Hace poco más de 40 años la familia Bouzón levantó en San Pedro uno de los viveros más completos con que cuenta esa localidad del norte bonaerense, a la que Bichos de Campo ha bautizado “tierra de viveros” porque cuenta con más de 150 establecimientos de ese tipo.
Aunque el de la familia Bouzón fue bautizado como Los dos pinos, en el establecimiento se crían todo tipo de plantas: desde curiosas ornamentales para cubrir la demanda de los más exigentes paisajistas hasta árboles nativos de menor presencia en el país. Allí casi todas las especies, sin hacer distinción de tamaño o destino, ocupan unas 60 hectáreas de campo, entre propias y alquiladas por la familia.
Para el cumplir con el cometido de su padre, de no detenerse en el camino hasta logar la excelencia en el servicio que ofrecen, la joven Romina Bouzón y sus dos hermanos han llevado el vivero a convertirse en una especie de shopping botánico, al que acuden personas de distintas partes del país en busca de plantas para decorar sus hogares, cubrir con árboles la vereda de una ciudad o renovar un monte de frutales.
“Mi papá, Ricardo Bouzón, fue quien quien inició el vivero con una pequeña producción de jazmines, rosales y sobre todo frutales. Después, con los años, su punto fuerte fue el de los frutales de carozo y pepita con una muy buena variedad y calidad excelente, por la que se destacó en sus primeros años. Él se volvió un fanático de las plantas y de la producción y un obsesionado por cada cada vez mejorarse en la calidad y en la atención al cliente”, contó Romina a Bichos de Campo, actual responsable de venta en Los dos pinos, visiblemente orgullosa del camino que inició su padre.
Si bien en este vivero, las variedades de plantas responden a la demanda de los clientes, al punto de personalizar algunas producciones, los Bouzón también se muestran comprometidos con el medio ambiente y dedican una cuota de sus cultivos a mitigar el impacto del cambio climático.
Mirá la entrevista completa a Romina Bouzón.
“Nosotros vamos siempre investigando que hay de nuevo, que es lo que más se está usando en el mundo del paisajismo o qué plantas dan más resultado en determinada zona, por ejemplo, en barrios de nuevos loteos. Pero acá abundan los frutales, arbustos de cerco, ornamentales para todo lo que es decorativo, herbáceas, gramíneas y plantas nativas. Después hacemos todo lo que es plantas para macetería, porque hay mucho desarrollo de paisajismo en balcones y terrazas verdes. También nos especializamos en todo lo que es enredaderas y estamos trabajando ahora también con plantas tropicales”, detalló.
Sobre la producción de plantas nativas, precisó Romina: “Hace más de cinco o seis años que las estamos produciendo, hay gran demanda por el tema del cambio climático. Creo que estamos todos produciendo la mayor cantidad de nativas que podamos”.
Sin embargo, fue en pandemia que en el vivero Los dos pinos se dieron cuenta que en esta actividad no se puede descuidar ningún detalle. Por eso quienes visitan el área de ventas -un predio de unas 5 hectáreas con plantas en maceta y bajo cubierta- tienen la posibilidad de llevar a su casa desde el sustrato hasta el contenedor más adecuado para la planta elegida.
“Nos pasó que venía mucha gente a pasear porque San Pedro era como un lugar donde podía venir a dispersarse un poco. Entonces llevaban la plantita, pero le faltaba la maceta, la tierra y demás. Y bueno, a través de esa demanda empezamos a incorporar estas cosas porque está bueno darle el servicio completo”.
“Hoy en día venís al vivero y si te quieres llevar un frutal y ponerlo en maceta, tenés la leca, tenés la tierra y también tenés el asesoramiento. Y si necesitas que te lo plante te consigo las mejores chicas para que te lo planten. La idea es hacer un buen surtido para que el cliente pueda venir y elegir”, explicó la especialista en venta.
Además de haberse mimetizado con las ventas y vivir buscando la rentabilidad del emprendimiento familiar, Romina no ha olvidado que mamó la pasión por el viverismo desde muy chiquita. Incluso recuerda que regresaba del colegio y se ponía ayudar a su madre en las labores de un invernadero de semillas que celosamente cuidaba. Ahora, después de quedar abandonada por un largo tiempo, ella retomó esa actividad.
“Mi mamá hacía todo lo que era producción de semillas y gajito cuando nosotros éramos chiquititos. Recuerdo que íbamos al jardín o al colegio y el resto de las horas era acompañar a hacer su trabajo. Para nosotros era un juego, pero en ese juego fuimos aprendiendo un montón de cosas que hoy en día aplicamos. También fue en pandemia después de muchos años que volvimos a incorporar esta producción”, precisó la productora.
La nostalgia de Romina y la destreza de su hermano ingeniaron agrónomo devinieron en otro servicio en Los Dos Pinos. “Con mi hermano, que estudió ingeniero agrónomo y también tenía muchísimos conocimiento, nos completamos y empecemos a ver qué podíamos producir, con menos margen de error. Hoy ya contamos nuevamente con las dos etapas de producción propia de semilla y de gajo. Haber vuelto a eso, para nosotros fue genial”, celebró.
-¿Entre tanta variedad, hay alguna planta que se vende más que otras? ¿Qué es lo que más piden los clientes que vienen acá?-le preguntamos.
–Eso depende y varía con el tipo de cliente. Por ejemplo, si me decís que es más lo que se vende masivamente te diría árboles de sombra y arbolado urbano, porque nosotros somos proveedores de ministerios, municipios, barrios cerrados, de paisajistas y hasta particulares. Después, en segunda categoría te diría que plantas de cerco, porque la urbanización se está disparando. Se están haciendo lotes por todos lados y bueno se necesita el cerco perimetral y árboles de sombra. En tercera categoría creo que están los frutales. Nosotros vendemos mucho para el gobierno de la provincia y hay muchas cooperativas, colegios agropecuarios que están plantando muchos montes frutales. Creo que esas serían las tres primeras categorías, las más vendidas.
Sin embargo, en este vivero, no todo es color de rosas y la mano de obra es un “problemón”, según definición de Romina. “Cuesta mucho encontrar gente que tenga ganas de aprender. Tenemos un un plantel ya fijo que son unas 10/12 personas y después tenemos los chicos que contratamos por sindicato, que son temporales, nada más. Por ejemplo, cuando tenés temporada que tenés que carpir, por ejemplo, ahora en verano, vas a buscar gente al sindicato y a veces necesitás hasta 30 personas para la producción a campo.
-¿Con este problema de la mano de obra, tenés temor de perder algunas de las actividades específicas del manejo de un vivero?
–Yo te diría que todo el vivero tiene una parte muy calificada, desde la planta que cultivas a campo, que si son árboles que tenés que tornear, desbrotar, encañar, armarle la copa, injertar… Hay muchas cosas que vos si no las enseñan y las personas no tienen ganas de aprenderlas, no se pueden hacer. Después en plantas envasadas también hay especializarse porque pasaron un par de meses y hay que ir armándola porque si la dejas se cae por un costado. Pero tampoco es podar así nomás, tenés que saber. Entonces, yo creo que va mucho también en el que el empleador capacite al personal, pero después está en el personal que tenga ganas que lo capaciten. Tenés como un ida y vuelta y eso está muy difícil.
-¿Cuánto puede ayudar la tecnología en un vivero?
–Hoy en día, si tenés que hablar en invierno todo lo que es cultivo bajo cubierta es necesario porque las heladas son cada vez más fuertes. Entonces las plantas que siempre las teníamos afuera o bajo media sombra, se pela un poco y después no brota. Después el sistema de riego en verano, porque ahora ya nos ampliamos tanto que hay que planificarlo muy bien, por eso optamos por un sistema de riego automatizado. Ahora es todo riego por bomba y son todos manuales, son por sectores de distintas perforaciones y a medida que va cambiando la rotación de de riego vas encendiendo las bombas por distintos distintas zonas.
Sobre la necesidad de mejorar la infraestructura para los sistemas de riego, subrayó Romina. “Sería bueno tener mejor acceso a paneles solares para administrar un poco más el tema de la energía, porque acá en electricidad gastamos muchísimo por tantas bombas. En el verano están funcionando 24 horas en todas las semanas. El año pasado tuvimos un verano muy seco y no daban abasto las bombas, tuvimos que regar todo con manguera de goteo, con tanques de 2.000 litros y tirar todas las mangueras de goteo, surco por surco, fue una locura.
“Nosotros nunca jamás lo hicimos y el año pasado tuvimos que hacerlo, la verdad que se gastó muchísimo y tuvimos que sacar varios préstamos con unas tasas que no estaban muy buenas, pero lo teníamos que hacer o era perder una gran producción de todo lo que habíamos plantado. Estaría buenísimo que nos den una tasa un poco más beneficiosa para todos los que estamos invirtiendo y tenemos el clima como un atenuante, terminó diciendo Romina.