Después del pico de precios que se dio en la semana de la asunción de Javier Milei, los precios de la hacienda para faena retrocedieron entre 15% y 20%. Pese a esa caída, que los matarifes y frigoríficos justifican en las dificultades para la venta de carne, los valores del ganado vacuno y del alimento en la góndola en diciembre subieron mucho más que la inflación. Los mismo sucedió en el acumulado del año.
Está claro que si la cadena ganadera tiene una fortaleza es en el consumo interno. La demanda local no solo es inelástica, se banca todo. Se queja de las subas, pero no resigna su consumo ni deja de pagar precios más altos. Comer carne en Argentina tiene muchos significados. Por eso no es un producto más de la canasta alimenticia y por eso tolera tales subas.
En diciembre pasado, la inflación fue de 25,5%, de acuerdo con la medición del INDEC. Pues bien, el asado aumentó 43%, la picada 34%, la paleta 38%, el cuadril 43% y la nalga 40%.
En todo 2023, la inflación minorista fue de 211%. Pero el asado aumentó 315%, la picada 350%, la paleta 330%, el cuadril 345% y la nalga 330%.
En tanto, la hacienda para la faena aumentó en porcentajes similares. En diciembre el novillo promedió en el Mercado de Cañuelas los 1400 pesos por kilo vivo, lo que significa una suba respecto de igual mes de 2022 de 324%.
De nuevo: El novillito se pagó a 1.626 pesos y tuvo una mejora de 365%. Las vaquillonas promediaron 1.379 pesos, y el aumento fue de 310%. Las vacas tuvieron un precio de 1.000 pesos con una suba de 312%.
Es decir que la hacienda para faena aumentó 60/70% más que el promedio de precios de la economía y esto a pesar de que la faena fue altísima. Llegó a los 14,5 millones de cabezas, el nivel más alto desde la liquidación de 2009.
Esa suba del ganado para la faena se replicó en el precio de la invernada. Los terneros que venden los criadores, el primer eslabón de la cadena ganadera, se pagan ahora entre 1700 y 1800 pesos por kilo vivo, cuando un atrás valían entre 350 y 400 pesos. La mejora fue de 350%.
Pero no todas son rosas, la cría este año tuvo que soportar una seca feroz que le hizo perder plata y productividad lo que se superó en la primavera. El recriador no tuvo pasto. El feedlotero perdió plata todo el año y el consumidor convalidó subas muy superiores a la inflación y mucho más altas que la recomposición salarial.
La incógnita es cómo evolucionarán en 2024 la producción, que es estima será menor por la mayor retención de criadores y recriadores que volverían al ruedo. Otra gran duda es hasta dónde tolera subas la demanda doméstica, que tendrá menos carne a disposición también por la mayor competencia de la exportación que tendría mejores condiciones para exportar a partir de la devaluación.