La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), dependiente de Naciones Unidas, estableció un marco metodológico, conocido como “Esquema de Compensación y Reducción de Carbono para la Aviación Internacional” (Corsia por sus siglas en inglés), por medio del cual se pretende que las compañías aéreas alcancen la carbono neutralidad en 2050.
La meta determina que el 65% de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero debe provenir del uso de combustibles sostenibles (SAF por sus siglas en inglés), los cuales, en gran medida, se elaboran con biomasa provenientes de cultivos agrícolas.
En la Cumbre Panamericana de Biocombustibles Líquidos, realizada recientemente en la sede porteña de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se presentó cuál debería ser el crecimiento de la producción de SAF para poder cumplir con esa meta y los números son impresionantes.
La producción de SAF debería sobrepasar los 449.000 millones de litros en 2050, una cifra que casi triplica a la producción actual mundial conjunta de biodiésel y bioetanol.
Uno de las alternativas de SAF es el biodiésel hidrotratado o HVO (Hydrotreated Vegetable Oil), el cual es un combustible elaborado con aceites o grasas hidrotratadas que tiene una composición prácticamente equivalente a la del biodiésel de origen fósil, lo que permite su uso sin inconvenientes en ambientes con muy bajas temperaturas, donde el biodiésel convencional puede experimentar inconvenientes.
A diferencia del biodiésel tradicional (Fatty Acid Methyl Esters ó FAME), en el proceso de producción de HVO el hidrógeno se usa para eliminar el oxígeno de los triglicéridos y, de esa manera, no se genera glicerol como producto secundario. El proceso, si bien no requiere productos químicos adicionales –como el metanol–, es mucho más oneroso que el del biodiésel convencional, lo que implica que el HVO sólo es viable en proyectos de gran escala.
El biodiésel argentino, proveniente de soja producida en sistemas de siembra directa con una distancia a la fabrica aceitera e industria de biodiésel inferior a los 300 kilómetros, cumple con los criterios de sostenibilidad establecidos en el plan Corsia, lo que podría representar una oportunidad de negocios importante para el país.
Por el momento, las únicas naciones que cuentan con mandatos obligatorios de uso de SAF en aviación son Suecia, Noruega y Francia, pero se prevé que los mismos comiencen a implementarse en el resto de la Unión Europea, Reino Unido y EE.UU. en los próximos años.