El diputado nacional por Cambiemos, Fabio Quetglas, envió a Bichos de Campo la siguiente nota de opinión respecto de la prometida y demorada prórroga de la Ley de Promoción de los Bicombustibles, que ya tiene media sanción en el Senado y debe ser tratada por Diputados antes de mayo próximo, momento en que expira esta política pública lanzada en 2006. Esta es la opinión de Quetglas:
La historia del desarrollo puede pensarse como una historia de la energía.
En ese sentido, una mirada del momento actual del ciclo de los hidrocarburos amerita incorporar al debate energético tanto las cuestiones coyunturales como las tendencias estructurales.
El desarrollo, y sobre todo el perfeccionamiento, de los combustibles de origen biológico no es solo una apuesta por la diversificación de la matriz energética, sino un capítulo de la profunda readecuación de la matriz económica a requerimientos de la sostenibilidad ambiental y garantías de provisión futura.
En las últimas décadas se profundizó una tendencia que venía en crecimiento desde los años ’70: la búsqueda de alternativas a los combustibles fósiles para la producción energética. El contexto, con el aumento considerable del precio del petróleo y las mejoras tecnológicas en las alternativas bio, intensificó esa tendencia. En nuestra región, Brasil –que en la década del ’70 importaba el 100% de su petróleo- fue pionero y desarrolló la alconafta, con el fin de bajar su dependencia externa.
En la Argentina, que tiene un abastecimiento recurrentemente insuficiente de petróleo y una alta disponibilidad de cereales y oleaginosas, se dio una demorada política clásica que garantiza lo que se denomina “cortea las naftas”, regulado por la ley de biocombustibles. La norma vence en mayo y, si bien se aprobó su extensión en el Senado, se demora su tratamiento en la Cámara de Diputados.
Detrás de ese “corte a las naftas”, existe un sector empresarial de bioenergía que se consolidó en los 2000 por el alto precio del petróleo. Un amplio tejido pyme, con desarrollo en Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y la Provincia de Buenos Aires, se potenció y logró alcanzar, entre otros resultados positivos, exportaciones significativas (Ej: 1200 millones de dólares a USA).
Es cierto que existe un costo fiscal -al restringirle al fisco los nichos de exportación sobre bienes potencialmente exportables-; sin embargo, ese costo se traduce en creación de empleos de calidad, y fundamentalmente en la posibilidad de generar una transición energética controlada y no traumática, con un horizonte de descarbonización en el mediano plazo.
Si se tiene en cuenta la dependencia de Argentina en relación a la energía y los combustibles “no renovables”, es muy importante dar continuidad a la ley de biocombustibles. Cualquier proyecto de país necesita resolver sus problemas estructurales en el mediano y largo plazo.