Bajo el lema ”¿Europa y Latinoamérica entre iguales? Alianzas para un sistema alimentario con futuro”, el miércoles 12 de marzo se realizó una conferencia internacional con el objeto de fomentar el diálogo entre actores clave de ambos continentes “para avanzar hacia sistemas alimentarios más justos y sostenibles”. La misma fue fruto de tres años de trabajo conjunto realizado por dos instituciones sin fines de lucro: INCUPO (Instituto de Cultura Popular), de Argentina, y Welthaus de Austria.
Como resultado de la conferencia, ambas instituciones elaboraron un documento con propuestas concretas para presentar a los Estados de ambos países. INCUPO aprovechó para contar a Bichos de Campo su experiencia de viajar a Austria y las acciones que viene realizando en el noroeste de nuestro país a partir de los postulados que vienen surgiendo del intercambio con la organización austríaca.
INCUPO trabaja desde hace 50 años en el Gran Chaco argentino junto a agricultores familiares, dedicada a promover mejoras agroecológicas y tecnológicas para la producción y el uso sostenible del bosque nativo. Welthaus es una institución de la diócesis de Graz-Seckau, en el país europeo de Austria, que hace 50 años apoya proyectos vinculados a la agricultura y a la alimentación en África, Asia y América Latina, porque reconoce que los problemas son globales y hay que combatirlos a nivel planetario, ya que no es suficiente atacarlos desde la propia aldea.
En el evento virtual también hubo participación de Brasil, Alemania y España. Uno de los expositores fue Juan Carlos “Tato” Figueredo, técnico especializado de INCUPO, quien explicó que “en el Proyecto Alianza participan organizaciones que representan a 4.000 granjas de ambos países. Son productores de la agricultura familiar que llevan adelante una ganadería agroecológica, con producción de forrajes proteicos, con uso sustentable del bosque y legumbres comestibles”.
Además, dijo el técnico, “llevamos 3 años entre ambas instituciones construyendo propuestas innovadoras para enfrentar la amenaza climática y fortalecer la soberanía alimentaria. Realizamos la conferencia para analizar cómo continuar y poner en práctica todas las ideas, para lo cual es imprescindible contar con el compromiso de los Estados. Por eso buscamos articular propuestas viables con distintos niveles de los gobiernos, desde municipios hasta organismos regionales como el Mercosur y la Unión Europea, y esto se completa con publicaciones que contienen aportes para políticas públicas”, aseguró.
En estos tres años, como parte del trabajo conjunto, una delegación de productores y técnicos de Austria viajó al país, y viceversa.
“Agricultores austríacos también han visitado Argentina para conocer el impacto de la agroindustria en comunidades rurales, mientras que productores argentinos han viajado a Austria para comprender los desafíos del sector en Europa”, dijo Tato.
Figueredo (67) reside en General San Martín, al noreste de la provincia de Chaco y es cofundador de la tecnicatura superior en agroecología y del profesorado en ciencias agropecuarias. Suele citar al Papa Francisco, quien sostiene “que la crisis no desplace a la esperanza”, y agrega que esa esperanza debe abrir caminos concretos de soluciones a las crisis actuales, aunque vivamos tiempos muy difíciles a nivel global. “Descubrimos que tenemos muchos problemas en común con los austríacos, pero también compartimos una infinidad de oportunidades”, dice con optimismo.
“Vimos que Austria produce cerdos con alta tecnología –continúa Tato-. Sus mejores cortes van para el mercado interno y al resto lo exportan, hasta la grasa y los huesos, que venden a los países más pobres de la Unión Europea. Pero allá también hay cada vez menos productores familiares y les preocupa el cambio climático, tanto, que se interesan por lo que África, Asia y América Latina, hacemos a favor o en contra. Es que en Austria han tenido grandes inundaciones y nevadas, por ejemplo”.
“Ellos tienen muy buenas políticas públicas con ordenamiento territorial y el Estado subsidia al campo, sigue Tato. Cuando las pudimos palpar en aquel viaje, tomamos conciencia de lo que verdaderamente puede y debe hacer el Estado. Nos dimos cuenta de que es imposible generar semejante sistema, en Austria o en Argentina, sin su ayuda. Allá todas las chacras tienen pavimento, conectividad, vías férreas para trasladarse adonde quieran, y biodigestores que el Estado promueve”.
Explica el técnico que en Austria un productor grande puede tener unas 150 hectáreas, y la media es de 60 hectáreas. La mitad de sus campos debe tener bosque implantado y además éste, debe ser público. “Por eso producen carne y madera, resume Figueredo. Ellos se asombraron al ver nuestros bosques nativos. Pero a causa del cambio climático, sufrieron la plaga de una oruga que afecta a las cortezas de los árboles, y los seca”, agregó.
Prosigue el técnico: “Ningún productor vive exclusivamente de su campo, sino que en general tiene un trabajo urbano, y el campo es algo extra. Por eso cuando le va mal, no se funde. Eso sí, el Estado invierte mucho en investigación, por ejemplo, en qué pasaría si aumentara el clima un grado o cómo fortalecer la microbiota, etc”.
Culmina Figueredo comentando que: “Los austríacos se han propuesto conseguir un sello propio de la ‘Agricultura Familiar’ para sus productos, lo que posibilitaría venderlos a un precio más justo, como la diferencia que tienen entre la carne común, que se vende a 7 euros el kilo, y la carneBio, que se suele vender a 17 euros. “Como ellos son de comer mucho afuera de sus casas, han propuesto proveer a los ‘comedores’ con sus productos. Y te caés de espalda al ver cómo manejan la trazabilidad de sus productos”, comentó.
Jorge “Pope” Solari, también técnico de INCUPO, sostiene que en Argentina está en riesgo la seguridad alimentaria, como también la sostenibilidad de las comunidades rurales. Los agricultores familiares pueden dar respuestas a la crisis global, con un manejo holístico de la producción, profundizando la agroecología y el manejo del agua para ayudar a superar la crisis global, hacia una producción sana de alimentos”.
Agregó Ernesto Stahringer, presidente de INCUPO: “En Argentina, la deforestación, el desplazamiento de comunidades y la expansión de la agricultura industrial amenazan la subsistencia de pequeños productores. En Austria, las granjas familiares también enfrentan las mismas presiones que ponen en riesgo su continuidad. Debemos trabajar juntos, porque estos problemas son globales y requieren soluciones globales”.
El trabajo de INCUPO llega a 200 familias campesinas con gestión de proyectos de ganadería agroecológica, en 5 municipios de los departamentos Sargento Cabral y San Martín, Chaco. A 100 familias Qom y Moqoit de Pampa del Indio y del sudoeste chaqueño, procurando el acceso al agua y a una alimentación saludable, capacitando a las comunidades y organizaciones en la defensa de sus territorios.
Además, impulsa la ganadería menor de chivos, ovejas, vacunos, huertas y chacras, pero sobre mediante el sistema de ganadería regenerativa bajo monte nativo.
“Estamos elaborando pequeñas respuestas a enormes problemas mundiales. Con la conferencia decidimos proponer a los Estados, por dónde se podrían empezar a resolver los problemas -dijo Stahringer-. Y como fruto de este trabajo conjunto, 30 organizaciones de productores del centro y norte de Argentina hemos elaborado un documento con demandas y recomendaciones para fortalecer la agricultura familiar.
Algunas de las principales propuestas apuntan a: resolver la problemática de tenencia precaria de tierras; facilitar la formalización de actividades económicas; promover mercados diferenciados y circuitos de comercialización más justos; fortalecer la organización del sector para incidir en políticas públicas; impulsar tecnologías apropiadas y sustentables; entre otras.
Lo importante es hacer un viajecito, mejor si lo paga otro