La cuarentena declarada para frenar el avance del coronavirus trabó la comercialización de tabaco y complicó a toda la cadena de pagos de esa producción regional, que se desarrolla en ocho provincias del norte argentino en involucra a productores de todos los tamaños.
“La campaña se atrasó 40 días”, explicó Sergio Parra, productor de Cerillos, cerca de la capital de Salta. Es que una vez que se cosechan las hojas del tabaco y se las acondicionan en las estufas, gran parte de los fardos se envían para la exportación, que se paralizó, mientras que el 20% de la producción termina en las fábricas de cigarrillos ubicadas en la provincia de Buenos Aires que por la cuarentena quedaron directamente paralizadas y recién podrán retomar su actividad en los próximos días.
Escuchá la entrevista con Sergio Parra:
Entonces, lo que sucedió en este año tan atípico es que los productores entregaron su tabaco pero no cobraron nada por el, ni saben cuánto van a percibir el dinero que les corresponde. En muchas provincias, como en Salta, incluso todavía no se reunieron las partes (oferta y demanda) para definir nada más y nada menos que el precio de venta. “Ya va siendo hora que se reúnan”, evaluó Parra.
El productor explicó que es necesario definir el valor y que sea en niveles acordes a la inversión que han realizado, para que se pueda encarar la próxima campaña tabacalera, para la cual ya comenzaron los preparativos. A diferencia de otros cultivos anuales, que tienen una fecha de siembra y otra de cosecha, en el tabaco se realizan largas tareas culturales, que extienden los picos de actividad durante varios meses del año.
“El tabaco es un cultivo que tiene un costo por hectárea de 300 mil pesos y en Salta hay 20 mil hectáreas plantadas. O sea que moviliza unos 6.000 millones de pesos, de los que 45% son mano de obra”, describió Sergio, que agregó que en el caso de las provincias de Salta y Jujuy, “el tabaco es la segunda actividad que genera más mano de obra, detrás del Estado”.
“¿Te imaginas la importancia de esta economía regional en Salta? Lo mismo pasa en Jujuy y Misiones. Pero al detenerse un eslabón se detiene toda la cadena”, advirtió Parra.
Después de 15 días entre a ver los fardos de tabaco . No quería ni mirarlos . Algún día lo venderemos pic.twitter.com/2EOQ7yw1ER
— Sergio Parra (@sergcer) April 3, 2020
Luego explicó que la actividad tabacalera es también importante para la recaudación fiscal, porque el 80% del precio de un atado de cigarrillos son impuestos. De esa suma, sólo “el 7% vuelve al productor a través del Fondo Especial del Tabaco (FET)”, aclaró. En los últimos días, el Ministerio de Agroindustria anunció el giro de unos 3.000 millones de pesos de ese fondo a las diferentes provincias, que luego se ocupan de la distribución del dinero entre varios programas o como compensación del precio a los productores.
Según Parra, entonces, “tener paralizada a la industria del tabaco implica una pérdida millonaria también para el Estado (que deja de recaudar). La situación es complicada porque tampoco recibimos el FET, o solo una parte, porque no se está recaudando”, ya que se frenaron las fábricas de cigarrillos y se complicaron las ventas.
Parra recordó que el año pasado cobraron unos 80 pesos por kilo de tabaco y aclaró que para esta temporada e habla de un incremento de 45%. Juzgó que no sería suficiente: “Con eso no cubrimos la inflación”, explicó.
Ante tantas dificultades y la presión social existente en torno al consumo de tabaco, como muchos otros productores, Sergio va buscando diversificar paulatinamente la producción. En su caso se decidió por el anís y la chía, pero además por el tabaco orgánico que vende a una empresa cordobesa exporta y comercializa en el mercado interno con la marca “Sayri”.
Parra explicó que el tabaco orgánico se paga un poco más, que lleva menos insumos pero es menos estable en cuanto a los rendimientos. Las cuentas finalmente dan resultados parecidos en ambos sistemas productivos. Por eso no puede todavía incrementar el área con tabaco orgánico, al que destina el 25% de la superficie que trabaja.
“Se está buscando la manera de reemplazar el tabaco a otros cultivos, pero lo que no se produzca en Argentina para hacer cigarrillo se va a hacer afuera y se va a perder en la provincia un montón de dinero. También tenemos todas las instalaciones y maquinarias, como las estufas que valen 15 mil dólares cada una. No es fácil decidir de un día para el otro no hacer más tabaco”, aclaró.
En el mismo sentido, recordó que esta economía regional “son 45 mil empleados y no hay cultivo alternativo que tome a esa gente”.
Parra agregó que “si hacemos cultivos alternativos colapsamos al mercado, entonces no es tan fácil el reemplazo. Además estamos a 1500 kilómetros de Buenos Aires. Imaginate que el flete es una locura y el ferrocarril no funciona como debería, por eso este es un cultivo que no tiene muchas alternativas”.