Ya está recién salido del horno el poster con el mapamundi que refleja el selecto grupo de naciones que aplican derechos de exportación para sodomizar a los empresarios agrícolas presentes en sus territorios.
Dos décadas atrás se habrían mandado a imprimir los pósters del mapamundi en cuestión para repartirlos a través de revistas en papel. Y habría publicidades tipo “¡Pedíselo ya a tu kiosquero!”. Pero ahora basta con tener un celular para difundir hasta el infinito una política tributaria que, lejos de ser la norma, representa una aberración a escala global.
El mapamundi, elaborado por la Fundación Agropecuaria por el Desarrollo de Argentina (Fada), muestra efectivamente que apenas cuatro naciones de base agrícola aplican derechos de exportación en la actualidad: Argentina, Rusia, Bielorrusia y Kazajstán (casualmente, o no tanto, los tres últimos tienen gobiernos autocráticos de hecho).
Nuevo #InformeFADA 📢
🚢 Monitor de Exportaciones
72% de las expo vienen del campo
¿Cómo ayudan al país? 🤔
🇦🇷 restringe las ❌#exportaciones de #carne, es uno 1⃣de los 3⃣ países que desincentiva a la producción y uno de los pocos que cobra DEX+INFOhttps://t.co/tdAEd7D55W pic.twitter.com/vmTGcUcpzW
— Fundación FADA (@FundacionFada) September 1, 2021
En el resto de las naciones agrícolas no se aplican derechos de exportación. Algunos países africanos y asiáticos imponen tal política, pero no con un propósito recaudatorio, sino para desincentivar la salida de algunos alimentos, dado que son deficitarios en ese sentido.
De hecho, la mayor parte de los países agrícola del mundo –incluyendo a Brasil– subsidian al sector agrícola por diferentes motivos: mientras que los exportadores buscan incrementar la oferta exportable, los deficitarios se aseguran la soberanía alimentaria.
En la Argentina, los derechos de exportación se emplean con un doble propósito: intentar contener la inflación y promover el desarrollo industrial por medio de la sustitución de importaciones financiada con divisas generadas por el agro.
La evidencia empírica presente en todas las naciones que implementaron esa política indica que la receta no funciona. Pero los sucesivos gobiernos argentinos siguen insistiendo con la misma, pensando, quizás, que con la repetición incesante alguna vez ocurrirá un milagro. Suerte con eso.