Cuando terminó el secundario, Alejandro Ruggeri, como muchos jóvenes de Bigand y otros pueblos agrícolas del sur santafesino, tuvo que irse a estudiar a Rosario: se recibió ingeniería industrial en la UNR y al recibirse pensó que no le quedaría más remedio que ir a trabajar a Buenos Aires o a alguna otra gran ciudad con un cordón industrial. Pero quiso la fortuna que lo convocaran de su propio pueblo, para armar el parque industrial.
Alejandro tiene ahora 42 años, pero ya lleva seis años siendo el jefe comunal de esa pujante localidad de 6 mil habitantes, y donde acaba de ser reelegido por dos años más como presidente de la comuna. Es que luego del parque industrial fue secretario de producción, y más tarde de gobierno, y luego fue elegido como máxima autoridad comunal. “Creo que era una forma de devolver a la comunidad todo lo que me dio y de hacerlo a mi manera. A la gente le gustó y aquí estoy. Antes de lo partidario pongo las realizaciones en el pueblo. Muestro como está avanzando, con números y todos los detalles para que la gente vaya sabiendo como crece Bigand”, le dice a Bichos de Campo este “peronista raro”, que prioriza los hechos a las ideologías.
Mirá la entrevista:
Nosotros llegamos a Bigand invitados a participar de la primera edición de TecnoAgro, que es una suerte de Expoagro en miniatura, pensada por Alejandro y su equipo de gestión como un evento educativo (entre los visitantes hubo chicos de varias escuelas agrotécnicas de la provincia de Santa Fe), destinado a acercar a esta población pequeña las tecnología de avanzada que pueden habitualmente verse en la gran exposición de San Nicolás.
“Empezamos a pensar por qué el productor de Bigand no tiene acceso a grandes conferencias que a veces se dan en Buenos Aires y en otros lugares”, nos dice Ruggeri, que se ocupó personalmente de ir a hablar a cada unas de las agroindustrias del sur santafesino para convencerlas de instalarse gratuitamente en el predio lindero a la estación de tren de la comuna por solamente un día, para mostrar sus productos. Si uno ve la entrevista con el jefe comunal notará por ejemplo que detrás hay un robot que hace aplicaciones inteligentes, diseñado y fabricado por la empresa argentina Plantium en Villa Constitución.
-En tu discurso dijiste algo así como que solo los grandes estancieros pueden ir a las conferencias de Puerto Madero, pero que en Bigand los productores tienen un perfil bien diferente…
-Es que tenemos un perfil diferente, de pequeños y medianos productores. El Grito de Alcorta nació en Bigand y luego se trasladaron a Alcorta (localidad vecina ubicada a 30 kilómetros de distancia). Así que para ellos llamamos a los CEO de las empresas, a los principales especialistas, para que bajen a Bigand y nos hablen del futuro, sobre inteligencia artificial, robótica, sobre programación, sobre la juventud.
La TecnoAgro -que convocó a tres docenas de empresas y a muchos expertos en agro- se realizó el miércoles pasado y solo duró un día. Lamentablemente una tormenta por la noche obligó a los organizadores a suspender el recital con el que esperaban coronar esta actividad y acercar a todos los vecinos del pueblo a esta exposición, que según Ruggeri se repetirá el año entrante, en estos días previos a la cosecha.
-¿Es cierto que otro de los objetivos de la exposición era desmontar cierta grieta entre lo urbano y lo rural? ¿Existe esa grieta en poblaciones tan agropecuarias como Bigand?
-Se nota muchas veces, pero viene desde afuera y nos termina dividiendo entre nosotros. La idea de la TecnoAgro era unir, que venga también la gente que -como en mi caso- no tiene campo. Porque acá el campo es una cultura y si le va bien al campo le va bien a todos los vecinos.