y harina y afrechillo de trigo.
Sin embargo, aclara que tales productos solamente comenzarán a realizar aportes una vez que se supere el volumen anual de exportación de un millón de toneladas de harina de trigo, de 400.000 toneladas de afrechillo de trigo y 50.000 toneladas de fideos secos.
En 2021 se exportaron 577.223 toneladas de harina de trigo por un valor FOB de 190,5 millones de dólares, la mayor parte de la cuales se destinaron a Bolivia, Brasil y Chile, según datos oficiales (Indec).
¿Y de pastas secas cuánto se exportó en 2021? Un total de 21.344 toneladas por un valor FOB de 12,6 millones de dólares. La mayor parte de los envíos se destinaron nuevamente a países limítrofes (especialmente a Chile).
¿Y de afrechillo de trigo? En 2021 se vendieron en el exterior 262.854 toneladas por un valor FOB de 38,8 millones de dólares, la mayor parte de los cuales fueron enviadas a Arabia Saudita para alimentar seguramente a camellos.
Está claro que las cifras establecidas como límite son inalcanzables en la actual coyuntura, de manera tal que, en los hechos, los fideos secos, la harina y el afrechillo quedan fuera de la obligación de realizar aportes destinados al fideicomiso.
La pregunta que queda por responder es porqué se incluyó a esos tres productos en el texto de estructuración del fideicomiso si en los hechos no van a realizar aporte alguno, dado que, con los límites determinados, quedaron exceptuados de la medida.