“Ahora te puede parecer imposible, pero supe tener mi cabellera larga, producto de las primeras rebeldías de la adolescencia y de mi pasión por seguir a Boca todos lados en una época en la que había grandes íconos de pelo largo”, repasa, entre risas, un ya -y desde que lo conozco- calvo Sebastián Senesi durante la grabación de el capítulo 91 de El podcast de tu vida.
Sebastián Senesi se crió toda la vida entre Belgrano y Saavedra. De los hermanos, el del medio entre un varón mayor y una mujer menor. Alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires, al momento de estudiar se decidió por ser ingeniero agrónomo. “Creo que tiene que ver con que cuando estaba en cuarto grado, a los 10 años, tuve la suerte de conocer a mi gran amigo vinculado al agro que es Pablo Hary, nieto del fundador de los grupos CREA”.
Ya agrónomo hizo una Maestría en Alimentos y Agronegocios en la Universidad de Buenos Aires, de la cual es director hace casi 14 años. Desde 2013 es también director del Posgrado Alta Dirección en Comercio Exterior Agroalimentario también de la FAUBA.
Su perfil profesional está compuesto por un mix entre lo académico y los agronegocios, con un camino recorrido en entender de manera práctica y conceptual los sistemas agroalimentarios.
Amante del Rugby y fanático de Boca, a veces confundido con Vin Diesel, el “pelado” de Rápido y Furioso. Hablamos de asados con carne y vegetales, de viajes en el tiempo, superpoderes, música y más, al estilo de El podcast de tu vida. Pasen y lean…
-¿Qué hay de cierto que en algún momento de la vida tuviste pelo largo?
-Por supuesto, si me ves ahora perecería algo imposible, pero en las primeras rebeldías, a veces por moda, siempre me gustó el pelo largo. Mi gran anhelo viene de un lugar de donde vienen muchas cosas en mi vida: la mítica bombonera. Iba con Boca a todas partes, y el look noventoso de los jugadores que había en ese momento me llevó a tener el pelo largo.
-“Comitas”, Jorge Comas estaba en ese momento…
-Bueno, ese fue un precursor, es de los 80s. Pero hay grandes íconos de este pelo largo que te digo: Apud, por ejemplo.
-¿Tuviste épocas de ir fana en serio a todos lados con Boca?
-Si, si, durante mi secundario viajaba bastante, me complicaba los viajes cuando era por fuera de Buenos Aires o capital, porque había que ir los lunes al colegio.
-Y en esa época todos los partidos se jugaban los domingos…
-Es un buen dato (se sonríe preparando la ironía), porque por suerte Boca siempre jugó los domingos. Hay otros que jugaron los sábados…
-Qué fanático que sos, esa referencia a River y su paso por la B… ¿Eso qué equipo de Boca era? ¿Quiénes jugaban?
-Yo arranqué a ir a la cancha con un Boca muy complicado, finales década del 80. Pero el mejor Boca de aquel momento que no pudo salir campeón, para mí, fue el que perdió la final con Newells por penales en 1991. Que Batistuta y Latorre se fueron al preolímpico y no pudieron jugar esa final.
-¿El mejor equipo de Boca que viste?
-La época gloriosa, con Bianchi. Córdoba, Ibarra, Bermúdez, Samuel, Matellán, Arruabarrena, Bataglia, Pepe Basualdo, Gustavo y Guillermo Barros Sechelotto, Palermo, Riquelme, Chicho Serna, Chelo Delgado… un equipazo.
-También te gusta el rugby. Incluso has ido a algún mundial…
-En realidad, mi pasión, Boca-fútbol es algo genético, pero el deporte que más hice y me gustó jugar y después siempre seguí entrenando equipos fue el rugby. En la época de facultad ya se me complicaba porque entrenábamos en la semana y jugábamos los fines de semana y había que cursar y estudiar. Ahí dejé de ir un poco a la cancha y mantuve el rugby. Hasta los últimos años que volví a ver fútbol en la cancha.
-¿De qué jugabas al rugby?
-De ocho, entre los forwards. Jugué hasta los 32-33 años. Arranqué de viejo en realidad, a los 14, pero fue un deporte que me ordenó mucho. Cuidarme físicamente, entrenar, irme a dormir temprano los viernes. Muchos de los valores que tiene el rugby, entrenar con lluvia, calor, frío, cuestiones que hacen a lo colectivo, te enseña cosas vinculadas al liderazgo. La comunicación. Muchas cosas que después apliqué en mi vida profesional, formar equipos de trabajo, liderazgos, manejar la empatía. Me sirvió no sólo como deporte sino en mi vida profesional.
-¿En qué club jugabas?
-En San Patricio, un club chiquito que hoy está en Pilar. Originalmente fue una escisión de Obras Sanitarias en la época que tenía rugby. Ahí jugué toda mi vida. Después por mis hijos estuve unos años vinculado a Los Matreros, en zona oeste.
-¿Al fútbol como quien jugabas? Yo he dicho acá que jugaba como Blas Giunta… era muy corredor, buen defensor, pero pésimo con la pelota… Un saludo a Blas si nos está escuchando…
-Mirá, el “Chipi” Barijho cuando me tocaba jugar de 9. Y si no, el “Patrón” Bermúdez de 2. Al fondo o adelante. Siempre usando mucho el cuerpo. Vos dijiste “jugar al fútbol”, nunca jugué, siempre intenté jugar al fútbol. Entré a la cancha. Sería una falta de respeto para muchos decir que jugaba…
-Te llevo a tu infancia, ¿Cómo era tu familia de pibito? ¿En qué contexto te criaste?
-Mamá, papá, un hermano mayor y una hermana menor, fui el del medio. Viví toda la vida entre Belgrano y Saavedra en Buenos Aires. Cuando estaba en cuarto grado, tenía 10 años tuve la suerte de conocer a mi gran amigo vinculado al agro que es Pablo Hary, nieto del creador, fundador de los grupos CREA. Y empecé a ir al campo de él. Transcurría casi todos los veranos ahí. Primero en un campo en Las Flores, después en otro en Henderson. Ese fue mi tobogán para elegir estudiar agronomía. Después, años más tarde, pude viajar a conocer el lugar donde habían crecido mis parientes italianos, conocí primos de mi padre, y mis bisabuelos y tíos abuelos eran todos productores agropecuarios.
-¿Pero tus viejos no?
-No. Mi viejo médico, mi vieja profesora de inglés. Pero en mi árbol genealógico había mucha vinculación con el agro. De hecho, mi hermano es economista y trabajó en aceiteras y productoras de alimentos, y se terminó dedicando al agro. Y mi hermana vive en Rojas, con un productor. Estamos todos vinculados al campo.
-¿Y cuando llegó el momento de estudiar el plan A tuyo siempre fue agronomía o tenías algún plan b bien distinto?
-Son esas situaciones en la vida en la que uno rompe con los mandatos. Yo era el que teóricamente, iba a ser médico, el que estaba apuntado a ser como papá. Pero ninguno de los tres lo fuimos. Lo que más me atrajo fue el campo. Cuando me iba al campo era libre, me sentía yo, estaba convencido que era lo que me gustaba. Y una de las cosas que me gustaba en ese momento era viajar también. Pero me decían, si no tenés campo no estudies agronomía. Y mi viejo me dijo, me parece perfecto que seas agrónomo, en este país vas a tener trabajo siempre.
-Qué loco e importante lo que me contás de tu viejo, que bueno que ya hace unas décadas se veía a la agronomía como la carrera del futuro…
-En esa época, sin campo, eras un forajido si estudiabas agronomía (se ríe). A poco de haber terminado la carrera aprendí lo que eran los agronegocios, eso me lleva a ser parte del primer corte de la Maestría de Agronegocios y Alimentos de la FAUBA. En esta búsqueda de tener una mirada más amplia, más afuera de la tranquera que para adentro. Y fui buscando el lugar. También me costó mucho el desarraigo, porque en ese momento todas las opciones de trabajo estaban vinculadas a salir de Buenos Aires, pero yo quería seguir jugando al rugby y entonces le fui buscando la vuelta a través de los agronegocios a mediados ya de los 90s. Hoy más de 20 años después sigo vinculado a la facultad, no sólo en lo académico, sino también desarrollando un fuerte vínculo con organizaciones, cooperativas, organismos gubernamentales, etc.
-Eso que imaginabas de antemano, ¿se cumplió o fuiste descubriendo otras cosas durante la carrera que te llevaron a lo que sos y hacés hoy?
-Yo me imaginaba asesorando. Y creo que más allá de porque me gustaba, lo bueno es que me permitía moverme, viajar, que era lo que me disfrutaba, ir de un campo a otro, eso.
-Estás vinculado a lo académico, muy vinculado con los jóvenes, ¿Qué te entusiasma de lo que ves? ¿Cómo ves las nuevas generaciones?
-Son más de 20 años de docencia, y creo que la pandemia aceleró un proceso de transición en la metodología o formato de la educación, y después un cambio trascendental en el alumno. Hoy es una pregunta difícil de contestar, porque mucha gente diría que hoy los chicos no quieren estudiar ni leer. Antes se hacía tal o cual cosa. Perdimos esos valores. Y yo soy más de la idea de abrir esa idea y pensar ¿qué está pasando? Tratar de entender los años que me queden cuál es la necesidad del alumno.
-¿Y cómo hacés?
-No estoy tan convencido de que la metodología del pasado es lo que hay que hacer post pandemia. Y estoy aprendiendo. Antes era todo poner el cuerpo, el ida y vuelta en el aula. Y hoy lo digital es una parte fundamental de enseñanza y son nuevas formas de vinculación con el alumno. La educación está en esa transición. Vamos hacia un punto en donde va a ser central entender al alumno. Antes la educación era unidireccional, del docente al alumno. Me parece que hoy estamos más en un ida y vuelta y tenemos que encontrar las mejores formas para que el alumno se lleve las mejores herramientas que van a ser necesarias para él en su vida laboral. Y eso está vinculado con la tecnología, pero también a la empatía que cada vez es más importante. El camino es por ahí.
-Es que el conocimiento es mucho más dinámico… Hoy tenes el Chat GPT que propone hasta una dinámica de evaluación diferente de los alumnos. El acceso al conocimiento es bien distinto al de hace 10 ó 20 años. Y para los docentes es un gran desafío…
-Te doy un ejemplo válido. En algún momento, el poder de la enseñanza, incluso a nivel laboral lo tenías porque habías conseguido un papper que no tenía nadie y llegabas al aula y decías, “lean esto porque esto es lo último”. Y los alumnos se deslumbraban. Hoy, olvídate. El valor que tenés no está ahí. El alumno valora el debate, el ida y vuelta.
-¿Qué es lo que más te gusta de lo que hacés hoy? Te levantás a la mañana y sentís, ¡qué bueno que hoy me toca hacer esto!
-Lo inesperado. Si me levanto todos los días y miro la agenda me vuelvo a dormir, porque me quedaron cosas de la semana pasada, el día pasado, etc. Lo que más me motiva en términos laborales es que por lo que hago siempre algo aparece, alguien va a llamar por un proyecto o una capacitación, el aula cuando me toca dar clases siempre te da un ida y vuelta… y eso que la incertidumbre me molesta bastante en general. Pero me gusta lo que hago porque hay algo que siempre está por venir que no lo sé… a veces es bueno y otras malo.
-Bueno, llegamos al pin-pong de El podcast de tu vida. ¿Cómo despejás tu cabeza? Venís de un día complicado, cargado, ¿qué te gusta hacer para resetearte?
-Sentarme en algún lugar que haya verde para bajar pulsaciones y después vincularme con amigos y mis hijos. Estar un rato en conversación, en vínculo con otros. Eso me baja. Soy bastante de dejar los problemas o situaciones del trabajo fuera de mi casa. Por eso muchos años seguí también jugando al rugby también.
-Parrilla, comidas, cocina, ¿Cómo te va? ¿Tenés algo en especial?
-Tenemos que comer un asado, eso no lo dudes. Pero me gusta cocinar. A la parrilla, cordero, costillar, lo que quieras. Incluso los últimos años me he hecho un experto en cocinar verduras a la parrilla, porque los gustos de los comensales han ido cambiando, viste…
-Lugar o país que te haya gustado, sorprendido…
-Mi respuesta va a estar dada desde lo turístico. No de vivir ahí. Tengo dos: Ámsterdam e Ibiza.
-¿Y algún lugar que te gustaría conocer?
-Australia y Nueva Zelanda.
-En vacaciones, playa, carpa, tranquilo o montaña, trecking, aventura nueva cada día…
-Playa, Juancito, playa. Es el momento donde no quiero ninguna sorpresa ni incertidumbre. Es cuando trato de reducir al mínimo eso que te dije que me gustaba de los días laborables. En vacaciones quiero saber que va a haber sol, que el mar va a estar ahí y tranquilo.
-¿Sos de leer libros que no sean de laburo?
-Soy una persona muy interesada y me moviliza todo lo referido a la segunda guerra mundial. Tanto en libros como en series o películas. Me apasiona. Incluso cuando he tenido la oportunidad de viajar a Europa, busco lugares no tan turísticos pero que tengan vínculo con esa época. Uno de los viajes hace unos años fue en la fortaleza que los alemanes habían armado contra el canal de la mancha para de ahí ir a Inglaterra. Me permitió viajar a aquellos años.
-¿Y estuviste en Berlín?
-Si, me movilizó mucho. Incluso en uno de los lugares más emblemáticos, dentro de Alemania oriental, Leipzig, que era una de las ciudades donde había más actividad por parte del gobierno de Alemania oriental, había mucha gente que quería pasar de un lado a otro, hay muchas historias. Fue muy impresionante. El de Leipzig fue uno de los levantamientos más importantes para lo que fue después la caída del Muro de Berlín. (N de la R: El 9 de octubre de 1989, un mes antes de la caída del muro de Berlín, unos 70.000 manifestantes recorrieron con velas la ciudad de Leipzig pidiendo libertad y democracia al grito de Nosotros somos el pueblo y no fueron reprimidos por las fuerzas policiales).
-¿Qué superpoder te gustaría tener y para qué?
-Meterme en el cerebro del otro.
-Bueno, un poco lo hacés…
-Nooo… ni cerca. No digo solamente saber qué está pensando, sino saber por qué piensa lo que piensa, saber cuáles son sus miedos y virtudes, sus fortalezas, lo que siente.
-Pensé que ibas a ir por algo más banal aunque no menos importante a la luz de tu fanatismo como por ejemplo tener la pegada de Gabriel Batistuta en sus épocas…
-Ja, ja. Pasa que los últimos diez años, lo que más aprendí es que cualquier proceso en el que trabajamos, sea con un distribuidor, un productor, una cooperativa, ante una situación tan dinámica, la gran resistencia está en las personas, entonces yo puedo ser el mejor de saber cómo armar un plan estratégico, o tener la mejor tecnología, pero hoy las organizaciones te demandan deambular este proceso de cambio tan abrupto y dinámico dentro de las organizaciones. Por eso a mí de desvela cuando no puedo manejar esas situaciones, saber la necesidad del otro. Por eso, diez años atrás te hubiera dicho ser Vin Diesel, pero hoy te digo entender la cabeza del otro.
-Si pudieses viajar en el tiempo, ¿Dónde irías? Algún momento en la historia de la humanidad o en tu propia historia
-Europa en cualquier momento de la historia. Los bárbaros, los romanos, primera o segunda guerra, formación de la Unión Europea. Para mí, es el lugar más emblemático de todos los tiempos Europa.
-Bueno che, para terminar, ¿Qué tema musical elegís para cerrar la nota?
-“Needles and Pins”, de Ramones.