A pie, en bici o en auto. Y conociendo y disfrutando, porque en este recorrido la idea de “peregrinar” se despoja de toda su carga de esfuerzo o sacrificio para embeberse en el disfrute de la madre naturaleza, del campo y de la hospitalidad sanducera.
Esta ruta turística incluye diferentes localidades rurales del sureste del departamento de Paysandú, Uruguay, donde el visitante será recibido por “embajadoras” encargadas de atender y guiar a todo el que llegue. A punto de implementarse en terreno, esta propuesta surgió durante la pandemia de la mano de Gloria y Janet, responsables de un spa de la zona que tenían la idea de hacer algo distinto en su tierra, de motorizar la actividad y, por supuesto, la economía local. Esperan los primeros visitantes a partir de abril ya que la ruta es ideal para recorrer entre otoño y primavera para evitar los grandes calores.
A fines de 2020, el Ministerio de Turismo de Uruguay junto con el Ministerio de Ganadería, convocó a emprendimientos turísticos rurales focalizados en mujeres. Y así fue como estas dos amigas postularon el Camino a Tiatucura, que fue una de las propuestas seleccionadas y, con el dinero del premio, comenzaron a trabajar en el circuito con el apoyo de la Intendencia de Paysandú.
“Es una propuesta impulsada por mujeres, porque los hombres en el medio rural están poco en sus hogares por el trabajo que realizan, aunque ya muchos de ellos están colaborando activamente con las mujeres en este proyecto”, cuenta Gloria.
“La ruta de Titucura nace a través de Carolina Valdomir, baqueana turística de la zona, que había escrito un proyecto para presentar en la universidad por sus estudios, le pedimos autorización para usarlo y con toda generosidad accedió; nosotras lo reformulamos, lo adaptamos y obtuvimos el primer premio”, añadió.
El recorrido es de 74 kilómetros y las emprendedoras de los diferentes pueblos se encargan del hospedaje, la gastronomía y el relato de cada lugar. La propuesta consiste en que además de comercializar los productos que elaboran (panadería conservas, dulces, licores, artesanías, trabajos en telar), también muestran los procesos de elaboración o trabajo, que en el caso del tejido tiene que ver con el lavado de la lana, el cardado y teñido con productos naturales (no tinturas químicas). La idea es que los turistas interactúen todo el tiempo con la comunidad, ya que dormirán en las casas y comerán en la mesa de las emprendedoras.
Además de poner en valor y mostrar las bellezas naturales y las tareas que realiza la mujer rural, el objetivo de Camino a Tiatucura tiene que ver con complementar la economía de los hogares de las zonas rurales, recuperar tradiciones y promover el arraigo. Los pueblos que se visitan son Piñera, Merinos, Morató y Tiatucura y quienes lleguen al destino final podrán también visitar el memorial ubicado cerca del arroyo Salsipuedes, donde ocurrió el genocidio del pueblo charrúa.
“Tiatucura representa una propuesta innovadora porque en nuestro país aún no están tan desarrolladas las rutas temáticas y, además, en este caso hay un potencial muy grande con emprendimientos productivos de las mujeres rurales, como ocurre, por nombrar solo uno, con el caso de la señora Violeta del pueblo de Piñera que elabora productos con arazá, un fruto nativo del cual hasta ahora solo se veían mermeladas y jaleas en el departamento de Rocha”, reflexiona Juan Pardo, consultor y docente de turismo. “Esto no solo genera un complemento económico sino que también ayuda a empoderar a estas mujeres que viven en lugares que están un poco olvidados de las políticas de gobierno”.
Mientras tanto, las mujeres se fueron preparando con capacitaciones en terreno, es decir yendo a ver cómo funcionan otros circuitos similares con emprendedoras como ellas que dan testimonio de sus experiencias y de lo que han aprendido.
Una de las cosas que garantizan al visitante es una perfecta organización para se sienta seguro y cuidado: entre los pueblos que componen la ruta se van avisando cuando el turista sale de uno para llegar al otro y así se arma la cadena y cada uno muestra lo que tiene, desde las comidas hasta el trabajo en fieltro, pasando por un emprendimiento de producción y cosecha de hongos.
“Esta actividad ayudará a la economía del hogar, dará mayor visibilidad a estos lugares y aumentarán los servicios a medida que lleguen los peregrinos y, gracias al intercambio entre las personas siempre terminamos todos más humanos porque todos aprendemos de todos”, se entusiasma Gloria. “Al finalizar el recorrido el turista se llevará un pasaporte, que es un ´recuerdo de peregrino´ ya que se va sellando al pasar por los diferentes pueblos y se pondrán en él las experiencias vividas”.