Daniel Fossaroli, rosarino, le ofreció un día a su madre irse a vivir él y su joven familia a la chacra heredada de sus abuelos, a apenas 15 kilómetros, en Soldini, a la casa que los mismos habían habitado, pero que en ese momento era una tapera. Y se fue nomás, con su señora y sus hijos. Repararon la casa e hicieron una huerta para consumo familiar.
Pero Daniel provenía del ambiente cristiano-católico, y en su juventud había acompañado a un cura que intentaba reinsertar en la sociedad a los ex presidiarios, armando cooperativas de trabajo, y otros menesteres. De ahí le quedaron para siempre las ganas de ayudar y de comprometerse con la comunidad.
Al tiempo comenzó a ver que los quinteros que lo rodeaban tenían muchos problemas, porque les venían a comprar las verduras a muy bajo precio. Fue así como decidió proponerles que se organizaran para vender entre varios productores. Comenzaron elaborando bandejas de ensaladas. Luego, distintas combinaciones de vegetales frescos, envasados al vacío, listos para cocinar. Pero más adelante pensaron en cómo bajar los costos del desperdicio.
Entonces se decidieron a crear un horno solar para deshidratar las verduras agroecológicas, lo que además les agregaba valor.
Al emprendimiento le pusieron “Neike”, que en guaraní significa “¡Vamos! ¡Adelante!”, inspirados en la renombrada canción del Padre Zini. Hoy cuentan con Registro Provincial de Emprendimiento N° 1437 y avanzan hacia la constitución de una cooperativa. El modo de producción está en transición para ser “agroecológica” y tiene acompañamiento técnico de la Comuna de Soldini, de la Secretaria de Agricultura Familiar, y del INTA.
Daniel es además un experimentado comunicador popular, porque hace unos 30 años fundó una de las primeras radios comunitarias de Argentina, y hasta hoy dedica parte de su vida a transmitir valores a través de ese noble medio.
Con NEIKE deshidratan puerro, cebolla de verdeo, zapallito, calabaza, kale y brócoli. Los envasan en paquetes de 15 gramos, conservando aroma, sabor, colores y nutrientes, sin aditivos, ni sal, ni colorantes, ni saborizantes. 100% natural. Esta técnica posibilita conservar los vegetales y mejorar las condiciones de comercialización. Se proponen incorporar otras variedades de productos como polvos para saborizar, variedades de mix, y combinaciones listas para preparar distintos platos, o en chips para consumir directamente.
Pero Daniel nos da también algunos consejos culinarios: Propone hidratar sus productos Neike (dos partes de agua por una de productos) en agua hirviendo, unos 5 minutos, o en microonda, 2 minutos. Hay que tener en cuenta que una vez hidratados, los vegetales recuperan alrededor de un 20% a un 25% de su volumen, y que su sabor es concentrado. Al Kale no es necesario hidratarlo.
Estos productos se pueden incorporar en distintas recetas, como rellenos de empanadas, tartas, carnes, salsas blancas y rojas, masas, quesos y panes saborizados. También en fideos o arroz con vegetales, ensaladas, pastas y sopas. Son ideales para que los no habituados a comer verduras las incorporen a su dieta, especialmente los niños.
Mantenidos en ambientes frescos, secos y sin exposición a la luz solar, estos deshidratados conservan sus propiedades por 24 meses. Recordemos que a los deshidratados, en la región quichua les llaman “chichoca”, de zapallo, de tomate, etcétera.
Ahora Daniel nos da una receta para aprovechar sus deshidratados:
Carne al horno de barro o en olla de fundición: Mezclar dos o más productos a gusto, hidratar. Saltear unos dientes de ajo en una sartén con manteca y aceite e incorporar los productos hidratados, condimentar con sal, pimienta, ají molido, una rama de romero. Opcional, agregar crema de leche. Sellar la carne en la olla (o en un horno), agregar papa, pimiento etc, y cuando esté a media cocción, incorporar la mezcla y dejar hasta que se cocine totalmente. Durante la cocción, ir agregando agua caliente de a chorritos para que no se queme. De modo opcional, se puede levantar el fondo de cocción con vino.
Pero mejor escuchémoslo:
Daniel se despide de nosotros regalándonos una canción, mientras su pequeño hijo aprende violín y nos muestra que ya puede tocar bellas melodías. Su recomendación es “Neike Chamigo”, con letra de Julián Zini y música de Joaquín Sheridan, interpretado por Los de Imaguaré.