Hace unos años, mi amigo Miguel me presentó a una socióloga en Capital Federal, que justo se estaba mudando a vivir a la provincia de Misiones. Me resultó curioso y le pregunté si se iba por trabajo, siendo que lo común en este país de interminables crisis es común que todos los del Interior migremos a Buenos Aires, como es mi caso. Pero ella me respondió: “voy a juntarme con mi gran amor: Sergio Alvez”. A partir de ese momento comencé a conocer a este valioso personaje que me hizo entender por qué aquella mujer dejaba todo por él. Ahora quiero compartir con ustedes todo lo que él hace con tanta pasión y talento:
Sergio Alvez tiene 40 años de edad y nació en Posadas, Misiones, provincia donde las culturas aborígenes se mantienen a flor de piel, porque sobreviven unas 120 comunidades originarias, de la etnia guaraní, y una multitud de colectividades de inmigrantes.
Sergio se reconoce “hijo de las fronteras”, parte de la esencia de su provincia. Se crió en un barrio ribereño viendo pasar a los junqueros y a los oleros, que son los fabricantes artesanales de ladrillos. Es periodista y escritor de cuentos y relatos de ficción que tienen una singular crudeza y belleza a la vez, de modo que podemos decir que une el amor con el espanto. Fue corresponsal de los pueblos del interior de su provincia, viviendo en muchos de ellos. Realizó junto a Joselo Schuap (músico, compositor y actual secretario de Cultura misionero) una gira en un viejo colectivo desde Misiones hasta Ushuaia. Todo eso lo enriquecido, para su profesión.
Hace poco Sergio escribió una semblanza llena de ternura sobre un encuentro de él mismo con su madre y Sergio Denis, cuando se enteró -el mismo día- del accidente del cantante, porque sus padres le pusieron Sergio, por el artista.
Ganó el segundo premio del Concurso de Crónicas “Alberto Morlachetti”. Escribe en las revistas Sudestada y El Furgón. Es responsable de contenidos de la Radio de la Universidad Gastón Dachary e integra el equipo de Comunicaciones del Ministerio de Cultura de su provincia, acompañando a nuestro amigo común Schuap, a quien muchos apodamos “el León Gieco misionero”.
En 2016 publicó el libro “Urú con otros relatos”, que tuvo cuatro ediciones y una versión audiovisual que se convirtió en una serie web de ocho capítulos dirigida por el cineasta misionero Elian Guerín y protagonizada por Nicolás García Hume, y que ganó un premio del Instituto Nacional de Cine.
“Es el derrotero de un escritor en busca de relatos de frontera. Sumergido en diversos escenarios rurales, selváticos y urbanos, el protagonista se cruza con historias de diferentes tipos de amores, de vínculos familiares y de trabajo, de la realidad de un urú en los yerbales, de sentimientos de opresión, libertad y… mucho fuego”, dice la sinopsis que figura en la presentación de la serie audiovisual:
Según cuenta el propio Sergio en esta nota, el urú era el operario que en el secadero de yerba mate estaba encargado de remover constantemente la masa de hojas de yerba que se secaban en el antiguo sistema de barbacuá, del que ya Rodolfo Walsh había escrito en 1965. Y el guaino, es el ayudante del urú. Tarefero, guaino y urú. Para muchos son apenas los “menchos”, los “mensú” de los yerbales y ellos siempre se han sentido los olvidados.
Selva, noche, luna, pena en el yerbal / El silencio vibra en la soledad / Y el latir del monte quiebra la quietud / Con el canto triste del pobre mensú. (El mensú, Ramón Ayala).
Escribió Santiago Morales acerca del libro de Sergio: “Libro valiente, heterogéneo y al final, libro de misterio para quienes esperaban encontrar, en el último relato, que da nombre al libro, al Urú, a un exótico pájaro que transita el verde paisaje. No es tan así. No hay pájaro, no hay bucolismo, no hay final feliz. Esa agradable sorpresa torna irónica la tapa (la de la primera edición, cuyo diseño es un pájaro colorido) para no olvidar que la belleza de la fauna de nuestro entorno esconde la crudeza de un submundo de explotación.”
Alvez, acaba de publicar un nuevo libro de relatos: “Descubiertero”, que presenta como sucesor de “Urú”. Explicó que la mayoría de las tramas están ambientadas en la provincia de Misiones. “Hay algunos personajes que aparecen nuevamente en este libro, pero son historias nuevas…”, indicó.
“El descubiertero, según define Hugo Amable en su imprescindible libro Las Formas del habla misionera, es el que busca determinadas especies de árboles en el monte. Se orienta rápidamente hacia el lugar en donde se encuentra cada ejemplar de la especie buscada, por distante que esté uno de otro, y por más oculto que se halle en la maraña. En mi libro, un descubiertero es, además, protagonista de un cuento”, explicó el periodista.
Cuando escribe notas periodísticas también lo hace con singular belleza y crudeza. Por ejemplo en su nota “Los Niños yunteros de la tierra roja”:
“Estamos en 2016. Recorrer cada pueblo, urbano o rural, de Misiones, permite darse cuenta del fracaso rotundo de aquel anhelo oficial de exterminar la explotación infantil: hay niños laboralmente explotados de punta a punta de la provincia”…
”Mientras tanto, el paisaje provincial, exhibe en todos sus rincones, a niños trabajando en los más diversos rubros: cosecha de yerba, venta de piedras preciosas u orquídeas, estibadores en el Mercado Central, peonaje y largos etcéteras. Como en El Niño Yuntero, de Miguel Hernández, parte de la infancia en Misiones empieza a sentir “la vida como una guerra, y a dar fatigosamente en los huesos de la tierra” y saber “que el sudor es una corona grave de sal para el labrador”.
“El niño yuntero es un niño demacrado por las horas de trabajo en el campo, entre las dos mulas que más bien tiran de él”, ha dicho alguien respecto del poema de Hernández que cita Sergio.
Tuve ganas de que Sergio me contara de los sabores misioneros que le apasionan, del tradicional Mbeyú y el moderno Mbeyú a la pizza, el Chipá caburé, ahuecado, que se hace a las brasas. También del Chipá guasú o torta de choclo, el borí borí, un guisado con bolitas de harina de maíz y carne; y que me recordara el Pacú o Dorado al queso azul que comían en el viejo puerto de Posadas, cuando el Ferry quedó varado y lo convirtieron en restorán. Pero él prefirió hablarme de que le duele que en su bendecida tierra, tan rica y fértil, donde germina con tanta facilidad una semilla, tantos paisanos suyos estén sumergidos en la pobreza.
A Sergio se lo puede ver acompañando una marcha de un pueblo reclamando y denunciando por no desaparecer, y hasta en alguna protesta fue llevado preso. Pero ese compromiso le ha dado la gracia y el honor de ser presidente de la Biblioteca Popular “Puerto Azara”, en un pueblo rural de la frontera sur de Misiones y de la que Schuap es padrino. Esto fue el resultado de una larga lucha de resistencia de ese pueblo para evitar que una gran represa se construyera.
Allí actualmente Alvez se encuentra coordinando un taller literario denominado “Todo escribe alrededor”, mientras que está escribiendo la historia de un desaparecido en democracia en Misiones. En medio de ese espanto, nos quiere hacer gozar de la belleza de su provincia, como es la poesía y la música del gran cantautor Ramón Ayala, creador del género musical “gualambao”, de reminiscencias guaraníticas, y que lo plasma con inigualable dulzura y cadencia en “Canto al río Uruguay”.