El mismo día en que cifras oficiales confirmaban que en septiembre pasado los productores de leche cobraron por su producto casi 1 peso y medio menos de lo que les salía producirlo (8,08 pesos por litro contra 9,34 pesos de costo), el secretario de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, mantuvo una reunión con representantes de la Mesa de Enlace y de la industria lechera para hablar sobre la crisis de la lechería, que ya lleva una decena de meses de trabajo a pérdida.
Es impactante el contraste entre los comunicados de prensa con que uno y otro sector (el público y el privado) contaron lo que sucedió en dicha reunión. El ex Ministerio de Agroindustria informó que Etchevehere “se reunió con los representantes de la producción y la industria láctea con el objetivo de promover las buenas prácticas comerciales en esa cadena”. Y al poco rato la Mesa de Enlace expresó su “profunda desilusión al mas alto nivel” con las respuestas del gobierno.
Todo dicho: no hubo avance. A esta altura parece un delirio suponer que hace apenas un año unos y otros (Etchevehere y sus ex compañeros de ruta en el gremialismo agropecuario) compartían el mismo diagnóstico sobre la situación de la lechería y la necesidad de establecer reglas de juego parejas para evitar los abusos de la cadena sobre el productor.
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Ahora todo parece teñido de incomprensión. “La Comisión de Enlace cree que no se ha comprendido cabalmente el deterioro que viene padeciendo el sector lechero. Al menos, a la coyuntura le sumamos la imposibilidad de resolver desde el Estado el grave problema que afecta a los productores”, sentenciaron los ruralistas, lapidarios con la gestión de Etchevehere y su director nacional de Lechería, Alejandro Sammartino, también presente en la reunión.
Según el comunicado firmado pro Federación Agraria, Coninagro, la Sociedad Rural Argentina y CRA, “se viene sufriendo una crisis prolongada con frentes múltiples que empujan la actividad a un callejón sin salida. Este año se han perdido tambos todos los días”.
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Pese a este diagnóstico, dicen los ruralistas, desde el estado “no se ha trabajado en la integración de la cadena, ni en mejorar o atemperar los efectos de la crisis a sus actores. Cada litro que produce el productor, le genera pérdida. Pese a que los valores se recuperaron se corre atrás de los costos de producción. Pareciera que la prioridad es confeccionar un tablero de monitoreo y control y lo que se busca es forzar su funcionamiento en una cadena que transita otra realidad”.
Por cierto, un rato antes el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA) difundía en base a datos oficiales, el estado de situación a septiembre de 2018. El valor de referencia para medir el costo promedio del productor se ubicó en 9,34 pesos por litro de leche, mientras que el precio pizarra d ela leche se ubicaba muy por debajo de esa cifra, en solo 8,08 pesos. Más abajo todavía, en 7,50 pesos por litro, se encontraba la capacidad de pago promedio de la industria láctea.
No sería tan grave esta situación si no fuera que se mantiene así por lo menos desde diciembre de 2017. La última vez que los productores lecheros ganaron dinero produciendo leche fue en noviembre del año pasado, justo cuando asumía su cargo el ex ministro Etchevehere.
“La cadena de la leche enfrenta un mercado interno contraído, una exportación errática, incertidumbre cambiaria, altas tasas de interés, conflicto de intereses, productores trabajando a pérdida, y las respuestas no son suficientes”, describió la Mesa de Enlace el menú de problemas que la gestión lechera de Agroindustria no pudo (o no quiso) resolver.
Frente a este lapidario diagnóstico, el equipo de Agroindustria se limitó a decir que Etchevehere destacó la importancia de “construir ámbitos de dialogo desde el gobierno nacional para trabajar sobre cuestiones particulares, en este caso la comercialización, y así lograr avances relevantes a través de acuerdos entre todos los involucrados”. En concreto, según esta versión, en la reunión se conversó sobre la necesidad de trabajar en la mejora de los plazos y las condiciones de comercialización.
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“Para esto se analizaron diferentes herramientas que promuevan un avance en las condiciones comerciales de la cadena, como el financiamiento, el factoring y la próxima puesta en funcionamiento del mercado a futuro de la leche, el cual brindará mayores opciones de financiación”, explicó el comunicado oficial. Hace unos meses, ante esta misma coyuntura, el Gobierno había prometido lanzar una plataforma comercial en Internet para promover la competencia en el mercado de la leche, de la cual todavía no se tiene evidencia de existencia.
De esta nueva reunión fallida participaron la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (APYMEL) y el Centro de Industria Lechera (CIL), además de las cuatro entidades agropecuarias nacionales. Según la información de Agroindustria, pese a la decepción manifestada los dirigentes del agro aceptaron trabajar “en las condiciones de comercialización a través de la conformación de una submesa que se desprende de la Mesa de Competitividad Láctea”.