Arranca la campaña agrícola 2023/24. Las estimaciones hechas en el arranque del ciclo daban cuenta de una intención de siembra alta en trigo, el cultivo que inicia la saga. Pero el clima sigue haciendo de las suyas, no llueve tanto como se necesita y en el mercado ya se empieza a dar por hecho que no se implantarán las casi 7 millones de hectáreas proyectadas inicialmente.
“Hay intención y hay necesidad de hacer trigo. Pero lo que veo es que en la zona núcleo y el oeste de Buenos Aires -por ejemplo- no se recargaron los perfiles y no se podrá sembrar. En el sur de Buenos Aires la situación pinta mejor, hay más agua y más tiempo para cultivar el grano”, dijo Enrique Erize, de la consultora Novitas y uno de los más respetado de la Argentina.
Ese es el primer problema del cereal este año luego del fracaso estrepitoso de la cosecha anterior, donde la producción cayó de 22 a 12,5 millones de toneladas por culpa de la sequía. Pero la recarga de los perfiles no es el único escollo para sembrar trigo: También perdura la intervención del gobierno en el mercado local.
“El segundo problema es que miro los precios FOB que publica la Secretaria Agricultura y no me seducen demasiado. Generalmente el FOB argentino es el de valor de Kansas más 40 dólares, pero desde la Secretaria dan precios cercanos a Kansas, de 300/305 dólares cuando debería ser de 330 dólares”, apuntó Erize, siempre atento a estos detalles.
“Estamos baratos en los FOB oficiales. No son representativos de nada, y esta es una más de las 20 mil intervenciones que tenemos”, lamentó el especialista en mercado agrícolas.
El directivo de Novitas agregó: “No se olviden que el año pasado hubo un FOB escandaloso de 340 dólares, cuando en Kansas el trigo valía 400. Eso implicó que se anotaran 8 millones de toneladas en abril de 2022 que luego no estuvieron, lo que obligó a un jubileo de parte del gobierno. Me pregunto: ¿estamos empezando la misma historia? Me suena raro lo que pasa”.
Erize además se refirió a lo que sucede con el mercado de la soja y a las perspectivas para la campaña gruesa 2023/24.
“La gente está más metida en ir a soja de primera o al maíz de primera. No es el que hubiera querido, sino tener trigo financiero en diciembre. Pero ya sabe que no lo van a poder hacer y vamos a otro planteo”, aseguró el analista.
Escuchá toda la entrevista:
Si bien sembrar un maíz de primera requiere de mucha más inversión por hectárea que la soja, y al productor este año más que plata le quedaron deudas en el bolsillo, el analista consideró que habrá interés por financiar la siembra del cereal.
“Bancos, empresas de agronomía o los mismos exportadores van a estar con ganas de financiar al campo en un contexto que, con sinceramiento cambiario, puede dar una proyección de resultado económico razonable”, indicó.
Con respecto a la soja, el titular de Novitas dijo que “mucha gente creo que porque fracasó la cosecha en Argentina el mercado debería afirmarse, pero hay que tener en cuenta la supercosecha de Brasil y las perspectivas de siembra en Estados Unidos. Si allí se siembra bien se esperan precios más bajos”.
Erize reconoció que hay poco margen para aprovechar estos valores en el mercado disponible, por el fracaso de la cosecha, pero al mismo tiempo considero que para quienes puedan esperar “estos precios no son para despreciar”.
“La soja que está en 530 dólares en Chicago en el inicio del gobierno de Macri valía 330 dólares. Estamos así porque en Estados Unidos hubo ajustes de stock, pero si sale de esa zona estos precios no se pueden sostener”, aclaró Erize.
El consultor se refirió a lo que se viene. A fin de año hay elecciones pero la economía y el país viven el día a día. “Si Sergio Massa consigue plata es una cosa. Sin o es el fin, apaguemos la luz y que se dé la explosión, en eso estamos”.
“Si zafamos de la explosión, vendrán las elecciones… En esta campaña se sembrará con un gobierno y quizás se coseche con uno de otro signo político”, contextualizó Erize, recordando que en 2015 la salida de Cristina Fernández y la posible llegada de Mauricio Macri que prometió cambios importantes para el sector, “generaron fuertes expectativas” que ahora no se dan.
“Creo que la expectativa de baja de retenciones, gane quien gane, se sabe que será difícil que se concrete. Pero sí puede hacer un sinceramiento cambiario, un ajuste del tipo de cambio, de la brecha para el agricultor y el ganadero. Pero cambio en retenciones me parece que no”, avisó el analista.