La compra de Monsanto por parte de la alemana Bayer no salió 63 mil millones de dólares, como se suponía hasta ahora. En realidad la firma líder en biotecnología agrícola costó 75 mil millones de dólares, debido a que sus nuevos dueños tendrán que pagar otros 12 mil millones de dólares para frenar la ola de juicios que se desató en los Estados Unidos por los supuestos efectos cancerígenos del herbicida glifosato.
Esta noticia sin duda acelerará la vida útil de este agroquímico, que ya está bastante cuestionado en Europa y que en los países productores ha venido perdiendo eficacia por la constante aparición de malezas resistentes.
Lo cierto es que este miércoles se conoció la noticia de que la empresa Bayer llegó a un acuerdo extrajudicial por 12.070 millones de dólares para cerrar la mayor parte de los litigios en los que quedó involucrada luego de la compra de Monsanto en 2018.
Desde que cerró la compra de la firma estadounidense, las acciones de Bayer se han desplomado un 29,3%. Su capitalización de mercado era este miércoles de unos 72.000 millones de dólares, que es casi lo mismo que el costo final de la adquisición de Monsanto. Un pésimo negocio.
Y puede faltar plata, pues hay 125 mil juicios abiertos contra Bayer por el potencial efecto cancerígeno del herbicida RoundUp, que es la marca comercial del glifosato para esa compañía. Con este millonarios desembolso solo cancelaría el 75% de esos litigios, que se basan en denunciar a la ex Monsanto por el potencial efecto cancerígeno del herbicida.
Según informó en un comunicado, Bayer espera pagar entre 8.800 y 9.600 millones de dólares a los demandantes, aunque previsionará otros 1.250 millones para otro posible acuerdo que finalice el resto de las demandas.
Quienes se montaron en Estados Unidos en esta ola de juicios en contra del glifosato recibirán en promedio algo más de 100.000 dólares cada uno. Para Bayer es un buen escenario, porque venía siendo condenada a pagar sanciones multimillonarias por la Justicia estadounidense, donde el tema desató una verdadera industria judicial.
Estados Unidos es el principal productor de soja del mundo, y el glifosato básicamente se utilizó masivamente en ese cultivo, luego de que la propia Monsanto desarrolló en 1995 el primer cultivo transgénico del planeta: la soja RR (Roundup Ready), que justamente resistía las aplicaciones del glifosato.
Brasil es el segundo productor del mundo y la Argentina la tercer oferente de soja, pero en estos países del Mercosur no hubo juicios individuales como los que sucedieron en Estados Unidos.
La salida extrajudicial fue aprobada por el consejo de administración y el consejo de supervisión de Bayer, pero todavía tiene que recibir el visto bueno de la Justicia estadounidense. La empresa ha aclarado que el acuerdo no contiene ninguna admisión de culpabilidad o delito. Es decir, Bayer no acepta que el herbicida tan cuestionado tenga efectos cancerígenos.
”Primero y antes que nada, el acuerdo de RoundUp es la acción correcta en el momento oportuno para que Bayer cierre un largo periodo de incertidumbre”, indicó el consejero delegado de la empresa, Werner Baumann. “Resuelve gran parte de los casos abiertos y pone en marcha un mecanismo claro para gestionar riesgos de futuros litigios”, añadió.
Baumann dijo que Bayer espera que este acuerdo “devuelva la conversación sobre la seguridad y la utilidad de los herbicidas con base de glifosato al ámbito científico y regulatorio”.
Bayer también anunció un acuerdo paralelo para cerrar los litigios por daño sobre otros cultivos por el uso del herbicida Dicamba. En este caso destinará 400 millones de dólares, aunque en este caso los demandantes tendrán que proporcionar pruebas de los daños a sus cultivos, y demostrar que se deben al Dicamba, para acceder a la compensación de la empresa.
La firma alemana que compró Monsanto también presentó una serie de acuerdos para cerrar los juicios contra Monsanto por la contaminación de aguas por el uso de bifenilos policlorados (PCB), que Bayer fabricó entre 1935 y 1977. Por estos casos, Bayer abonará 820 millones de dólares.