Sergio Mena preside la Cámara de Productores Agrícolas de San Juan, una de las más importantes de la provincia, con 170 asociados que hacen todo tipo de cultivos. En el ranking de los múltiples problemas que afrontan hay uno que es crítico: la falta de agua.
“Es el gran problema común a todos los productores sanjuaninos. Hace aproximadamente diez años que la provincia enfrenta una crisis hídrica”, dijo Mena a Bichos de Campo. En San Juan hay tres diques, uno muy antiguo y dos más recientes, los cuales en el último año se vaciaron. “Vemos un futuro muy preocupante”, expresó.
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“Llega muy poca agua o casi nula a las fincas y tomando en cuenta que el valle está dentro de una zona desértica, el riego es una actividad fundamental”, remarcó. Otro problema que enfrentan son los altos costos de energía que requiere el riego artificial y el deterioro de las napas freáticas de las cuales extraen el agua. “Nos preocupa no saber por cuánto tiempo más podremos sacar el agua de esta forma”, precisó.
En cuanto a la respuesta del gobierno nacional sobre si había un plan de contingencia para paliar esa situación, Mena dijo que “hay un permanente contacto con las autoridades”, pero, si bien manifiestan entender la naturaleza del problema, no reaccionan con la velocidad deseada por los productores.
“Tenemos una agenda en común, pero por ahí los tiempos de ellos no son los mismos que los nuestros. Hay montones de perforaciones sin usar y la idea es reactivarlas, pero hoy nuestros tiempos apremian; en San Juan estamos a quince días de comenzar con la campaña de los cultivos de invierno (como el ajo y las cebollas) y no tenemos agua. No tenemos una respuesta concreta con el tiempo que precisamos”, se quejó.
Mena recordó que en su momento supieron tener un buen financiamiento a tasa cero para la aplicación de riego por goteo y para realizar perforaciones, pero dijo que ahora eso estaba más frenado. “Hoy hay más burocracia para llegar a eso, pero sí hemos innovado mucho y tenemos mucha superficie hecha con goteo en la provincia. Hay un grupo de productores a los que les gusta innovar, pero esa tecnología requiere insumos en dólares que tampoco tenemos”, expresó.
Sin dudas que la crisis estructural hídrica se combina con una situación macroeconómica complicada y con un gobierno provincial que tampoco reacciona. “Estamos preocupados y ocupados en el tema, pero hay respuestas que no dependen de nosotros; desde ya que con esta situación se va a caer en superficie y productividad y, si seguimos adelante, por esa tozudez del productor, regaremos mal”, resumió.
Un dato para entender la gravedad de la falta de agua en San Juan: cerca del 50% de las 100.000 hectáreas productivas son parrales, con una vida útil de 30 a 40 años (a veces más), que no pueden dejar de ser regados, mientras que el 50% restante son olivos, cultivos que también necesitan un riego periódico.
“A esos cultivos no los recuperás en un año si volviera el agua. Hay toda una infraestructura que mantener y no es tan fácil reducirla porque, por ejemplo, yo tengo montón de superficies con contratos de alquiler por delante y personal a cargo; entonces no es tan fácil reducir la estructura de un día para el otro”, explicó.
No es menor la importancia productiva que ofrece el valle sanjuanino. “El año pasado se hicieron 2500 hectáreas de tomate y, si tenemos en cuenta que Argentina tiene que importar cada año entre el 25% y 30% de pasta de tomate desde China, porque nos falta, imagínate si la provincia dejara de cultivarlo. Sería catastrófico, y ni hablemos desde lo social”, enfatizó.
¿Y la política? “Sabemos que tenemos que convivir con otras actividades como la minera, pero pienso que deberían ponerse un poco más las pilas y sobre todo en este momento tan grave de crisis hídrica que tenemos”, concluyó.