¡Que los rabinos no suban al avión! El gobierno pide demorar la faena de carne Kosher para evitar más subas de precios antes de las elecciones

Si le faltaban vueltas extraños a la comercialización de carne vacuna en Argentina, la lupa ahora está en las exportaciones de carne Kosher, ya que el gobierno nacional pidió que se demore la llegada de los rabinos que harán la faena, aunque algunos exportadores dicen que lo hacen por iniciativa propia.

Todo empezó con rumores a lo largo de esta semana sobre cambios en la comercialización de carne vacuna, y particularmente respecto de las exportaciones.

El que sonó muy fuerte fue que el gobierno pensaba bajar los derechos de exportación a los supermercados y no a los frigoríficos exportadores, a quienes culpa de no cumplir con el acuerdo de precios, algo que la industria desmiente.

La medida es inaplicable, no se puede quitar un impuesto a unos sí y a otros no, a menos que se les cobre a todos y a un grupo de empresas luego se les devuelva el dinero o parte de él.

La otra versión que da vueltas tiene que ver con los controles a las exportaciones de carne de vaca. Exportadores dicen que les controlan “caja por caja de la carne de vaca”, una forma de decir que en Aduana se pusieron estrictos con el tema y que los miran con lupa.

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El sistema Kosher es un sacrificio religioso del animal, donde aquella carne deberá haberse sacrificado por un rabino siguiendo unas normas de hierro, de su creencia religiosa, establecido en la Torá, donde se desprende toda la doctrina judaica. Los mamíferos y las aves kosher son faenados en un procedimiento especial llamado shejitá, en el cual la garganta del animal es rápidamente cortada, en un corte exacto y sin dolor con un cuchillo perfectamente filoso y liso llamado jalaf realizado por un shojet altamente entrenado.

Se realiza en plantas frigoríficas habilitadas e inspeccionadas por un sistema controlador nacional provisto por el país exportador, y un control sanitario realizado el Servicio Veterinario y de Sanidad Animal del Ministerio de Agricultura de Israel. El sistema y tecnología de sacrificio y faena se supervisa por un rabino con capacitación higiénico sanitaria y criterios religiosos.

Es por esto que la tercera versión que circula por estas horas, tiene que ver con que el gobierno le pidió a los exportadores que demoren la llegada de los rabinos unas 2 o 4 semanas, para que la faena correspondiente y la salida de carne sean con posterioridad a las elecciones.

Israel es el segundo destino para las exportaciones de carne vacuna argentinas. En los primeros 7 meses del año, según consigna el IPCVA, se le enviaron 25.000 toneladas y el incremento interanual fue de 24% mientras que su participación en el total. En divisas el aporte fue de 145 millones de dólares.

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La faena para atender a la demanda israelí suele generar movimientos alcistas en los novillos, que es una categoría faltante este año debido a que por la sequía no se hicieron las recrías, y por lo tanto ese efecto podría ser mayor esta vez.

Esa versión fue confirmada por dos importantes exportadores, pero otros dijeron que en realidad se trata de una propuesta de las empresas para evitar más presiones oficiales o restricciones sobre el negocio exportador.

La intención, según un importante empresario exportador, sería evitar que sea noticia otra vez la suba en los precios de la hacienda y de la carne. Es decir que no quieren darle letra al gobierno para tome medidas restrictivas, y al mismo tiempo buscan enviarle señales de que se intenta aportar a contener los incrementos de precios en este producto tan sensible para la política.

Otros referentes de la industria dicen que es muy complicado que las empresas hagan eso “cuando hay contratos anuales con volúmenes y precios cerrados y con los visados hechos para las fechas establecidas”.

Lo cierto es que la creciente inflación, la tendencia de los políticos a echarle la culpa a los privados por los problema que no pueden resolver, y el acercamiento de las elecciones presidenciales hace que todo esté muy caliente, y nadie quiere mover una pieza que despierte el enojo de los funcionarios.