En un comunicado en el que se refirió al “peor brote de fiebre aftosa desde el inicio de siglo”, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pidió a los países europeos encender sus alarmas sanitarias ante los focos detectados en ese continente en lo que va de este año, con especial atención a los reciente casos “en las regiones del Cercano Oriente y Eurasia Occidental”.
Lo cierto es que es en ese punto del mapa a donde todos los ojos están apuntando –en especial a los territorios de Irak y Bahréin, desde donde se notificaron los últimos brotes-, ya que allí se detectó una cepa de esta enfermedad que proviene de África, y que de ingresar a Europa podría causar graves consecuencias.
Se trata de la SAT 1, uno de los siete serotipos reconocidos por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), para la cual las vacunas europeas no ofrecen inmunidad. Es importante recordar que los serotipos existentes (A, O, C, SAT1, SAT2, SAT3 y Asia1) son distintos y no existe inmunidad cruzada entre ellos. Esto significa que las vacunas deben ser específicas para cada uno.
“El SAT es 100% africano. Quiere decir “South African Territory”, y siempre históricamente quedaron confinados a Sudáfrica. En el sur de África circulan los 3 serotipos, el 1, el 2 y el 3. La preocupación ahora es que se están extendiendo más allá del sur de Sudáfrica, hacia zonas donde nunca se vacunó contra ellas. Ahora, en el caso de SAT 1, de ingresar en Europa lo hace frente a una población que es inmunológicamente virgen. Eso hace que la probabilidad de que se difunda sea bastante grande”, dijo a Bichos de Campo el veterinario y doctor en epidemiología, Sergio Duffy, quien trabajo más de 15 años en la Organización Mundial de Sanidad Animal.
Si bien la información en torno a este serotipo aún es limitada, un reporte de la FAO de abril de este año dio cuenta de que “históricamente, el SAT1 se ha detectado esporádicamente en Oriente Próximo y el oeste de Eurasia”.
En lo que va de este año, se han notificado brotes de SAT1 en Bahréin, Irán, Irak, Israel, Jordania, Líbano, la República Árabe Siria y Turquía. Y previo al evento recientemente notificado, la incursión más reciente en esa región se notificó en julio de 2023, con casos detectados bovinos de Qatar.
“Los casos recientes en Bahréin e Irak sugieren otra incursión en la región, lo que pone de relieve la amenaza continua y regular de serotipos y linajes no endémicos para la región y la necesidad de intensificar la vigilancia y las medidas de control específicas”, señalaron desde FAO.
“Basándose en la experiencia previa de la fiebre aftosa en la región y teniendo en cuenta la importante población ganadera susceptible, el activo comercio transfronterizo de animales y productos de origen animal, y la dependencia de la ganadería para la seguridad alimentaria y la estabilidad económica, la detección del serotipo SAT1 justifica una atención urgente para prevenir una mayor propagación y mitigar su impacto. Dado que el serotipo SAT1 no suele encontrarse en la región, las vacunas utilizadas en los programas de vacunación contra la fiebre aftosa pueden no incluir este serotipo, lo que hace a la población ganadera especialmente vulnerable a la enfermedad”, alertaron a continuación.
Ahora bien, ¿qué riesgo supone este panorama para la ganadería local? ¿Podría este serotipo cruzar el Atlántico? Para Duffy, todavía no es momento de encender grandes alarmas.
“El riesgo existe siempre, nunca es cero. Pero si uno evaluase en cuánto se incrementa el riesgo de ingreso de fiebre aftosa a la Argentina por esto que ha ocurrido en Irak y Bahréin, uno diría que no hay un cambio significativo. Me preocupa más, aunque tampoco es una enorme preocupación, lo que pasa en Europa. El hecho de que haya aftosa allí después de tantos años, es una pequeña luz amarilla. Ahora bien, si uno mira, Alemania lo controló inmediatamente. Tuvo un foco, lo detectaron a la mañana, a la noche ya tenían el diagnóstico, al otro día ya sabían que era el serotipo O, y dos semanas después estaban en condiciones si hacía falta de empezar a vacunar. Tres meses después fueron libres de nuevo. El tema es que Europa no vacuna contra SAT 1 y ahí está el riesgo”, explicó.
“Dicho esto, ellos tienen bancos de vacunas que incluyen a todas estas cepas: la A, la O, la C el SAT-1, 2, 3, y el Asia 1. Ellos están preparados con un banco de cepas si lo necesitan. Incluso muchos países de Europa tienen sus propios bancos en forma independiente. Tienen los antígenos de las cepas que ellos consideran de más riesgo y las cepas que son capaces de generar inmunidad contra un espectro más grande. Entonces, ante la necesidad, sacan ese antígeno y se elaboran vacunas en un periodo relativamente corto. En dos o tres semanas están en condiciones de proveer un número limitado de dosis como para empezar, y después ya siguen con la producción más grande si hiciese falta. Alemania, por ejemplo, las vacunas que preparó y no usó las donó a Eslovaquia”, añadió a continuación.
¿Y cuál es la situación en Argentina? Aquí la vacuna disponible -para poder satisfacer negocios de importación según la presión desregulatoria del gobierno- bajó se ser tetravalente (con cobertura ante dos variante de la cepa A, la O1 y la C) a ser simplemente bivalente. Es decir, no incluye la cepa SAT1, porque no es aquí considerada una amenaza por las autoridades sanitarias.
De todos modos, según pudo saber Bichos de Campo, Biogénesis Bagó, el laboratorio con el cual el país tiene un convenio para mantener su banco de antígenos, tiene a disposición antígenos de todas las variantes del virus, en caso de que se requiera desarrollar una nueva vacuna a nivel local.