La Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales elabora un índice para medir el nivel de actividad en torno a la compraventa de campos, al que denominaron InCAIR, y que se elabora desde hace 125 meses. Arrancó en noviembre de 2013 (base 100), durante un pico de máxima actividad histórica. Once años después se ubica por debajo de la mitad de la tabla, en 45,5 puntos en la medición correspondiente a marzo pasado.
Y sin embargo, los socios de la Cámara están más que contentos, porque en algún momento (y con tantas crisis cambiarias a cuestas), su actividad estuvo a punto de irse al descenso. Ahora, en cambio, esos 45,5 puntos resultaron ser un “índice significativamente superior al mes pasado, reflejado en todos los aspectos de la actividad”.
¿Y cómo se confecciona ese indicador? Con los resultados de la encuesta mensual de actividad efectuada entre socios de todo el país; midiendo la cantidad de avisos publicitarios de campos en venta o alquiler en los principales medios gráficos de tirada nacional; la cantidad de anunciantes en la web de CAIR; las operaciones rurales realizadas en el periodo analizado; las búsquedas y consultas efectuadas por inversores y la cantidad de avisos comerciales en las principales plazas del interior del país.
La evolución de los últimos meses muestra el rebote que alegra a las inmobiliarias rurales y que coincide mucho con el cambio de gobierno:
INCAIR_MAR24 (2)
“A medida que transcurren los meses, el gobierno va consolidando el ajuste y el rumbo económico, generando una mejor sensación de estabilidad. De a poco, van apareciendo más consultas de inversores extranjeros. Continúa muy alta la demanda de campos agrícolas buenos y muy buenos. Luego de años de muy poca demanda, comenzaron a aparecer consultas sobre campos en zonas más marginales”, es la síntesis de la realidad de las inmobiliarias rurales.