El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) determinado por el Indec registró en junio de 2025 una suba del 6,4% y 2,6% con relación al mismo mes de 2024 y 2023 respectivamente, pero se ubicó en un nivel 2,9% menor al de junio de 2022.
El sector que en junio pasado registró el mayor crecimiento interanual es el financiero con una suba del 28,7%, lo que no resulta extraño en la actual coyuntura por las elevadas tasas de interés que abona el Estado argentino al momento de endeudarse (con el propósito de usar al tipo de cambio como “ancla” inflacionaria).
El agro, por su parte, experimentó en términos interanuales un crecimiento del 3,6%, es decir, casi ocho veces menos que el sector financiero, lo que no representa un dato auspicioso si se considera que se trata del sector que aporta la mayor parte de las divisas genuinas generadas por la economía argentina.
Pero el dato más preocupante, al analizar la serie de las últimas dos décadas correspondiente al mes de junio, es que el agro argentino no registró crecimiento en el período.
Si bien el sector agropecuario –con el agrícola la cabeza– logró recuperarse de los embates climáticos con notable rapidez, la realidad es que la elevada presión impositiva, junto con las distorsiones comerciales y cambiarias, han venido licuando la capacidad inversora en el campo al descapitalizar a las empresas que integran el sector.
La minería, otro sector aportante de divisas, creció casi un 22% en las últimas dos décadas, considerando los datos correspondientes al mes de junio de 2025 versus el mismo mes de 2005. El impulso a la actividad se concentra fundamentalmente en los últimos años.
En tanto, la industria manufacturera, un sector central para la generación de trabajo, mostró un desempeño mediocre en el período con un crecimiento en los últimos veinte años del 7%.
El sector financiero, en cambio, registró en el período un crecimiento del 66%, mientras que la administración publica lo hizo en una proporción del 53% entre junio de 2005 y junio del presente año.
Si bien el EMAE se elabora en base a un promedio ponderado de la agregación de valor aportado por diferentes sectores, la realidad es que al desagregarlo es factible advertir que la prosperidad de algunas actividades en desmedro de otras no hace sostenible el crecimiento de la economía argentina, que, en tales circunstancias, está condenada a repetir episodios de crisis recurrentes.
El EMAE es un indicador provisorio de la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) del país a precios constantes de 2004 que se calcula en base a la agregación del valor agregado a precios básicos de cada una de las actividades económicas.