Luego de la intensa y prolongada sequía que azotó a buena parte de las zonas agrícolas de nuestro país, muchos productores y técnicos se habían aventurado y esperanzado con la próxima campaña de trigo, algo que con clima a favor, traería un alivio financiero y productivo para una gran cantidad de productores, especialmente aquellos que perdieron hasta dos cosechas en zona núcleo por la falta de lluvias.
El núcleo triguero se despliega en el sur de la provincia de Buenos Aires, y ahí justamente trabaja e investiga Nahuel Reussi Calvo, especialista de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Mar del Plata e investigador adjunto del Conicet.
Bichos de Campo aprovechó el marco de Simposio de Fertilidad realizado pocos días atrás en Rosario, donde técnicos y productores se reúnen a escuchar a especialistas que analizan los siguientes pasos, para preguntarle a Reussi Calvo cómo está la situación para los próximos meses allá por el sur.
El además disertante en dicho cónclave, esgrimió una frase que resume el estado actual de aquellos suelos: “En diciembre, con el trigo, vamos a estar cosechando la sequía”, haciendo referencia a los nutrientes que quedaron en el suelo y no fueron extraídos por los cultivos.
El bonaerense además se mostró optimista respecto de área de siembra en esas latitudes, dado que los perfiles de humedad no fueron tan golpeados como los de la zona núcleo.
Mirá la nota completa con Nahuel Reussi Calvo:
De acuerdo a lo que el especialista analiza, el sudeste de la Provincia de Buenos Aires, “es un área en la cual hoy en día tenemos agua, pensando en la siembra de cultivos de fina, con respecto a otras zonas, en las cuales si no llueve en los próximos 15, 20 días no van a poder sembrar”.
En ese contexto, Reussi Calvo afirma que por el lado de agua tienen todo sobre ruedas. “Respecto a nutrición, hay muchas zonas en las que la helada y la sequía les pegó un poco más, entonces en esos ambientes se hizo la nutrición pensando en un mayor potencial de rendimiento, entonces uno esperaría que haya algo de esa residualidad”.
La conclusión a la que arriba el investigador, pasa por recomendar a los productores, “vamos a hacer trigo, tenemos la decisión porque tenemos agua. Empecemos midiendo qué tiene el suelo, y cuál es el punto de partida, para ver si realmente tenemos un efecto residual de la nutrición y podemos aprovechar eso para bajar un poco las dosis de fertilizante, pensando en un determinado potencial de trigo para esta campaña”.
Sobre la consulta sobre las condiciones financieras a las que acceden muchos productores luego de las magras o nulas cosechas anteriores, y las inversiones previstas para conocer mejor los suelos antes de sembrar, Reussi Calvo responde: “Obviamente que el productor viene de una situación muy complicada financieramente, sobre todo en algunas zonas que no cosecharon hace 2 años. No cosechan, y sin embargo van a tener que hacer trigo si tienen algo de agua, porque tienen una situación financiera que resolver durante este año. Y uno va encima de los planteos con más tecnología, más nutrición y demás, entonces lo empieza a mirar como un ¿Qué está mirando?, pero el muestreo y análisis de suelo es la tecnología de procesos más barata. Son 3 dólares por hectárea que invierte el productor, cuando con eso se puede ahorrar hasta 50, 100 o 150 dólares por hectárea en fertilizante”, resumió.
Puntualizando en la disponibilidad de nutrientes en su zona, la triguera por excelencia, el disertante y docente explicó: “No hay ningún indicio para pensar que la superficie de fina va a bajar, ni mucho menos, a pesar de los precios que tienen hoy los granos, que no son los mismos que tenóamos el año pasado. Pero la superficie fina se va a mantener, hay buena disponibilidad de agua, comparado con otras zonas. Estamos esperando que llueva pero tenemos tiempo todavía”.
“La bala de plata siempre para construir rendimiento y calidad es el nitrógeno, ese no nos puede fallar. Y después obviamente fósforo, como nutriente, es clave para el arranque, para hacer los cimientos. Hoy sabemos que dos tercios de los suelos de región pampeana tienen deficiencia de fósforo, si pensábamos en trigo o en cebada. Entonces no tiene que faltar el fósforo de inicio. Y en el sudeste empieza a haber también cada vez con más frecuencia respuestas al agregado de azufre, que en otras zonas ya es más generalizado”, dijo
Durante su disertación en el Simposio de Fertilidad, el ingeniero remarcó que, en la actualidad, se registra una mayor demanda y una menor oferta natural de nutrientes en los lotes de producción agrícola argentinos y que la respuesta a la nutrición varía con la condición de salud del suelo. Asimismo, señaló que la contribución de la nutrición aumenta con los años de agricultura, y que la reducción de las brechas de rendimiento se obtiene por un efecto combinado de la disponibilidad de nutrientes y la mejora en la salud edáfica.
“La nutrición es condición necesaria pero no suficiente”, advirtió Reussi Calvo, al tiempo que destacó la importancia de hacer un diagnóstico y monitoreo de nutrientes adecuado y considerar las interacciones entre las distintas prácticas de manejo que afectan su disponibilidad.
“Los rendimientos de los principales cultivos extensivos de Argentina y, por ende, la demanda de nutrientes se ha incrementado en los últimos 20 años. La tasa de crecimiento de la producción total de granos alcanzó 4,17 millones de toneladas por año como consecuencia de la mayor participación del cultivo de maíz, sin embargo, en la actualidad existe una brecha entre los rendimientos actuales y los alcanzables en secano que se ubican entre el 35% al 50%”, contó el ingeniero.