En la ciudad de Allen, ubicada en el Alto Valle de la provincia de Río Negro, se celebra la Fiesta Nacional de la Pera. Es de estado público la calamitosa situación que atraviesan muchos fruticultores, y entonces celebramos los emprendimientos de quienes agudizan su ingenio y le agregan valor a las frutas.
Lidia Doberer de Gordillo y su amiga Dora Calderón, por el año 2001, siendo ya jubiladas, notaron que en esa popular fiesta solo se ofrecían unos pocos dulces de peras, pues suele realizarse antes de la cosecha. Fue así como se propusieron comenzar a elaborar productos diversos basados en esa fruta.
Por sus ancestros europeos, decidieron salir al mercado con productos agridulces. Actualmente la pequeña empresa que crearon ofrece frascos de Peras en escabeche, Mostarda de pera, Chutney de pera, así como también las más clásicas Jalea de pera, Peras al natural, Dulce de pera, Licor de pera. Eligieron como marca “Ruca Antu”, sin acento, aunque se pronuncia Antú, porque la lengua mapuche no usa acentos. Significa “Casa del Sol”.
Mirá lo que nos contaba Lidia sobre el emprendimiento:
Señala Lidia que los argentinos no tenemos la cultura de comer agridulces, pero ella y su amiga del alma se criaron comiendo chutney, escabeches de frutas y mostarda. Por eso quienes visitan su pequeña pero impecable fábrica, en la calle Italia 190, de Allen, se sorprenden ante un escabeche de fruta, muy poco común en el resto del país. Lidia recomienda comer sus productos acompañando todo tipo de carnes, pero en especial el solomillo de cerdo, o pescado o pollo.
La socia de Lidia ha fallecido en mayo de 2018, de modo que el emprendimiento ha quedado en manos de una sola familia. El marido de Lidia, Héctor Rodolfo Gordillo, es bioquímico y farmacéutico y es el Director Técnico del microemprendimiento; una de sus hijas colabora con la comunicación e imagen, y la otra es bioquímica como su padre y colabora con su ciencia.
Pero lo más importante es que la materia prima, las peras, que necesita la fábrica las provee otro de los hijos de Lidia, llamado Héctor Miguel, desde su chacra de 5 hectáreas, donde no utiliza agroquímicos pero que aún no ha logrado tener la certificación orgánica oficial debido al alto costo que eso implicaría. El hombre reconoce a Bichos de Campo que agregando valor a su fruta en el emprendimiento familiar ha logrado muchos mejores precios que el resto de los productores de la región.
La única fábrica de escabeche de pera del país ya tiene las habilitaciones y certificaciones municipales y provinciales, y están a punto de conseguir los permisos para comercializar el producto a nivel nacional.
Fueron galardonadas en noviembre del año 2004 en el Primer Concurso de Platos de Río Negro, en la categoría Plato Principal, con su receta “Pollo a la allense”, en la cual se destacaba su principal producto agridulce, las peras en escabeche. En la Feria Caminos y Sabores presentaron la Pera en escabeche, pero la que más vendieron fue el Chutney de pera, que es una salsa agridulce suave para acompañar las comidas, de origen en la India. La Mostarda de pera es una salsa agridulce fuerte, italiana, a base de mostaza y picante. Lidia la prepara con vinagre de vino blanco y cuatro variedades de pimienta, pero no predomina su picantez. Es ideal para acompañar el solomillo.
El nombre de “mostarda” viene de “mosto ardiente”, no del término mostaza, es decir, fuerte, que tiene su origen en una costumbre de los romanos, de mezclar granos de mostaza con el mosto de la uva.
Lidia ha sido presidente del Consejo de la Mujer, es técnica de laboratorio especializada en análisis clínicos, profesora de educación especial. Ha sido supervisora de todas las escuelas especiales desde Allen hasta Catriel, controlando sus comedores, de modo que así como ha sido muy exigente, hoy lo es en su propia fábrica para cuidar la salud de sus clientes. Por eso uno de sus slogans es “Sabor, Calidad y Seguridad”.
Hoy les hace falta agregar una cámara de frío para almacenar la fruta y su desafío es ir acomodando sus productos para penetrar el mercado gourmet. La Reina de la Pera lleva sus productos artesanales a todos los lugares adonde va. Ya los están vendiendo en Bariloche, Trelew, Córdoba y piensan seguir creciendo, mientras que la producción de peras sigue siendo la actividad más dinámica de la región del Alto Valle.
Nos despedimos con una bella canción de Hugo Giménez Agüero, por Rubén Patagonia, “Nunca mates la flor”, que si bien refiere a que no matemos la cultura de los pueblos originarios de la Patagonia, podemos trasladarla como reclamo a los gobernantes de que tampoco maten a los pequeños y medianos productores del Alto Valle, que de 6.000 que eran hace unos años, apenas quedan hoy unos 1.500, y que si no cambian las reglas del juego político-económico, podría seguir desapareciendo.