En el mes de junio, una noticia del escenario internacional generó asombro y preocupación en el sector ganadero mundial. En Irlanda, un proyecto estatal planteó la posibilidad de desarrollar un plan para bajar el stock bovino en ese país, a través del sacrificio de 200.000 vacas en un lapso de tres años. El objetivo final sería disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir con los compromisos climáticos establecidos de cara al 2030. A esa propuesta se sumaría la entrega de incentivos económicos a productores, para que destinen recursos a la producción de alimentos de origen vegetal.
¿Es este camino extremista la verdadera solución a los fenómenos climáticos que acontecen cada vez con mayor frecuencia? ¿Son las vacas las responsables de todos nuestros males? Para Darío Colombatto, experto ganadero del Conicet y docente de la cátedra de Bovinos de la Facultad de Agronomía de la UBA, la discusión en esos términos se vuelve reduccionista y es importante comprender todo el ciclo productivo.
Durante una entrevista con Bichos de Campo, Colombatto se propuso desandar ese camino.
“Los rumiantes y las vacas tienen una condición que las hace únicas, y es que puede, a través de una ‘unión transitoria de empresas’ con microbios que tienen dentro del rumen, fermentar la celulosa. La celulosa es el carbohidrato más numeroso del universo, o por lo menos del planeta Tierra como lo conocemos. Es lo más abundante que hay y las vacas son capaces de transformar ese carbohidrato en proteína de altísimo valor biológico. Entonces, primero que nada, las vacas aportan un beneficio en esa transformación, sobre todo de pastizales naturales, que si no nadie más hubiera usado”, explicó el investigador.
¿Cuándo es que se empieza a apuntar con el dedo acusador a las vacas entonces? Durante un “colateral” que ocurre en eso proceso de transformación.
“Yo me voy hasta la Corte de La Haya a discutir que las vacas son las responsables. Adentro del rumen, son los microbios -que están viviendo de ocupas adentro del rumen de la vaca- los que emiten el famoso metano. ¿Qué es el metano? Un gas que se produce como resultado del metabolismo del microbio. ¿Qué hace el microbio? Captura la fibra para obtener energía, captura nitrógeno que viene de la proteína de los pastos y como resultado, quedan hidrógenos”, señaló.
“Si ese hidrógeno se acumulase en el rumen, la vaca sería una bomba de hidrógeno autopropulsado y volaríamos en pedazos. A cada rato habría una explosión de vacas. Entonces, gracias a Dios, existen unos microbios que son más primitivos, que se llaman archaeas, que capturan ese hidrógeno y lo transforman en metano. Con una sola molécula la vaca eructa por la nariz en un 90% y sin ruido. No son cuetitos. Los gases son un 10% o menos. Es todo eructo nasal”, agregó a continuación.
Ese gas liberado, el Metano, que es el más señalado por los ambientalistas, en efecto posee un poder calorífico muy superior al dióxido de carbono. Si se realiza una equivalencia, el metano es 28 veces más caliente que el dióxido de carbono. Sin embargo, lo que no se toma en cuenta por lo general, es que el gas emitido por la vaca dura solamente entre 10 y 12 años en la atmósfera antes de oxidarse nuevamente a dióxido de carbono.
“Es un ciclo. La planta vía fotosíntesis captura ese carbono. La vaca se come la planta y eructa. En diez años se convierte en carbono de nuevo. Siempre hay dióxido de carbono de la oxidación de metano a la atmósfera. La vaca vuelve a comer ese pasto que creció gracias al dióxido de carbono que capturó y vuelve a reiniciar el ciclo”, detalló Colombatto.
Y es en ese mismo ciclo donde se encuentra la solución a esas emisiones.
“Si yo soy capaz de capturar carbono por intercepción de la luz, de generar más fotosíntesis y capturar el dióxido de carbono que está en la atmósfera, habrá más producción de pasto, mejor manejo del pastoreo con las vacas y las vacas eructarán menos metano. Yo sería capaz de enfriarte el planeta con las vacas porque ese ciclo lo estaría acelerando de forma tal que cada vez haya menos metano en la atmósfera”, afirmó el especialista.
¿Y entonces no son verdad las mediciones que suelen hacerse y que demonizan a los bovinos? Colombatto es de los que considera que esta acusación contra la ganadería trata de esconder a la verdadera responsable del cambio climático, que son las quemas de combustible fósil.
“Como criador de vacas yo no tengo una responsabilidad sobre las emisiones que vienen de combustibles fósiles. Yo no estuve haciendo el fracking o sacando el petróleo. En mi cuenta meteme solamente lo que emite el metano, pero comparado contra lo que captura” la propia actividad agropecuaria, reclamó Colombatto.
En este sentido, el investigador sugirió un camino para ajustar el ciclo ganadero y lograr ese proceso positivo de captura, el famoso balance neuto o positivo.
“Hay que ajustar nuestro método de manejo para resignar edad pero no peso en un novillo. ¿Qué quiere decir esto? Seamos eficientes en el rubro cría. El problema de Argentina en ganadería es el mismo que en Canadá, el 85% de las emisiones de metano o de gases de efecto invernadero en el ciclo de vida están en la cría y en la ineficiencia de la cría. El problema son las vacas que no dan terneros, que están un año conmigo en el campo emitiendo metano, sin darme nada a cambio”, indicó.
En ese sentido, Darío consideró que “si yo soy capaz de ayudar al productor a que tenga más terneros por cada 100 vacas, y a esos terneros los alimento bien de forma tal que estén gordos para faena en menor tiempo pero con los mismos kilos, yo voy a ser capaz de bajar mi huella, entendiendo huella como la cantidad de emisiones que hace ese animal a lo largo de su vida, sin resignar kilaje”, argumentó.
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-Si nos ponemos en abogado del diablo, te diría que vos hablás de pasturas y del carbono que ellas capturan, pero en Argentina las vacas comen granos como maíz y soja.
-Buenísimo punto. La vaca de cría consume principalmente pastizales naturales y algunas tienen acceso a pasturas o praderas. La vaca argentina, la hembra que está puesta en cría, difícilmente conozca algo de grano en su vida, salvo en la etapa en que es vaquilla o ternera, cuando está siendo recriada para colocarla con el toro por primera vez. La categoría hembra consume pastizales naturales que no tienen costo de oportunidad para agricultura. Los novillos, en cambio, sí. El 70% de los novillos se terminan en un sistema de confinamiento, un feedlot. Son 90 días en un ciclo que si por mí fuera, si yo pudiera diseñar el sistema ideal, duraría dos años en total. En dos años de vida del animal, solo los últimos dos o tres meses estaría el animal en un corral.
-¿Con lo cual, la mayor parte de su vida un bovino come pasturas que capturan carbono?
-Claro. En nuestros modelos, que trabajamos con muchos en Argentina, en Uruguay y en Paraguay, tenemos un 90% de consumo de pasto y un 10% de grano, porque es muy cortito el período en el que los animales comen grano. Y cada vez es más corto. Si yo mejoro la alimentación durante la etapa de crecimiento y voy comiendo un poquito mejor, me voy poniendo gordito más temprano. Así va a llegar más rápido a su punto en donde la cantidad de grasa es suficiente para faena. A partir de ahí empieza a perder plata porque hacer grasa cuesta cuatro veces más que hacer músculo.
-Por eso el proceso dura dos o tres meses, para no desaprovechar la inversión de granos.
-Totalmente. Empezás a pesificar granos a tasa negativa. Vos empezás a darle maíz, que vale en dólares, a un novillo que lo voy a vender en pesos y que no tengo opción de dolarizar. Yo no puedo pegarme un tiro en el pie teniendo a los animales más tiempo de lo que corresponde, porque va en contra de mi interés económico. Y los productores podemos ser de todo pero tan tontos no.
-¿Entonces no hay que matar vacas como solución al cambio climático? Pero en la Argentina falta mucho para ganar eficiencia.
-Falta mucho para ganar eficiencia y si matáramos las vacas empezaríamos a tener un montón de problemas. Contrario a lo que la gente cree, matar vacas disminuiría la biodiversidad. Cuando defeca, porque algo tiene que defecar, no solo recicla nutrientes como nitrógeno y fósforo, sino que también empiezan a crecer un montón de larvitas de ese famoso escarabajo estercolero, y después vienen pajaritos que comen esas larvitas. Son pajaritos que no estaban si no estaba la vaca, porque no estaba el alimento que era la larva. Y ese pajarito a su vez va a poner huevos, y esos huevos van a ser consumidos por otro pajarito, seguramente un ave rapaz. ¿Quién era la clave ahí? El herbívoro.
A continuación, Colombatto añadió: “Si vos sacás los herbívoros de ecosistemas como hicieron en las sierras de Córdoba o en Río Negro, bajaste la cantidad de herbívoros, empieza a crecer el pasto, ese pasto se seca y es un fantástico combustible para los incendios que nos azotan todos los años. No saquemos las vacas de golpe, basados en una peregrina idea de que vas a bajar la huella, porque vas a vas a quedarte sin proteínas de altísimo valor, va a bajar la biodiversidad y vas a tener incendios en todos lados”.
-De hecho, los incendios en el Delta tienen mucho que ver con el retroceso de muchas actividades tradicionales allí, entre ellas las ganaderas.
-Totalmente. Y lo mismo pasó en Río Negro. Después de que hubo sequía, bajaste la carga animal, vinieron las lluvias, creció el pasto, no estaba el animal y se armaron esos incendios. No prohibamos, salvo zonas protegidas con criterio, y por suerte tenemos mucha gente con buen criterio. Tenemos funcionarios de carrera que son excepcionales. Preguntémosles a los ecólogos no ideologizados cómo es esto de la biodiversidad, y cómo el herbívoro y su interacción con las plantas nos ayudan a promover biodiversidad y a capturar más carbono. Una planta que crece y se seca, deja de capturar abono. Una planta que es defoliada, o sea que viene un herbívoro y la pastorea, empieza a crecer. Y como crece captura carbono.
Es una discusión entre dementes con preguntas disparatadas. Menos mal que no depende de ustedes la solución del problema climático
Lo único que parece disparatado es intentar analizar el asunto desde el fanatismo de ideologías provenientes de aquellos países responsables de la brutal emisión de CO2 responsable del efecto invernadero. Antes que asumir su responsabilidad, de reducir su despilfarro buscan como culpables a las vacas. Eso es lo disparatado.
El stock planetario de rumiantes vive y muere reciclando carbono biológico sin siquiera merecer atención frente a los verdaderos responsables: petróleo y carbón cuyo carbón, pertenece al ciclo FÓSIL y CERRADO del carbono.
Las vacas en èsto, no tienen nada que ver,
Es absurdo culpar a animal alguno de los desastres que hacemos los humanos.
La tierra desde sus orígenes estuvo poblada por rumiantes y eso no generó ningún desequilibrio climático. Con ese argumento de que los herbívoros son los culpables, Africa entonces sería un continente a sanear para liberarlo de los elefantes, jirafas, cebras, antílopes, etc
Me parece que la solución tampoco es echarle la culpa al combustible fósil por 3 razones: 1) porque hasta ahora todo país que se ha industrializado lo ha podido hacer gracias a ese combustible -tampoco caigamos en la boludez de romantizar a “la vaquita” y demonizar a la industria-; 2) porque no todos los combustibles fósiles tienen la misma huella de carbono (el “gas natural”, que justamente es metano, deja mucho menos dióxido de carbono que los derivados del petróleo); 3) porque las tecnologías están haciendo mucho más eficiente la energía apeovechable de estos combustibles. La cuestión en definitiva es que se nos quiere hacer pagar “la cuenta” del efecto invernadero a todos los países, cuando los responsables son los países desarrollados o potencias en vías de desarrollo.
Muy interesante el planteo pero lástima que al final se pretenda incluso concebir a los bovinos como parte del ecosistema natural original. Eso es ya pasarse de la raya del sentido común científico. Y no neguemos que una población futura volcada a una dieta mayoritariamente vegetariana/vegana con la consiguiente reducción gradual y definitiva de animales criados y faenados es muchísimo más eficiente y sustentable globalmente, más allá de cuestiones morales, y de inevitables intereses económicos particulares.
El sentido común científico difícilmente sostenga eso de un único “ecosistema natural original”. Como se dijo más arriba los rumiantes (de los cuales los bovinos son parte) se desarrollaron en determinados ecosistemas como las sábanas africanas. Los 8000 millones de habitantes plantean distintos problemas para la sustentabilidad del planeta. Simplificar todo eso eliminando las vacas no los soluciona. Según información de satélites de la NASA, Argentina es uno de los pocos países Carbono neutro. Sea vegetariano/vegano por propia convicción no por ideología.