En el primer mes del ciclo comercial de la soja argentina 2023/24 (abril) el nivel de actividad de la industria oleaginosa se recuperó luego del desastre productivo registrado en 2022/23, pero sigue lejos de los máximos históricos del último lustro.
El nivel de actividad de la industria aceitera argentina registró en abril de este año una caída del 2,3% y 7,5% respecto del mismo mes de 2022 y 2021 respectivamente, según datos del Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
En cuanto a la situación presente respecto de 2020 no es comparable debido a la pandemia, mientras que la comparación versus abril de 2019 tampoco es favorable porque refleja una caída del 0,5%.
Es necesario irse a abril de 2018 para observar un crecimiento de la actividad de la industria aceitera del 13,5%, aunque vale recordar que por entonces se registró un fracaso productivo porque la cosecha de soja 2017/18 fue de apenas 37,7 millones de toneladas.
Algo similar ocurre con la industria molinera que en el último año registró una caída de la actividad del 13,8%, mientras que respecto de abril de 2022 la baja es del 14,5%.
Es necesario retroceder hasta abril de 2019 para observar un crecimiento del nivel de actividad de molienda de cereales, aunque estos datos –vale recordar– corresponden a la actividad registrada (“en blanco”).
El IPI manufacturero incluye un exhaustivo relevamiento de todas las actividades económicas que conforman el sector industria manufacturera y la cobertura geográfica es para el total del país.
Es un indicador de coyuntura que mide la evolución del sector, con periodicidad mensual, tomando como variables para su cálculo la producción y ventas de unidades físicas, la utilización de insumos, el consumo aparente, la cantidad de horas trabajadas del personal afectado al proceso productivo y las ventas a precios constantes. En total los técnicos del Indec relevan más de 5000 empresas industriales.