Aplicando herramientas de la biotecnología moderna, un equipo integrado por especialistas del Instituto de Genética y de la Estación Experimental Agropecuaria Marcos Juárez del INTA se encuentra trabajando en el desarrollo de nuevas variedades de trigo que ofrezcan granos de mayor tamaño, en comparación con las variedades tradicionales.
A partir del uso de la tijera molecular CRISPR/Cas9, que permite hacer modificaciones precisas sobre el ADN, en la denominada edición génica, durante el 2023 se trabajó en la edición de la secuencia del gen GW2, que interviene en la determinación del tamaño de los granos del cereal.
Según se aclaró desde el instituto, los materiales resultantes de este trabajo no serán considerados como Organismos Genéticamente Modificados (OGM) (pues no reciben genes de otras especies) y podrán ser manejados como materiales obtenidos por mejoramiento convencional.
“Con este nuevo enfoque se buscan mejoras agronómicas demandadas por los productores, que solo son factibles de lograr mediante biotecnología moderna, utilizando para ello los materiales más novedosos disponibles en el Programa de Mejoramiento de INTA”, indicó Ezequiel Bossio, referente del Laboratorio de Transformación Genética Vegetal del INTA.
“Con este trabajo, no solo se está contribuyendo a la productividad de este cultivo mediante el desarrollo de materiales que, luego de ser seleccionados molecularmente, evaluados fenotípicamente y avalados por la Secretaría de Bioeconomía, serán directamente incorporados al Programa de Mejoramiento, sino que también se busca establecer un nuevo tipo de relación entre el laboratorio que aplica Biotecnología moderna para el mejoramiento de cereales y el programa de mejoramiento genético convencional”, añadió a continuación.
La herramienta de edición genética, que contenía toda la información molecular del sistema, fue diseñada y ensamblada en los propios laboratorios de INTA.
“Los vectores de edición se introdujeron en el genoma de las células de trigo mediante bombardeo de micropartículas. Posteriormente, a través del cultivo in vitro de estas células, se logró regenerar plantas viables que fueron cultivadas en cámaras de cría”, explicó Micol Auteri, becaria doctoral.
“Después del trabajo de secuenciación e interpretación de resultados -realizado en la Experimental Marcos Juárez por Leonardo Vanzetti- se constató que la edición del genoma había ocurrido en el sitio previsto y que interrumpía el funcionamiento del gen que nos interesaba anular”, afirmó luego.
De acuerdo con la becaria, en el mediano y corto plazo se deberán realizar los ensayos agronómicos comparativos, para cuantificar el impacto sobre el rendimiento que tendrá esta edición realizada en los individuos obtenidos. Ese trabajo comenzaría ahora mismo, en la campaña de trigo 2024/25.
capitalización de muchos años de trabajo interdisciplinario. Felicitaciones trigueros intianos 🙂