Marcelo Carmona es Profesor Plenario, fitopatólogo de la FAUBA y especialista en fungicidas y resistencias. Junto a Daniel Ploper y Mercedes Scandiani ha creado la Comisión de Estudios de Fungicidas en Argentina, que estará dedicada específicamente al estudio permanente de ese tipo de agroquímicos, su uso correcto y el seguimiento de la evolución de la sensibilidad de los patógenos, “porque el tema es cada vez más grave”, afirma.
-Algunos casos de resistencias de patógenos de semilla se deben al uso de moléculas en semillas. ¿Tiene que ver con elementos transgénicos?
-Nada que ver con transgénicos o no transgénicos. La resistencia se puede presentar en cualquier tipo de cultivo y se puede dar por el uso de fungicidas en semilla o en hoja foliar y depende de varios factores.
-¿Y por qué ocurre la resistencia a fungicidas?
-De manera general, la resistencia a los fungicidas se refiere a una reducción adquirida y heredable de la sensibilidad de un hongo a un principio activo antifúngico específico. Debido a esto algunos individuos logran sobrevivir, multiplicarse y propagarse, a pesar de haber sido expuestos a la aplicación de un fungicida que normalmente controlaba a esa población.
-¿Entonces?
-La resistencia resulta de una alteración genética del hongo llamada mutación y la pérdida de la sensibilidad de los patógenos al fungicida (la resistencia en sí) ocurre, por lo general, como una respuesta al uso repetido de un fungicida en un sitio específico. También, al uso repetido de otro fungicida relacionado química y/o bioquímicamente a través de un mecanismo o modo de acción antifúngico común, o por cambios en el uso de las dosis.
-O sea que incide la forma de accionar del aplicador…
-Las mutaciones del hongo ocurren con muy baja proporción en una población. Lo que sucede es que luego el hombre, con sus malas prácticas agrícolas, selecciona a esos individuos mutados y así los individuos resistentes comienzan a dominar la población fúngica.
-Sabiendo esto, ¿de qué forma se puede prevenir?
-Se puede minimizar o retrasar evitando las malas prácticas agrícolas y aplicando las buenas. Es cierto que tarde o temprano surgirán en el campo cepas resistentes a fungicidas, momento en el cual es muy difícil actuar eficientemente para eliminar la resistencia. Sin embargo el riesgo puede ser minimizado integrando la mayor cantidad de estrategias antirresistencia que retrasen lo máximo posible el desarrollo de subpoblaciones de patógenos resistentes.
-Una vez que ya aparece la resistencia al fungicida, ¿cuánto se tarda en eliminarla?
-Todo dependerá de lo que suceda en la población del patógeno, el tipo de fungicida y especialmente de las decisiones de manejo que aplique el hombre. Lo que va ocurriendo es que cada vez más hongos diferentes de distintos cultivos pueden volverse resistentes. También un mismo hongo puede volverse resistente a varios fungicidas diferentes.
-¿Cómo se elabora el nuevo fungicida? ¿Y En cuánto tiempo ya será inútil nuevamente?
-La historia muestra que, por ejemplo, cuando salieron las estrobilurinas (fungicidas de amplio uso) en tan solo unos pocos años comenzaron los reportes de resistencia. Todo dependerá del tipo de fungicida y de otros múltiples factores…
-¿Por ejemplo?
-Los fungicidas, por su propia naturaleza, pueden ser productos químicos altamente específicos que afectan enzimas específicas de los patógenos. La mayor especificidad a menudo puede resultar en una rápida evolución de la resistencia en los patógenos. De esta manera, el sitio de acción del fungicida y el grado de especificidad de éste, es uno de los aspectos más importantes que impulsan la evolución de patógenos, de manera que fungicidas que tienen un solo sitio o mecanismo bioquímico de acción tienden a favorecer una evolución más rápida de la resistencia. La biología y epidemiologia de los hongos son también factores claves al momento de analizar la resistencia. Así por ejemplo, un patógeno con elevado número de generaciones en el ciclo de cultivo, con alta tasa epidemiológica, cortos períodos de incubación y de latencia, alta variabilidad genética, con amplio rango de hospedantes, y con esporas que sean fácilmente dispersadas, tendrá mayor probabilidad de generar resistencia.
-¿Cómo inciden el momento y la cantidad de aplicaciones?
-El manejo químico influye y es influido directamente por la presencia o ausencia de otras prácticas de Manejo Integrado de enfermedades. Entre las causas más frecuentes que originan la resistencia se destacan el uso continuo de moléculas con idéntico mecanismo de acción; la utilización de subdosis y/o aplicaciones divididas; los cambios en los intervalos de aplicación; las aplicaciones tardías; las fallas en la tecnología de aplicación, y la falta de un programa de manejo integrado.
-¿Es realmente grave este tema de las resistencias?
-Sí, a tal punto que se ha formado la Comisión de Estudios de Fungicidas en Argentina (CEFA; cefafungicidas@gmail.com) para tratarlo. En nuestro país hay una creciente preocupación sobre el manejo de los fungicidas y las consecuencias de su mal uso. Por un lado, existe una necesidad prioritaria de generar conocimiento, discusión y divulgación científica de los aspectos relacionados con las buenas prácticas de manejo de fungicidas; y por el otro, de determinar y monitorear en el tiempo la sensibilidad de las diferentes poblaciones de los patógenos más importantes de los principales cultivos extensivos, hortícolas y frutales, de mayor relevancia económica para la Argentina.
-O sea, evitar que ocurra lo mismo que con el mal manejo de los herbicidas…
-Así es. Evitar el déjà vu… Por eso las funciones principales de la Comisión serán aportar conocimiento, información y capacitación a partir de la investigación nacional. Se generarán guías y orientaciones de uso de principios activos, dosis, momentos de aplicación y estrategias antirresistencia para cada patosistema particular. El objetivo principal será incorporar el control químico como parte del Manejo Integrado bajo una agricultura sustentable.
-¿Hay algo que quiera agregar?
-Sí. Para desarrollar estas ideas les propongo redefinir el concepto de “fungicida” por uno más moderno, concientizador y sustentable: que sea un “controlador poblacional que busca disminuir o detener una población microscópica de hongos en una población de plantas, sin que dañe el ambiente, sin que aparezcan cepas resistentes y que, al mismo tiempo, genere rentabilidad”.