La viaja casona WeinmannHaus fue construida en 1919, cien años atrás. Había quedado derruida y su destino más probable era la demolición. Por fortuna Javier Graff se cruzó en su camino. O mejor dicho, Javier volvió a buscarla y evitó ese triste destino.
Javier, de 44 años, descendiente de los alemanes del Volga que se instalaron en los alrededores de Coronel Suárez y construyeron este tipo de casonas por toda la región, nació y se crió en Santa María, la tercera de las colonias que rodean esta ciudad del centro sur de Buenos Aires. Por eso conocía la vieja casona de la calle principal. Volvió a Buscarla.
Javier es un chef que estudió en Mar del Plata y luego trabajó en grandes cocinas de Buenos Aires, como la del hotel Sofitel o la del retorán La Cabaña. Podría haber permanecido allá, trabajando tranquilo y haciendo carrera, pero una voz interior le dijo que debía volver y hacer en su propio pueblo lo que más le gusta hacer, lo que mejor le sale: cocinar platos de sus ancestros alemanes, que aprendió de su madre y de su abuela. Fue entonces, hace más de una decada, que se cruzó con la vieja casona WeinmannHaus.
Mirá la entrevista completa con Javier Graff:
En Santa María viven unas 1.900 personas, nada más. La mayoría de actividades rurales, pues en la zona se trabaja en la agricultura y la ganadería. Los vecinso de Javier lo vieron sacarse el delantal blanco para calzarse el mameluco de albañil. Durante varios años, con sus propias manos, Javier trabajó en la restauración de la vieja casona. Primero reconstruyó la cocina, luego el comedor y más adelante algunos cuartos para vivir con su familia. Más adelante en el tiempo, construyó una nueva hilera de coquetas habitaciones para ofrecer servicios hoteleros, sumándolos a la gastronomía.
“Si no hubiese hecho todo esto, seguramente seguiría en Buenos Aires trabajando en relación de dependecia. Esto me dio la posibilidad de venir a apostar a un pueblo donde no había ninguna actividad de este tipo”, relata el emprendedor, que es uno de los integrantes del grupo de Cambio Rural Las Cortaderas, dedicado al turismo rural. Las luces de “la casa de los Weinmann”, así, siguen encendidas cuando a las ocho cierra el último comercio del pueblo, una especie de minimercado ubicado en la esquina.
Javier invita a todos los que quieran a comer en su restorán y a dormir en sus habitaciones. Pero en este tipo de pueblos atraer a los visitantes a veces se hace cuesta arriba. Por eso también trabajó incansablemente para organizar una nueva fiesta popular, la Strudel Fest, que atrajera multitudes hacia Santa María. Van por la cuarta o quinta edición, con buen suceso.
Y ahora ha puesto una fábrica de chocolates, que vende en la zona y en ciudades más alejadas. Cuando llegamos a visitarlo, estaba ensayando con una réplica casi exacta de las populares “bananitas dolca” de nuestra infancia. De mi infancia y de la infancia de Javier.
“La fábrica de chocolates tiene que ver con la niñez. Mi madre trabajó en chocolates y helados hace mucho tiempo, y así lo vivimos de chiquitos”, nos cuenta el cocinero.
La viaja casona, con sus historias y todas estas delicias, están a solo 15 o 20 kilómetros de Coronel Suárez. No hay mucho más que buscar. “Nosotros no tenemos ni cataratas ni mar ni nieve. Solo tenemos nuestro patrimonio cultural y nos focalizamos en la cultura gastronómica alemana. Vivimos 100% de esto. En un entorno totalmente virgen en materia de turismo, tenemos mucho para ofrecer, que es lo que mamamos desde chicos. Para otros es una propuesta turística. Para nosotros, nuestra vida misma”.
Está todo dicho.
excelente noticia,…. pero cuando es el strudel fest ??, tiene pagina web? gracias
Ahi en la nota pusimos el link a una página de facebook de esa fiesta. Creo que se hace en abril, pero allá estarán los datos. Saludos.