Los chacareros del Alto Valle ya están acostumbrados -por desgracia- a renegar por los precios de las peras y manzanas, por sus costos productivos e incluso por los embates del clima que a veces no acompaña. Sin embargo nunca pensaron que deberían preocuparse también por un conflicto bélico. Y es que la guerra desatada entre Rusia y Ucrania dejó a todos en vilo, ya que en breve deberán salir los primeros cargamentos de pera hacia las tierras de Putín.
“Es un tema que se monitorea minuto a minuto, porque Rusia para nosotros representa un mercado muy importante. Es el 21% del total de las exportaciones de manzana y pera, y en particular el 25% de la exportación de pera”, dijo a Bichos de Campo Marcelo Loyarte, gerente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI).
Cuando comenzó la pugna entre ambos países, la primera preocupación de los exportadores estuvo ligada a problemas logísticos, ya que podía verse afectada alguna terminal portuaria. Si bien eso por el momento no sucedió, sí comenzaron a verse los primeros traspiés económicos como la devaluación del rublo.
“Lo que eso implica habitualmente es que al importador le resulta más caro comprar fruta importada en su moneda local, con lo cual lo que suele pasar es que los importadores intentan renegociar los precios acordados. Ahora hay un tema de a qué precio realmente se van a exportar las próximas partidas”, indicó Loyarte.
-¿Se podrían llegar a reabrir los contratos previamente acordados?- le preguntamos al empresario.
-Sí, podría pasar.
-¿Qué precios habían pactado hasta ahora?
-Varían mucho en función de la variedad, la calidad y el tipo de fruta pero oscila entre los 60 centavos de dólar y los 80 centavos, por kilo. Eso podría bajar en la medida en que siga la devaluación del rublo. Por ahora afectaría más al precio que a la cantidad exportada, pero nos preocupa mucho porque si se complica el mercado de Rusia, se nos va a dificultar reorientar la exportación.
¿Y por qué sería difícil lograr eso? Porque la demanda mundial no es ilimitada sino que está previamente establecida, y de no poder colocarse la mercadería se daría una saturación de oferta que empujaría a los precios a la baja.
De las 350.000 toneladas de pera exportadas en 2021, 89.000 tuvieron como destino el mercado ruso. Si bien eso fue algo muy positivo, lo cierto es que Argentina arrastra problemas previos que hacen que un conflicto como este mueva por completo la balanza.
“En términos de exportación de peras tuvimos algunos años con baja competitividad donde perdimos mercados, particularmente el caso de Brasil durante los años 2012 y 2013. Perdimos participación porque no podíamos vender a los precios que vendían nuestros competidores, por nuestros costos altos en dólares”, recordó Loyarte.
Los efectos de esa situación se extendieron por varios años más y fue recién en 2020 que, a causa de la pandemia, el consumo de fruta se revalorizo y la demanda se mantuvo estable hasta el 2021.
“En el 2022 estamos con menores volúmenes de producción como consecuencia de una helada tardía que hubo en el mes de octubre”, puntualizó el empresario respecto a la campaña actual, que entre marzo y junio tendrá su pico más alto de envíos al exterior.
“Se estimaba que este año íbamos a estar en números similares al 2021. El mercado estaba demandante a pesar de que teníamos menos oferta de fruta. El conflicto nos tiene muy inquietos, nos preocupa mucho, particularmente a los efectos en el comercio internacional. Estamos muy atentos a las dificultades que pudieran surgir para pagar las importaciones, o las sanciones que el mundo le aplique a Rusia que compliquen el comercio exterior”, reconoció Loyarte.