El mes pasado los ganaderos enviaron 1,1 millón de animales a la faena de acuerdo con la estadística publicada por el Senasa, que registra los movimientos de hacienda con destino a frigoríficos.
El volumen es 6,8% inferior al de igual mes del año pasado, y además 8% menor al dato de marzo de este año. Va en línea con el promedio de reducción de la faena del primer trimestre de 2024, que fue de 7,5%.
Suponiendo un peso medio de 227 kilos para esa faena de abril, se habrían producido 257.000 toneladas de carne vacuna. A la vez, estimando exportaciones por al menos 80.000 toneladas, al consumo interno le habrían quedado 44 kilos por habitante, y así se recuperaría algo desde el piso del mes pasado, que fue de 40 kilos. Hay que esperar a conocer el dato del total despachado al extranjero para precisar esos números.
Lo que sí se sabe es que los envíos a faena de vacas son los que más cayeron entre todas las categorías vacunas durante el mes pasado.
En abril se mandaron a faena 253.000 vacas. Eso significa 19% menos que en igual mes del año pasado, pero vale insistir con que el dato del 2023 estaba inflado por el efecto de la sequía que dejó a los campos sin pasto para pasar el inverno. En este año, en cambio, las precipitaciones permiten evitar la liquidación y pensar en la posibilidad de la retención de hembras.
Por otra parte, en el acumulado de los primeros 4 meses del año la faena de vacas se redujo 10%, por encima del promedio general acumulado que fue 7,8%.
Otro dato relacionado con esta cuestión es que el mes pasado la faena de hembras fue de 520.000 animales, el 47% del total, cuando en abril del 2023 había llegado al 50%.
La intención de los productores es retener hembras, pero por ahora apuntan a quedarse con terneras de la propia producción y quizás salgan comprar vientres con más genética en la segunda parte del año, cuando se den los remates de reproductores.
Por ahora los precios de las vaquillonas preñadas no reaccionan. En promedio se venden entre 750 y 780 mil pesos. El precio es bueno, ya que el año pasado, en las peores épocas cuando había mucha oferta y poco campo se vendían a la mitad.
Estos buenos valores actuales se deben más al estancamiento del dólar que al interés de la demanda, que sigue expectante a la espera de mayores definiciones de parte del gobierno respecto de la tendencia macroeconómica. Ganas de invertir en ganadería nunca le faltan a los productores, pero sin competitividad exportadora y sin un consumo pujante se redujo el ingreso a la cadena y con ello el derrame a la cría.
Dejen de mentir caraduras!!!
No hay ventas por el aumento descontrolado y la caida del poder adquisitivo!