Tal como viene anticipando Bichos de Campo, el Gobierno y sus organismos de control parecen decididos a librar la batalla final para sanear la cadena de ganados y carnes de competencia desleal y, de ser posible, de la evasión impositiva. Hace unos días la AFIP ratificó que exigirá el Remito Electrónico (REC) y ahora es la ex ONCCA (Direccción de Control Comercial Agropecuario) la que impuso la obligatoriedad de que los minoristas del comercio de carne se inscriban en el RUCA, el registro de operadores de las cadenas agroalimentarias.
“De acuerdo con la política pública referida a la transparencia de la cadena de valor de la carne vacuna específicamente, se advierte la necesidad de incorporar al segmento minorista dentro del RUCA, ello a fin de obtener información relevante sobre el mismo, así como propender a una fiscalización más efectiva de la cadena de valor”, señala la Resolución 306/2018, publicada este jueves en el Boletín Oficial, una de las últimas con la firma del ex ministro Luis Miguel Etchevehere, que a partir de ahora será secretario de Agroindustria.
Este medida, en los hecho, implica que más de 100 mil carnicerías deberán matricularse ante la ex ONCCA, presentando diversos documentos que garanticen que trabajan en regla.
“Se incorporan al RUCA las carnicerías. Se van a tener que inscribir en forma gratuita y con el simple requisito de estar habilitadas municipalmente. Tenemos dos meses antes de la vigencia del REC (el documento obligatorio para el transporte de carne que comenzará a exigir la AFIP desde noviembre). Así que tenemos tiempo de cobra para que se inscriban”, explicó Marcelo Rossi, el director nacional de Control Comercial Agropecuario y responsable del RUCA,
El objetivo es hacer un operativo de pinzas sobre el sector minorista entre los diversos organismos que intervienen en la fiscalización de la cadena de ganados y carnes, ya que hasta ahora se avanzó regularizando la actividad de faena de bovinos y porcinos, y se blanqueó a matarifes y frigoríficos, pero todo el plan corre peligro ante la resistencia de muchos carniceros a facturar sus operaciones o a la utilización de facturas apócrifas.
“CARNICERÍA: Se entenderá por tal al local o establecimiento dedicado a la venta minorista de carne, productos y/o subproductos, a consumidor final”, es la definición de Agroindustria sobre los establecimientos que ahora deberán inscribirse ante el Registro Único. A ellos, a partir de noviembre, se les exigirá además que utilicen el sistema del REC de la AFIP cada vez que reciban una nueva carga de carne vacuna o porcina de sus proveedores.
La idea, claramente, es empezar a dividir aguas entre quienes trabajan en blanco y lo que no lo hacen en la cadena de la carne, uno de los sectores que presentan mayores índices de informalidad comercial, impositiva y hasta sanitaria.
Hace unos días, la AFIP y Agroindustria anunciaron una ofensiva semejante sobre el sector de las frutas y verduras, que se aplicará en etapas. También en este caso la resolución mencionada aplica, ya que se dispone que será obligatoria la inscripción en el RUCA además de los mercados mayoristas frutihortícolas.
“Se entenderá por tal quien actúe como receptor y cargador de frutas y/o verduras por parte de los productores, para su comercialización, ya sea participando en la comercialización o sólo brindando el espacio y la logística para que actúen vendedores y compradores”, se indicó en la nueva resolución.
Este tipo de mercados, además, estarán “obligado a registrar bajo un sistema que determinará la citada Dirección Nacional de cada uno de los remitentes de los distintos productos identificando cantidad y tipo de producto, como también las salidas y sus respectivos destinatarios”.
De todos modos, en este caso los operadores de la actividad frutihortícola que ya se encuentren anotados en el Senasa “se considerarán automáticamente inscriptos en el RUCA”. Es decir que no deberán hacer un trámite semejante al de las carnicerías.
Por otro lado, en la misma norma, la ex ONCCA decidió que cuando cierre una planta frigorífica de carnes, los nuevos operadores que quieran reabrirla no podrán hacerlo hasta tanto no se cancele la deuda previsional e impositiva que dejaron los anteriores operadores, ya que muchas veces en estas maniobras se esconde un simple cambio de razón social, pero quienes faenan pertenecen a un mismo grupo.
Inicialmente, en estos casos, se apelará al fondo de garantías que ya había constituido la ex ONCCA con los operadores mayoristas de la carne rematriculados en el RUCA. Pero en caso que ese dinero sea insuficiente para cancelar los pasivos, el nuevo operador de la planta a rehabilitar tendrá que poner las sumas restantes, hasta cancelar la deuda.