La respuesta que uno espera de un vendedor de insumos, cuando se le pregunta qué hace falta para iniciarse en la hidroponia, es que enumere una serie de materiales y artefactos que configuran el “starter pack” para empezar un emprendimiento. Pero nada de eso hizo Martín Baumgratz, de la empresa Agroazul, cuando Bichos de Campo lo entrevistó. Invalorable esa actitud para quienes quieren no chocarse contra una pared.
No caben dudas de que, al tratarse de una actividad tan diferente a la frutihorticultura tradicional, la hidroponia abre un mundo nuevo. Sistemas de perfiles NFT, piletas para “floating”, macetas; hay muchas decisiones técnicas que hay que tomar y una inversión inicial grande por hacer.
Pero parece que el análisis va más allá de sólo las cifras.
Y ahí se tornan clave los consejos del vendedor, que en vez de hablar de números y productos de entrada, primero hace algunas advertencias sustanciales: Se necesita capacitación y asesoramiento, hay que atender a aspectos clave del manejo y hay que prever el circuito de comercialización. Todo eso antes de sacar la billetera.
“Estos cultivos tienen la característica de que el equilibrio es muy frágil, y se rompe con cualquier situación externa o error de manejo”, explicó Martín, que señala que aún los productores más importantes son asesorados constantemente, no sólo para evitar dolores de cabeza, sino para no perder dinero de más.
Y en la cuestión del dinero está el quid de la hidroponia. Ya es sabido que se necesita de una inversión inicial importante pero, ¿de cuánto estamos hablando? Sobre eso también hace algunas salvedades el vendedor de Agroazul, que señala que antes hay que hacer un estudio inicial y definir prioridades.
“Hacemos un análisis de costos, un análisis de mercado, vemos a qué precio se está vendiendo en tu zona y en base a eso calculamos cuántas posiciones necesitamos cosechar por mes para llegar a ese número que te hace feliz”, señaló.
Cuando habla de “posiciones”, se refiere a la cantidad de plazas u orificios disponibles en la estructura, sea de perfiles NFT o de “floating”. Lo que determina es la cantidad de plantas que se cosecharán periódicamente.
Sin embargo, ese cálculo no se trata sólo de establecer un “número que te haga feliz”, como lo describe Baumgratz, sino también de ser realista en el diagnóstico: No es lo mismo planificar un emprendimiento o un hobby para obtener un ingreso extra, que hacer una producción a gran escala para insertarse en grandes circuitos comerciales.
Y he allí, en la comercialización, el baño de realismo necesario. “Podés ser el mejor productor hidropónico del país, pero si no podés vender, estás complicado”, observa el asesor, que considera que ese es, con seguridad, el aspecto más importante a tener en cuenta antes de iniciar un proyecto de hidroponia.
Mirá la entrevista completa con Martin Baumgratz:
Ahora bien, una vez que está asegurada la colocación del producto, y ya está listo el número de plantas que harán a la cifra de la felicidad, hay que avanzar con la infraestructura. No sorprende que aquí también haya algunas salvedades a atender previamente.
En particular, observa Martín, el diseño de la estructura debe estar ligado a 2 problemas que suele afrontar toda producción hidropónica. Uno es la temperatura de la solución nutritiva, que es ese concentrado de agua y sales que entra en contacto con las raíces -sea circulando en perfiles NFT o no, como en el caso del “floating”.
“A partir de los 28 grados, la concentración de oxígeno es inversamente proporcional al aumento de temperatura. Cada vez que aumenta la temperatura por arriba de los 28 grados, disminuye la concentración de oxígeno en el agua, y eso es perjudicial para las raíces”, explicó el asesor, que por eso recomienda diseñar la estructura del invernadero en base a la temperatura exterior, sobre todo para no cosechar amarguras en verano.
El otro problema a atender son los “trips”, un conjunto de plagas muy comunes en la hidroponia a las que hay que atender con un correcto manejo para evitar que dañen cualitativamente a las plantas. Huelga aclarar que, si no luce bien, la verdura no se vende.
Asimismo, también debe asegurarse un buen suministro eléctrico y de agua. Como es una actividad a tiempo completo, que no puede detenerse sin correr el riesgo de que las plantas se echen a perder, contar con un grupo electrógeno es indispensable. Y no necesariamente por la iluminación, porque eso se lo aporta el techo transparente del invernadero, sino porque es lo que permite mover el agua y mantener la temperatura dentro.
En el caso del agua, si no es de buena calidad se necesita un equipo de ósmosis inversa, que también encarece la inversión inicial, ya de por sí elevada.
Queda claro que son muchas las decisiones que hacen a un proyecto de este tipo, y se entiende también por qué el vendedor hace tantas salvedades al momento de describir el paso a paso para insertarse en el mundo hidropónico.