Tecnovax, laboratorio veterinario, anunció recientemente que comenzó formalmente el proceso de importación de su vacuna contra la fiebre aftosa. Según informó su CEO, Diego Latorre, ya solicitaron la autorización del Senasa para importar “muchos millones de dosis” y, de aprobarse, comenzarán a traerlas desde Brasil.
El directivo explicó que la vacuna tendrá un costo de 60 centavos de dólar y que aspiran a que esté disponible en el segundo semestre del año, siempre que obtenga la aprobación del organismo sanitario.
La noticia fue dada a conocer durante un evento ganadero que se está realizando en Buenos Aires, y generó expectativa, ya que marca el inicio de una carrera muy competitiva por el mercado veterinario, en el que este laboratorio buscaba ingresar desde hace tiempo. Actualmente, el mercado está dominado por la empresa Biogénesis Bagó, principal productora de la vacuna antiaftosa, lo que ha generado una intensa disputa comercial y judicial entre laboratorios por este lucrativo negocio.
Según indicó Latorre, Tecnovax ya solicitó al Senasa la aprobación de la vacuna que importará, y ahora deberá esperar un plazo de 30 días para que el organismo se expida. Una vez autorizada, podrá iniciar el proceso de importación. Por eso, la vacuna podría estar disponible para la segunda mitad del año, coincidiendo con la segunda etapa del calendario de vacunación.
Este anuncio se da en el marco de la decisión del Gobierno Nacional de desregular el proceso de importación de vacunas, con el argumento de reducir costos. Según Latorre, “el sector ganadero pagó durante los últimos 20 años sobreprecios significativos en la vacunación contra la fiebre aftosa”.
Con dos regulaciones publicadas en el Boletín Oficial, el gobierno estableció que, a partir de ahora, la Argentina aceptará insumos veterinarios aprobados por una serie de países desarrollados sin necesidad de que pasen también por el filtro del Senasa para su comercialización en el país. Ese listado incluía inicialmente a Estados Unidos, Japón, Suecia, Israel, Canadá, Austria, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Países Bajos, Dinamarca, España, Italia y Uruguay. Luego se sumaron los demás miembros del Mercosur, lo que habilitó el ingreso de vacunas desde Brasil, con el potencial de reducir el precio de las dosis en el mercado local.
Tecnovax fue el laboratorio que propuso importar vacunas a mitad de precio desde Brasil, a través de su socio paulista Ourofino, y actualmente tiene el 40% del mercado de productos “no obligatorios”. Ahora busca posicionarse como un competidor fuerte también en el rubro de los productos obligatorios, como la vacuna contra la fiebre aftosa.
“Vamos a traer muchos millones de dosis de vacuna. Lamentablemente, debido a las dilaciones inexplicables que se dieron durante el proceso de vacunación, teníamos cinco millones de dosis listas para importar ahora, pero dada la situación y la apertura del marco normativo, vamos a apuntar a traer muchos millones más para protagonizar el mercado de vacunas antiaftosa”, afirmó Latorre.
A su vez, el empresario señaló: “Tecnovax es la compañía líder en vacunas no obligatorias en Argentina desde hace más de 10 años, desde 2014. Tenemos prácticamente el 40% de las dosis totales que se aplican en el país en ese segmento. Aspiramos a tener una participación proporcional también en el mercado de aftosa, lo que nos permitiría ser un jugador fuerte en la salud animal de la Argentina”.
“Estamos solicitando que dentro de los próximos 30 días se habilite nuestro registro, y poder así competir en el mercado de vacunas antiaftosa en la próxima campaña de vacunación”, anunció.
Respecto al mercado de las vacunas y su principal competidor, Biogénesis Bagó, a quien denunció judicialmente por cartelización y abuso de posición dominante, Latorre aseguró: “Hay compañías que usufructuaron durante los últimos 20 años precios extraordinarios en la vacuna antiaftosa, abusándose del productor que trabaja al rayo del sol, bajo la lluvia, con las inclemencias climáticas, cobrándole una de las vacunas más caras del mundo. Al intentar competir y ver todas las dificultades que enfrentábamos para lograr la aprobación de nuestra vacuna, entendimos que el problema estaba en un proceso regulatorio que impedía la competencia”.