Especialistas del INTA, con la colaboración de miembros de la Universidad de Zaragoza (España), realizaron un trabajo en el sur de San Luis para evaluar las relaciones que existen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) emitidas por bovinos y las diferentes sistemas productivos. ¿El resultado? Llegaron a la conclusión de que con mejores manejos es factible emitir un 30% menos de GEI, además, claro, de obtener una mayor producción de carne.
“Las diversas interacciones entre gestión productiva y emisiones de GEI dependen del tipo de sistema de producción, su manejo y gestión. Por ejemplo: pastoreo rotativo versus continuo, carga animal, controles sanitarios, asistencia técnica. Los valores de las emisiones dependen de la forma en que son expresadas y, además, es muy importante observar el momento de su análisis”, indicó María Isabel Nieto, investigadora del INTA Catamarca especializada en temáticas ambientales y ganadería en sistemas extensivos.
En la ganadería bovina, debido al sistema digestivo de los rumiantes, la fermentación del alimento consumido produce, como residuo, gas metano (CH4). Según indicaron desde INTA, esos gases, además de representar un problema para el ambiente, significan pérdidas para los productores, porque parte de la energía incorporada en el alimento se pierde en forma de ese gas y el animal no lo llega a asimilar.
El análisis, del que participaron Ramón Reiné y Olivia Barrantes de la Universidad de Zaragoza, se realizó sobre sistemas extensivos del sur de San Luis. Los resultados obtenidos luego de relevar 30 establecimientos, demostraron que en la región la ganadería bovina emite 22.277.872 kilogramos de dióxido de carbono equivalente sobre una superficie total de 107.954 hectáreas y con 13.288 animales.
Tales emisiones corresponden a un promedio de 742.596 kilogramos de dióxido de carbono equivalente por establecimiento. Sobre el total de las emisiones, el 84 % corresponden a metano por fermentación entérica.
“Si consideramos las emisiones por kilogramo vendido, los sistemas de cría más recría o recría resultan más amigables con el ambiente que los que realizan solo cría, siendo la categoría ‘toro’ la más sensible a las emisiones de gases. Un manejo moderado o muy buen manejo en los sistemas de cría conduce a reducir las emisiones de GEI”, aseguró Nieto.
Según concluyeron los investigadores, Argentina dispone de una gran variedad y diversidad de tecnologías factibles de ser adoptadas por los productores, y que podrían permitir una importante mitigación en las emisiones de GEI de estos sistemas productivos.