Si el cambio climático está afectando a los sistemas productivos agrícolas, golpeando principalmente sus rendimientos, cabe pensar que también podría modificar el mapa de regiones productivas. Esa es la hipótesis que por estos días analizan investigadores franceses, que desde hace tiempo se enfocan en el impacto particular que este panorama tendrá sobre la producción de vio mundial.
“El cambio climático podría generar cambios dramáticos en el lugar donde se produce el vino: haciendo que los viñedos sean insostenibles en algunas regiones, pero abriendo nuevas oportunidades en otras. Si bien es posible que alrededor del 90% de las regiones costeras y de baja altitud de Europa y California ya no puedan producir vino económicamente, otras regiones como la Columbia Británica en Canadá y el estado de Washington podrían volverse cada vez más importantes”, publicó el medio FoodNavigator en relación con esta investigación.
Desde organismos como el Instituto público francés de Investigación sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambient, Bordeaux Sciences Agro, CNRS (Centre national de la recherche scientifique), Université de Bordeaux y Université de Bourgogne, se vienen recopilando distintos indicadores de interés.
Algunos de ellos refieren a la temporada de cosecha, que ya comienza entre dos y tres semanas más temprano que hace 40 años –lo que tiene efectos en las uvas y estilos de vino resultantes-, así como el aumento de la temperatura media en las últimas décadas.
“Es probable que la idoneidad para la producción de vino en regiones vitivinícolas establecidas cambie mucho más dramáticamente durante el siglo XXI. De hecho, el 90% de las regiones vinícolas tradicionales en las regiones costeras y bajas de España, Italia, Grecia y el sur de California podrían estar en riesgo de desaparecer para finales de siglo debido a la sequía excesiva y las frecuentes olas de calor. Esto conlleva “enormes consecuencias sociales y económicas negativas”. Pero las temperaturas más cálidas podrían aumentar la idoneidad para otras regiones”, señaló la publicación mencionada.
Mientras que las regiones asociadas con la producción muestran en la actualidad serios desafíos para mantener su producción rentable, otras empiezan a identificarse como oportunidad para producir vino.
En el caso de Gran Bretaña, la superficie destinada a viñedos ha crecido un 74% en los últimos cinco años, de acuerdo con WineGB. Por otro lado, los estados de Washington y Oregón en Estados Unidos, además de la zona de Tasmania en Australia, el norte de Francia, y la Patagonia Argentina muestran cada vez más proyectos en esta línea.
En función de esto, los investigadores barajan dos posibles escenarios: uno en el que las temperaturas alcancen los 2 grados de aumento, y otro en las que las mismas superen los 4 de suba.
“A escala mundial, aproximadamente el 25% de las regiones vitivinícolas actuales podrían beneficiarse de un aumento de temperatura limitado a 2 °C, y es probable que alrededor del 26% mantenga su idoneidad actual con prácticas de gestión adecuadas. Esto implica que niveles de calentamiento global inferiores a 2 °C pueden considerarse un umbral seguro para más de la mitad de los viñedos tradicionales”, se indicó.
“Por el contrario, si la temperatura aumenta más allá de 2 °C, el 70% de las regiones vitivinícolas existentes podrían enfrentar riesgos sustanciales de pérdida de idoneidad. En concreto, el 29% podría experimentar condiciones climáticas demasiado extremas, lo que impediría la producción de vino de primera calidad, mientras que el futuro del 41% restante dependerá de la viabilidad efectiva de medidas de adaptación efectivas”, añadieron.
Aún así, los investigadores reconocen que se debe esperar, ya que muchas de las estimaciones no tienen en cuenta la posibilidad de que los productores se adapten a estos cambios. Además, este escenario podría conducir al uso de nuevo material vegetal, con mayor adaptación a la sequía, además de cambios en el manejo de los viñedos.