El primer turno tocó en Córdoba: la semana pasada habíamos contado sobre una multitudinaria reunión de todos los actores de la cadena lechera que incluso, como el gobierno provincial allí hace rato tomó distancia de la gestión nacional, terminó con una suerte de manifiesto con reclamos y propuestas para aliviar una coyuntura lechera que todos conciben difícil.
Aquella reunión, dijimos, era la primera de una serie de cónclaves que los productores de leche pensaban realizar en cada una de las principales provincias lecheras. Comenzó Córdoba y la idea era seguir con Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos. La idea central parece ser que los gobiernos provinciales se involucren más con la agenda de la lechería, que la Nación ha desatendido por completo desde que asumió la dupla Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Ahora Sergio Massa, como ministro de Economía, abrió una rendija por la que la cadena quiere colar sus propuestas.
En este seguidilla, hoy fue el turno de Santa Fe. El ministro de la Producción, Daniel Costamagna, y el director provincial de Producción Lechera, Abel Zenklusen, se vieron las caras con representantes de cinco entidades del sector productivo primario y dos de la industria láctea. “El objetivo del encuentro fue atender a las demandas del sector, quienes previamente solicitaron una instancia de intercambio con funcionarios provinciales”, dijo la esquela de prensa emitida tras esa reunión.
En este caso, la actitud del gobierno santafesino -a cargo del peronista discreto Omar Perotti, quien elige negociar más que confrontar con el oficialismo nacional- ha sido de mucha mayor cautela, carente de tonos exaltados. Pero en el fondo el mensaje emitido tras esa reunión ha sido claro y marcó en el mismo sentido: reclamar medidas de ayuda a los tambos.
Hay coincidencia en este punto respecto de que hay que devolver rentabilidad a la mayoría de ellos mediante mecanismos que deberían surgir de la Nación. Por un lado porque enfrentar una queda de sus ingresos frente a una inflación galopante, y sus costos podrían subir todavía mucho más rápido como consecuencia de la fuerte sequía. Por el otro, porque el dólar soja instaurado nuevamente por Massa para diciembre agravó todavía más este desfasaje.
“Durante la reunión se abordaron los temas que impactan a la cadena láctea santafesina, como la sequía que atraviesa el sector y el aumento de los costos de alimentación y alquiler de campo a consecuencia del dólar soja. Asimismo, se abordaron posibles alternativas de financiamiento a largo plazo para sostener la actividad”, fue la escueta difusión emanada del gobierno santafesino.
}Quedó claro de todos modos, a buenos lectores, que aquí en Santa Fe se apoya también el reclamo lechero para que se defina una eliminación total de las retenciones que todavía tributan los lácteos, además de la implementación de una compensación o subsidio que permita atajar el daño adicional provocado por el dólar soja.
“Atendimos las principales necesidades de esta actividad de vital importancia para la provincia, instancia que continuaremos trabajando en conjunto bajo la clara línea que marca el gobernador Perotti: estar al lado de quien trabaja, invierte y produce”, dijo Costamagna en tono amigable, para después dejar establecido que la Provincia hará de polea hacia el Poder Ejecutivo Federal con estos planteos. De hecho acotó: “Les informamos que junto a Nación nos comprometimos a gestionar algún tipo de compensación para cubrir las necesidades de los productores lecheros”.
Y como para que quedara más claro, Costamagna avisó a la Rosada que “a partir del análisis que hicimos junto a las entidades notamos que las necesidades de los productores son similares a las atraviesa la zona centro. Es por eso que vamos a compartir junto a Entre Ríos y Córdoba lo acordado en el encuentro”.
De este capítulo santafesino participaron la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (CARSFE); Federación Agraria Argentina; Junta Intercooperativa; Confederación Intercooperativa (CONINAGRO); Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (MEPROLSAFE); Centro de la Industria Lechera (CIL); y de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel).