El esquema productivo argentino debe enfrentar una alta presión impositiva, sumado a la reciente suba de los derechos de exportación tras la asunción del actual presidente Alberto Fernandez, el aumento de costos y bajos precios en términos históricos de los granos. Así lo describe un informe de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), en el cual se evalúa el índice de viabilidad de los cultivos que mide el rinde esperado en cada zona y el rinde posible.
“Como está la situación, los números cierran ajustados”, dijo a Bichos de Campo Federico Bert, responsable del área de Investigación y Desarrollo de CREA, y agregó que antes de la suba de las retenciones “teníamos una diferencia de 10% entre el rinde esperado y el de indiferencia, el cual luego bajó a 6% a nivel general; pero cuando se pone la lupa en zonas alejadas de los centros de demanda, los rindes esperados ni siquiera alcanzan a los de indiferencia”.
Según Bert calculan que “de 250 partidos que hay con soja, unos 203 quedan cerca o por debajo de la línea de flotación, y si bien en la macro esta cosecha podría dar un número bueno, si miramos la micro, la situación no lo es”.
Escuchá la entrevista completa realizada a Federico Bert:
A partir del informe se deja en evidencia que hay un desincentivo ambiental para plantear rotaciones equilibradas y sostenibles, pero por sobre todo, que en el negocio agrícola hoy los números están finos por dos factores: “por los precios de los granos que están históricamente bajos para soja, maíz y trigo, a pesar de que pasó un veranito, y porque aumentaron los costos, principalmente en soja. Esto tiene que ver con lo que pasó en los últimos años con las malezas tolerantes”, agregó el referente de CREA.
El agravante es que los sistemas de control de malezas con variedad de fitosanitarios son cada vez más costosos, por eso en los últimos años se apuntó a encontrar respuesta al problema en el manejo, mediante la incorporación de alternativas productivas tales como los cultivos de cobertura.
En ese sentido Bert explicó: “Hay una búsqueda continua de buenas prácticas y alternativas al uso de fitosanitarios, no solamente porque las que veníamos usando ya no tienen el efecto que tenían, sino porque tomamos nota de la necesidad de amortiguar el impacto de los modelos que hasta acá nos dieron buenos resultado productivos”.