Este viernes lo que se había anunciado se convirtió en una decisión oficial y ya no quedan chances de dar marcha atrás. La Resolución 41/20 fue publicada en el Boletín Oficial y así la Argentina se convirtió en el único país del mundo en tener aprobado un trigo transgénico, el HB4 desarrollado por el INDEAR, la empresa mixta entre el Conicet y la privada Bioceres. Que sea el único aprobado no quiere decir que sea el primero: ya hubo otros países que ensayaron con la transgénesis en el trigo y luego lo retiraron del mercado por el rechazo de los consumidores.
Esa misma prevención, el rechazo de los consumidores, la tuvo a medias el gobierno argentino al decidir dar este paso. Por eso la aprobación del trigo HB4 (en la jerga de la biotecnología se trata en realidad del trigo IND-ØØ412-7,) se realizó condicionada a que Brasil también la autorice, ya que el vecino país ha sido históricamente el mayor destino del cereal argentino. Si Brasil no lo aprueba, entonces Bioceres no podrá venderlo para la siembra en el país.
“Establécese que la firma INDEAR SA deberá abstenerse de comercializar variedades de trigo con el evento IND-ØØ412-7, hasta tanto obtenga el permiso de importación en la República Federativa de Brasil”, dice el segundo artículo de la Resolución firmada por el secretario de Alimentos del Ministerio de Agricultura, el sanjuanino Marcelo Alos.
Bioceres buscó una socia en Brasil para desregular allí su trigo resistente a la sequía
Desde hace dos años que Bioceres, una empresa formada en 2001 por productores de la cantera de Aapresid (de hecho, el CEO local es Federico Trucco, hijo de Víctor Trucco, uno de los pioneros de la siembra directa en el país), viene haciendo fuerza para que las autoridades aprueben este trigo transgénico tolerante a la sequía. Como la soja HB4, a esta variedad se le ha introducido un gen del girasol para darle una mayor resistencia al stress hídrico. En los ensayos realizados por Bioceres afirman se habría demostrado que los rindes mejoran un 20% en este trigo el caso de un contexto de sequía frente a los convencionales.
Según los productores que defienden la incorporación de esta tecnología agrícola, ese rasgo permitirá ampliar la siembra de trigo a zonas que usualmente no tienen la disponibilidad de lluvias de la zona núcleo. Esto facilitará a su vez las rotaciones y mejorará la sustentabilidad de todo el planteo agrícola. Es el principal argumento a favor de la aprobación de este trigo transgénico.
Pero frente a esta posición, y desde hace un par de años, prácticamente toda la cadena comercial vinculada con el cereal se oponía a la aprobación del trigo HB4: corredores, acopiadores, exportadores y molineros cerraron filas desaconsejando al gobierno dar este paso. Lo lograron desde la presentación del expediente en 2018, mientras Agricultura estuvo a cargo de Luis Miguel Etchevehere y sus funcionarios. La nueva gestión peronista, comandada por Luis Basterra, ha definido otra cosa.
La cadena comercial advierte que la Argentina, uno de los principales exportadores mundiales de trigo (junto a Estados Unidos, Canadá, Francia, Australia, Rusia y Ucrania) , podría perder mercados ante el rechazo de los consumidores de los países importadores a ese trigo modificado genéticamente. Además de Brasil (que adquirió 3,3 millones de toneladas en lo que va del año y deberá aprobar o rechazar la petición de Bioceres, la Argentina ha realizado embarques del cereal a Bangladesh, Bolivia, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Etiopía, Filipinas, Ghana, Indonesia, Kenya, Nigeria, Perú, Tailandia, Uganda y Vietnam. En total se exportaron 8,9 millones de toneladas por más de 1.747 millones de dólares.
Los productivistas, frente al planteo de posibles conflictos comerciales, afirman que a partir de ahora la Argentina debería “segregar” sus trigos, para evitar mezclas en origen y dar certezas a sus compradores de que tal o cual trigo no son transgénicos. Esto, desde esa visión, le permitiría además comenzar a vender su cereal por atributos de calidad panadera, mejorando su performance en el mercado internacional.
Los comerciales, frente a ese planteo, argumentan que nada se ha hecho en el país en los últimos años para poder separar unos trigos de otros sin correr el riesgo de una contaminación del nuevo trigo HB4 a otros lotes.
La aprobación del HB4, aunque condicionada a Brasil, ha despertado señales de atención en muchos sectores. Los agrónomos y expertos que integran el Comité de Cereales Invernales de la CONASE (Comisión Nacional de Semillas), enviaron una carta a Basterra y a su par de Ciencia y Técnica, Roberto Carlos Salvarezza, desaconsejando la liberación de este nuevo trigo transgénico.
“Actualmente hay 6000 hectáreas de multiplicación de trigo OGM distribuidas en 30 localidades que se conducen con metodologías particulares a fin de minimizar su difusión y la potencial contaminación con trigo no OGM. No obstante, una vez aprobado el trigo OGM ya no será obligatorio tomar recaudos especiales para evitar las mezclas entre lotes de trigo OGM y no OGM y ni siquiera será obligatorio no mezclar granos OGM con no OGM. Por lo cual, es de esperar que las mezclas ocurran y que la población de Argentina va a disponer de trigo mezclado para su consumo, sin tener la posibilidad de elegir trigo no OGM, o un gran aumento del precio del trigo no OGM, todo lo cual reduciría el consumo interno de panificados”, advirtieron estos especialistas.
La discusión recién comienza.