El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), difundió su informe con las proyecciones para el comercio mundial de carne vacuna en el cual se destaca que la Argentina exportaría 575 mil toneladas res con hueso en 2019. Si se confirma ese volumen se estaría empatando el de Nueva Zelanda y así nuestro país volvería a ubicarse entre los 5 mayores exportadores de carne a nivel global, aunque lejos de Brasil, india, Australia y Estados Unidos que venden al extranjero por entre 1,5 y 2 millones de toneladas por año.
El incremento de las exportaciones en los últimos 3 años fue de 150% y se consolidó gracias a la mayor demanda de China. Además por los estímulos que dieron las políticas oficiales, entre los que se cuentan la quita de Roes y de retenciones que duró hasta hace pocas semanas, también por los reintegros fiscales y un dólar que en el último año duplicó su valor al pasar de los $17,5 en la primavera pasada, a los actuales $35 / 37 y con picos de $40.
En los últimos años el salto en las exportaciones de carne vacuna fue notable. En 2015 sumaron menos de 200 mil toneladas, en 2017 llegaron a 315 mil según el registro de la secretaría de Agroindustria y para este año si se mantiene el ritmo alcanzado en enero-septiembre superarían las 500 mil.
En tal sentido el analista Víctor Tonelli, estima que a fin de 2018 el total sumaría 520 mil toneladas en gran medida gracias a la liquidación del rodeo de cría. “El productor no tiene otra forma de financiar su estructura y costo de vida porque las tasas son muy altas y entonces se desprende de vacas aprovechando los buenos precios que paga la exportación”.
Tonelli ve con optimismo el futuro inmediato en la ganadería. El analista considera que la alta faena de vacas generará un faltante el próximo año, lo que impulsaría los precios de esa categoría. Y también espera una mayor disponibilidad de maíz, en consecuencia precios convenientes para el engorde lo que se combinaría con una menor oferta de terneros (porque el servicio 2017/18) cuyos precios en consecuencia también se afirmarían luego de un año de fuerte deterioro de su valor que derivó en importantes pérdidas para la cría.