El último registro del Ministerio de Agricultura es el de agosto pasado. Hasta ese momento, en el acumulado de los ocho primeros meses de 2021, la Argentina llevaba exportadas 25.422 toneladas de carne porcina, con un crecimiento del 1% respecto de igual lapso del año anterior, pero ya había importado el equivalente a 25.270 toneladas del mismo producto, con un fuerte salto del 81% en relación al periodo previo. Es decir, hasta ahí la competencia estaba bastante pareja entre ventas y compras de carne de cerdo.
Después de eso las exportaciones se plancharon por completo, mientras que las importaciones de carne porcina -sobre todo desde Brasil-, siguieron creciendo a un ritmo arrollador que impone un dólar oficial artificialmente barato, muy funcional para quien trae mercaderías hacia el país.
La lectura final de este fenómeno -caída de exportaciones y fuerte repinte de las importaciones- es que a esta altura de 2021 el país volvió a la normalidad y, en materia de carne de cerdo, volvió a tener un déficit comercial sumamente negativo. El sueño de la “soberanía porcina” duró muy poco. Apenas se logró que los ingresos superasen a los gastos por apenas un año.
En rigor, si de dinero hablamos, en los ocho primeros meses del año la Argentina exportó carne de cerdo por 44,5 millones de dólares, pero la había importado por 55,7 millones. El déficit ya había dicho presente.
El panorama se agravará con el correr de los meses hasta el fin de este año, pues en lo que va del segundo semestre China detuvo casi por completo sus compras del alimento en el país y los embarques se desplomaron. “Han disminuido desde julio las exportaciones de forma muy marcada, llegando a ser apenas menos del 1% de la producción local y por otro lado aumentaron las importaciones representando casi un 3.5% de lo producido”, resumió el especialista juan Uccelli en su habitual informe sobre el mercado.
Históricamente la Argentina -un país que tiene todas las condiciones para producir carne porcina- importó más de lo que exportaba. En los 90, con el atraso cambiario que implicaba la convertibilidad, esta tendencia fue muy marcada, pero también hubo déficit en los tres primeros lustros del nuevo milenio. Siempre ingresó carne desde Brasil y ocasionalmente también se importaba desde Chila y hasta cortes subsidiados desde Dinamarca.
Pero la cosa comenzó a cambiar en 2018, cuando se realizaron los primeros embarques de carne porcina a China, que parecía por entonces los primeros casos de la Peste Porcina Africana (PPA) y debía sacrificar al menos una tercera parte de su rodeo de cerdos, reemplazando esa carne con mayores importaciones.
Con esa aspiradora en funcionamiento, en 2019 la Argentina pudo exportar 23 mil toneladas en 2019 y luego saltó a 39 mil toneladas en 2020, casi 6% de su producción. Las importaciones, en tanto, fueron de 40 mil toneladas en 2019 y bajaron a 25 mil toneladas el año pasado.
Es decir que el país logró un superávit comercial en este rubro solo durante 2020. La tan mentada soberanía le duró solo un año.
Uccelli, además de la relación puntual con China, tiene muy claro que este regreso a la normalidad está muy relacionado con “la cotización del dólar, que hasta el mes de marzo avanzó de forma paralela con la inflación y a partir de ahí se despegó y generó que los productos sigan subiendo, no solo en pesos, sino en dólares”.
El atraso en el tipo de cambio, según el consultor, “provoca tener un cerdo caro para exportar e importar un cerdo más barato desde Brasil y recientemente desde el mercado de Chile”.
“Este último mercado es un típico desacierto de la diplomacia argentina. Se abrió hace más de dos años y el error fue no haber solicitado algo tan común como la reciprocidad comercial. Tuvimos la oportunidad de enviar carne a Chile y el mercado no estaba abierto. Ahora que cambio la taba, por lo comentado anteriormente, Chile que tiene complicado como todos los mercados de la exportación, empezó a enviar a nuestro país”, explicó el informe de Uccelli.
Por el envión que llevaba el sector, la producción de carne de cerdo incrementó todavía más la oferta, pues creció 6,6% en lo que va de 2021.
¿Y qué sucede con la mayor oferta de carne porcina que se registra por la conjunción de menores exportaciones y mayores importaciones?
Por fortuna, el mercado interno está pudiendo absorber ese excedente y no se deprimen tanto los precios pagados a los productores. “Los argentinos consumimos más carne de cerdo y todo traccionado por la diferencia que sigue existiendo entre los mismos cortes vacunos y de cerdos”, explicó Uccelli, aludiendo a que los cortes porcinos son entre 20 y 45% más baratos que los de los vacunos.
El consultor incluso calculó que “los argentinos estamos consumiendo más de 20,5 kilos per cápita, donde solo 2 kilos van a través de chacinados y los 18.5 kilos restantes como carne fresca”. Hasta ahora, oficialmente solo se convalidad un consumo por habitante de casi 16 kilos anuales.
Según la visión de Uccelli, esta sostenimiento de la demanda interna se debe únicamente a los altos precios q los que cotiza la carne preferida de los argentinos, que sigue siendo la bovina. “En un momento difícil, otra vez la carne vacuna nos sigue permitiendo ganar mercado y justificar los precios que se pagan por el cerdo en pie”, explicó.