La Federación Agraria Argentina puso en marcha su complejo andamiaje democrático para elegir un nuevo presidente en su 110° Congreso Anual Ordinario, que se realizará el 26 y 27 de septiembre en el Ariston Hotel, en la ciudad de Rosario.
O presidenta, porque una dirigente federada ha decidido competir en esa compulsa y podría llegar a convertirse en la primera mujer en la historia que lidere no solo en la Federación Agraria sino en todo el resto de entidades agropecuarias a nivel nacional.
Se trata de Andrea Sarnari, una productora de Bolívar que actualmente es la secretaria gremial de la entidad, y que enfrentaría en este nuevo proceso electoral posiblemente al veterano dirigente de Alcorta, Omar Barchetta. Todo en un contexto muy especial, porque se deberá decidir un sucesor para Carlos Achetoni, el ex presidente mendocino que falleció este año en un accidente de auto, y al vicepresidente entrerriano Elvio Guía, quien se hizo cargo de esta transición.
¿Quién es Andrea Sarnari? Para empezar es la hija de Néstor Antonio ‘Chiquito’ Sarnari y la nieta de Eugenio ‘Keko’ Sarnari, que también han sido históricos militantes federados. Es decir que Andrea mamó desde chica la vida gremial. Siempre cuenta que comenzó a ejercerla a los 13 años de edad, desde los centros juveniles. Hoy tiene 47 años, pero entre 2000 y 2009 presidió la Fundación FAA, desde 2018 a 2020 ocupó la Sindicatura de la Federación y luego la eligieron directora nacional por el distrito 9.
El programa radial Colonia Agropecuaria la entrevistó para conocer un poco más sobre sus ideas y su historia.
-¿Cómo es el proceso electoral tan complejo que tiene la Federación Agraria?
-Es tan complejo que los federados a veces no terminamos de entenderlo, pero es como decís vos, a su vez es muy representativo. Arrancó en julio con nuestras asambleas comarcales, que son asambleas de distrito, ya que la Federación Agraria está dividida distritalmente, que no responde a la División Política de Argentina sino que son por cercanía entre filiales cooperativas y centros juveniles, que son las entidades de base. Cada distrito de los 16 que componen a la Federación Agraria elige sus candidatos para representarlos en el Consejo Directivo Central y esos candidatos van a competir en el Congreso, entre ellos, y de ahí surgen los próximos directores que van a conformar el Consejo Directivo. O sea, hay 16 directores que entran por distrito, pero a la vez hay 8 directores que entran por una lista oficializada, y hay 3 directores que entran por juventud. Eso es lo más innovador que tiene la Federación Agraria, que la juventud tiene 3 lugares en el Consejo Directivo desde hace muchos años garantizados para los productores menores de 30 años o hijos de productores.
-El que pensó este sistema quiso que las regiones estén bien representadas, porque cada región vota a sus representantes, y que haya representación de jóvenes. ¿También pensó representación de mujeres?
-No, originariamente no. Peor luego se conformaron los grupos de mujeres federadas, en los años 90. Ahí empieza el Movimiento de Mujeres en Lucha, que surge del seno de la Federación Agraria y después se conforman estatutariamente como Mujeres Federadas. Hay muchas trayectorias en eso, pero las mujeres. Pero es una incoherencia que tenemos nosotros en el Estatuto. Ahora bien, dentro de las filiales de la Federación Agraria, si es histórico que la mujer tiene el mismo rol que el hombre, y eso es para destacar. Desde nuestros inicios las filiales están conformadas por productores o productoras mujeres.
-¿Cómo es tu ligazón histórica con la Federación Agraria?
-Bueno, yo soy hija y nieta de productores, nací, me crie en una chacra, entonces mi vínculo con la Federación Agraria es un poco familiar de alguna manera, ya mi abuelo participaba de la cooperativa de Bolívar y de la filial de la Federación Agraria. Mi papá fue dirigente a nivel nacional, fue presidente de la filial, y tuvo varios roles en la cooperativa. Yo seguí un poco esos pasos desde pequeña. Me crie adentro y viendo ese mundo de la Federación Agraria, y a los 13 años, por primera vez, participé activamente y me asocié a un centro de juventud. A partir de allí fui transitando los diferentes lugares y etapas que cualquier gremialista hace.
-Tenés el peso de llevar la herencia de Chiquito Sarnari, tu viejo, y Keko Sarnari, tu abuelo..
-No es una carga. Al contrario, yo digo, aprendí mucho de ellos. Y mi mamá, con 80 años, sigue estando en los grupos de mujeres federadas también. Lo acompañó siempre a mi viejo en su dirigencia, pero también ella fue una militante activa. Entonces no lo siento como una responsabilidad, sino al contrario como un halago. Cuando escucho las cosas que se pudieron hacer en sus gestiones, o con su trabajo gremial, es reconfortante.
-¿Y no te da un poco de zozobra esto de tener la posibilidad de que una mujer se siente no solo en la presidencia de la Federación Agraria, sino ser una par en la Mesa de Enlace con el resto de las entidades agropecuarias?
-Yo lo tomo muy naturalmente a esto, porque me crie en un ámbito donde todas las entidades agropecuarias están conformadas mayoritariamente por hombres, algunas con un sesgo más machista a lo mejor que otras, pero todas están conformadas en su mayoría por hombres. Yo me crie en ese ámbito y nunca sentí discriminación por una cuestión de género. Todo lo contrario, creo que el lugar o la experiencia que uno hace se lo va ganando con acción, con actividad, con responsabilidad, con compromiso.
-Si no te asustaste antes, no te vas a asustar ahora.
-No, todo lo contrario, son muy respetuosos, siento mucho respeto de parte de los hombres en general. Creo que justamente lo que se respeta es el trabajo, la conducta y la militancia. Eso es lo que uno se ha ganado con el tiempo.
-La Federación Agraria está bastante debilitada en los últimos años, lo cual es muy lógico porque el sujeto que representaba, el pequeño y mediano productor, hoy ha cedido mucho terreno a otra forma de producción de la tierra, con lo cual es obvio que su gremio debe estar en crisis también. ¿Vos compartís este diagnóstico?
-La Federación Agraria se ha debilitado, efectivamente, coincido con el diagnóstico. Creo que tiene que ver con que ese sujeto agrario ha mutado, la estructura social agraria ha cambiado en profundidad, y es un debate que la entidad no se ha dado todavía, sobre qué sujeto agrario es el que hoy representa y cómo aggiornarse en estos tiempos. Creo que parte del desafío es justamente ese, repensar el sujeto agrario que representamos. También que los productores puedan entender nuevamente qué importancia tiene un gremio en el sector agropecuario, porque uno puede ser el productor más eficiente, que trabaje muy bien, pero si una política es mala, todo ese trabajo, esa eficiencia, ese esfuerzo se va de las manos. Sobre todo en los pequeños y medianos, que somos los que menos espalda tenemos. Los más grandes tienen otra estructura, tienen un contador, tienen un abogado, tienen una empresa que los respalda. Nosotros somos personas de carne y hueso que necesitamos más que nadie de ese instrumento que es la Federación Agraria, para poder defendernos, para poder proponer y para poder oponernos cuando nos perjudican.
-De todos modos no son pocos, aunque han descendido mucho en número los productores. Si yo me pongo a analizar cuántos productores de soja hay en la Argentina, como ejemplo, son unos 70.000, de los cuales 55.000 son pequeños y medianos.
-Exacto. Sí hemos desaparecido muchos. Claramente el proceso de concentración arrancó allí a fines de los 80, a principios de los 90, y se profundizó mucho en esa década, pero después no paró nunca. Ha seguido ese proceso de concentración, y eso claramente se ve reflejado en la cantidad de explotaciones agropecuarias o de productores. Lo que nosotros tenemos que revertir y repensar también es el sujeto agrario, porque no es solo ese productor el que la Federación Agraria debe defender o aglutinar. Es una organización que además debe defender a la familia agraria. Los pueblos rurales también tienen mucho que ver con lo que nosotros pregonamos y defendemos, eso es mucho más importante más allá de los números, de cuántos seamos. Todo tiene que ver con un modelo productivo. Me parece que también se ha perdido un poco en la visión gremial de la entidad a nivel general. Pensamos muchas veces en los números y en la productividad, y nos hemos olvidado un poco de pensar en el sujeto y sus pueblos.
-Ideológicamente, ¿esto se hace con más mercado o con menos mercado, con más Estado o con menos Estado, con más ideología o menos ideología, o con más sentido común y menos estupidez?
-Yo creo que se hace con una democracia como la que tenemos, con instituciones fuertes, porque no es solo la Federación Agraria la que está mal, tenemos muchas instituciones flacas y debilitadas. Y creo que se hace con un Estado virtuoso. Hay muchas cosas que funcionan muy mal en el Estado y que hay que corregir, porque el Estado bobo no nos sirve a ninguno, pero necesitamos un Estado presente, tiene que estar con las medidas justas. Y eso es sentido común. Muchas veces lo que tenemos que pregonar desde las instituciones intermedias como la nuestra son esos equilibrios de diálogo sincero y no la estupidez -como la llamaste vos- de ideologizar o politizar todo, para ponernos unos en contra de otros. Creo que esto se construye con mesas de diálogo sincera e institucionalizada, que es lo que se ha debilitado en la República Argentina.