Los planteos de la regeneración y el manejo holístico llegaron a Iván Tomatis a través del intercambio con otros productores. Luego de años de manejar un emprendimiento familiar junto a sus hermanas en el centro de la provincia de Santa Fe, donde se dedicaban a la terminación y engorde de terneros, las inquietudes sobre un posible cambio en el manejo productivo llegaron luego de ver “algo diferente”.
“En 2019 visitamos El Mate, de Bruno Vasquetto, y ahí fue el cambio. Vimos que no utilizaban tantos insumos y eso realmente fue lo que nos marcó un camino”, contó el productor a Bichos de Campo.
En su caso, la llegada de la pandemia fue la excusa perfecta para ponerse a estudiar, y lo hizo en la Escuela de Regeneración de Ovis 21, de la que salió con la especialidad en manejo holístico.
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Para cuando esa organización comenzó a formar sus nodos en distintos puntos del país, Tomatis ya se encontraba capacitado para trabajar como asesor de uno de ellos, y pasó a integrar el nodo Perennia en su Santa Fe natal.
“El manejo holístico fue lo que puso el marco para que la toma de decisiones sea general, no solo hacia lo productivo sino también hacia la parte social y económica, que en nuestro caso era lo que más nos había afectado en ese momento”, señaló Tomatis, que hoy vuelva su experiencia en este proceso en sus encuentros con otros productores.
-Desde tu rol como asesor, ¿cuál ves que es un error típico que ocurre cuando se inicia en esto?- le preguntamos.
-Generalmente el querer copiar recetas. Lo que está bueno y es súper necesario es ir a conocer y charlar con los que están haciendo esto, y con quienes transitaron el cambio. Nosotros tuvimos la suerte de rodearnos de gente que te cuenta sus errores y las cosas que no habría que hacer, pero no hay una receta. Primero tiene que haber un gran cambio de la gente, de los tomadores de decisiones. El cambio fundamental nace de las personas. Y después errores se cometen, pero son aprendizajes para ir por el camino que uno tiene que marcarse. Eso es fundamental, marcarse primero un norte o tener la idea de hacia dónde querés ir.
-¿Notás que los productores son reticentes a cambiar su forma de trabajar?
-Sí, es así y es por lo que estas prácticas vienen creciendo. Pero no lo hacen en la forma esperada. Tiene tanta lógica, tanto sentido común y tantos casos exitosos, y sin embargo no hay una adopción. Yo creo que por naturaleza tenemos miedos, temores y los cambios no nos gustan. Pero repito que hay que ir a ver, hay que ir a conocer, hay que visitar a esta gente que está haciendo esto porque eso ayuda mucho.
-¿Y cómo le quitas los miedos? ¿Qué le decís para llevarles tranquilidad?
-La forma que tenemos como asesores y productores para contagiar es charlar con la gente que hace el trabajo y mostrar los casos de éxito productivo: mayor productividad de pasto, poder pasar una seca mejor. Esa resiliencia de la que se había es así tal cual, pero hay que palparla. Hay que animarse, después los cambios vienen solos.