“Trabajamos del sur al norte del país, y desde el límite con Uruguay hasta el límite con Chile, en todas las economías regionales y en toda la pulverización tradicional”. Así resume el presidente de Jacto Argentina, Carlos Palmieri, el extenso portfolio que tiene la firma, que se resume en más de 50 productos pensados para cada cultivo.
La empresa, que hoy tiene presencia en más de 100 países, pisa fuerte en Argentina. Desde 2018 cuenta con su propia fábrica ubicada en Arrecifes y, sobre todo en los últimos años, ha venido trabajando en las soluciones tecnológicas para agregar valor, disminuir costos y aumentar la eficiencia en el campo pensadas particularmente para las necesidades de los productores locales.
Desde la frutihorticultura, el arroz, la papa, el maní y el algodón, hasta los cereales y granos tradicionales. La amplia gama de productos de pulverización de Jacto engloba tanto las herramientas más sencillas, como tijeras podadoras, sierras o mochilas, hasta lo último en autopropulsados y drones, e incluso los robots autónomos. En cada uno de ellos, la firma pone su sello con tecnología de punta.
“Siempre buscamos que aumente la capacidad de trabajo, mejore la gestión y sobre todo mejore el ecosistema agrícola”, explicó el gerente comercial de la firma, Marcelo Blanco, quien en el marco del Congreso Aapresid, y a tono con el espíritu del evento, repasó cuáles son los avances más notables que ofrecen hoy en el mercado.
En lo que son las líneas portátiles, pensadas particularmente para las economías regionales, se destacan las tijeras podadoras y las mochilas pulverizadoras a batería. Además del incremento en la productividad, el diseño contempla una mayor seguridad para los operarios, y el ahorro de recursos y tiempos.
En el caso de las mochilas, por ejemplo, la batería reemplaza el uso de palancas para bombeo y alimenta además, en el caso del modelo DJB-20, a las funciones de telemetría y de marcapasos que trae incorporada. Con la posibilidad de intercambiar entre modos de dosificación y pulverización, mide la velocidad a la que debe avanzar el trabajador para asegurar una buena cobertura y hasta permite el trackeo del trabajo a distancia.
En cuanto a la maquinaria tractorizada, Jacto tiene 2 grandes líneas disponibles: Los pulverizadores turbos, que usan turbinas especiales y los de barras, apuntados más bien a lograr una aplicación homogénea.
“Lo que hace la turbina es mover el follaje y lograr mejor penetración en las plantas. Eso se traduce en menor uso del producto, mayor autonomía y menor consumo de combustible. Te da un montón de ventajas”, explicó el gerente comercial, que observó que también cuentan con una línea de sensores que permite detectar dónde hay plantas y sólo aplicar en esos sectores.
Tal vez lo más novedoso para los productores frutihortícolas es el lanzamiento del Arbus 4000 JAV, un pulverizador autónomo que funciona como un robot que recorre las plantaciones, aplica los fitosanitarios y hasta puede leer e informar sobre la cantidad de plantas y de frutos y el estado de éstos, para estimar el rendimiento a futuro.
Otro de los sectores innovadores al que hoy se aboca Jacto es el de los drones. “Es un negocio nuevo del cual estamos aprendiendo y al que estamos apostando muy fuerte”, explicó el presidente de la firma, Carlos Palmieri.
Por su parte, Blanco destacó que “permiten entrar al lote en situaciones que no se puede usar una máquina o un tractor, y así evitar el pisoteo, entonces también se cuida el ecosistema agrícola”.
Además de los drones aplicadores, con capacidad de hasta 100 litros, la firma también comercializa otros productos enfocados en la detección de imágenes multiespectrales. Lo que hacen es un mapeo previo de todo el lote, del estado de las plantas y de las condiciones de las malezas, y, a través de un software especializado -Jacto Next-, permiten elaborar una prescripción que luego se carga en la maquinaria usada para pulverizar.
Eso significa que se puede trabajar de forma más eficiente con todo el ecosistema Jacto en funcionamiento: Tras tomar las imágenes con el dron y elaborar la prescripción, se la puede cargar a un autopropulsado para hacer aplicaciones localizadas.
Ya en la máquina, la incorporación de válvulas PWM hacen que el control electrónico sea más eficiente aún. “Permiten evitar dispersión, lograr una máxima llegada al objetivo y absorber las diferencias de aplicación que hay por los cambios de velocidad de la máquina”, explicó Blanco.
A eso se suman otras mejores clave, como el sistema direccional unitrack -que es el que permite que las 4 ruedas doblen y así no se produce doble pisada- y el motor con gerenciamiento electrónico, que mantiene la velocidad constante y las revoluciones a un nivel que permitan el ahorro energético.
La incorporación de telemetría, al igual que sucede con las mochilas, permiten gestionar la aplicación y hacer cambios en tiempo real si hay alteraciones en las condiciones externas.
La contracara de todo ese desarrollo tecnológico es lo que efectivamente sucede del otro lado del mostrador. En ese sentido, Palmieri aseguró que, de acuerdo a la cantidad de máquinas ya vendidas, “el 2025 va a terminar siendo mejor que el 2024”, y mostró buenas expectativas de cara al segundo semestre.
Aunque estima que el mercado aún no alcanza los niveles normales de ventas, el directivo afirmó que “paso a paso se está logrando una mayor estabilidad y se está consolidando”. Eso es gracias, sobre todo, a la disponibilidad de líneas de financiamiento propias, que ofrecen un plazo de hasta 3 años y se ofrecen en cada una de la amplia red de concesionarios que tiene Jacto en todo el país.