Lindera a la localidad jujeña de General Libertador San Martín, se encuentra el ingenio azucarero Ledesma y todo un complejo agroindustrial que genera unos cinco mil empleos en esa región. Además de ser conocida como la principal firma azucarera del país, en esa provincia también se la reivindica por su trabajo ligado a la protección medioambiental.
Si bien ese tema ingresó con fuerza en la agenda a partir del 2006, cuando se creó el área de Medio Ambiente en la empresa, todos los pobladores recuerdan que en 1975 la firma donó 76.000 hectáreas de áreas protegidas, donde luego se creó el Parque Nacional Calilegua.
“Cuando se arma esa área y Ledesma buscó ampliar la superficie de caña de azúcar, nace una interesante relación con la Fundación Pro Yungas, que brindó mucho asesoramiento en temas ambientales. Ahí se genera el ordenamiento territorial, donde la empresa mira qué territorios tenía. No solo había áreas protegías de Yungas sino ambientes de humedales y bosque chaqueño con un muy buen estado de conservación”, dijo a Bichos de Campo Arturo Blanco, ingeniero zootecnista y jefe de medio ambiente de Ledesma.
Gracias a ese trabajo se identificaron 3.000 hectáreas que podían servir para la expansión, por su menor valor relativo ambiental, que posteriormente terminaron por ser habilitadas. La ampliación vino atada al interés de cumplir con los objetivos de la producción de bioetanol.
“Las áreas identificadas eran muy importantes para la conservación porque, por ejemplo, todo lo que es yungas es el área donde se genera el agua para riego. El cultivo de caña de azúcar necesita un suplemento importante de riego y todo ese bosque y toda esa selva le da un servicio ambiental a la producción muy importante. Era fundamental protegerla como se venía haciendo”, señaló Blanco.
Pero esa tarea no implica únicamente la protección de la biodiversidad, sino que contempla también la gestión de residuos y el monitoreo de efluentes y emisiones.
“Tenemos una planta de tratamiento administrada por el departamento de Medio Ambiente. Trabajamos intensamente en control. Tenemos todo el inventario de emisiones de gases de efecto invernadero y todo un plan de mitigación a largo plazo, para poder llegar a cumplir con las metas internacionales y de la provincia de Jujuy. Ya se fijó un objetivo que carbono neutral para 2050 así que estamos trabajando sobre eso. Obviamente toda actividad provoca emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Por eso hay que ir hacia la mitigación y compensación”, afirmó el jefe de esa área.
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-Ahí entra en juego el aprovechamiento de la malhoja de caña de azúcar.
-Eso influye mucho sobre este proyecto de mitigación de gases de efecto invernadero. La malhoja es el residuo agrícola que queda luego de la cosecha de la caña. Queda una cantidad importante de hojas en el campo que luego se secan. Con máquinas en paradores uno puede extraer un porcentaje de esa cobertura y eso se puede incinerar en las calderas de biomasa que ya tiene Ledesma, donde también se quema la fibra de caña. Es un combustible de alto poder calorífico.
-Es biomasa.
-Así es. Es energía de biomasa y cada tres toneladas que uno incorpora a la caldera se está reemplazando un metro cúbico de gas.
-¿Ese cambio en la matriz energética de la empresa ha sido exitoso?
-Sí. Fuimos a Estados Unidos, recorrimos empresas que tenían máquinas para triturar madera, hasta que se incorporó una chipeadora. Toda la madera de esos bosques se aprovechó para incinerar en la caldera y reemplazar gas. Y cuando se fue acabando, se investigó el uso de la maloja. Hubo varios años de pruebas y a partir del año 2010 se implementó como un proceso de la empresa, que creció de las 30.000 toneladas a las 100.000 toneladas actuales de maloja de caña para la generación de energía.
-¿Cuánto gas han reemplazado?
-Y con este proyecto se llegó a reemplazar un 20% del gas consumido y eso, junto con otros proyectos de cada uno de los procesos, logró reducir nuestra emisión de gases de efecto invernadero a casi un 30%, tomando como línea de base el año 2006 a la fecha.
Una visita al ingenio Ledesma: ¿Cómo trabaja la principal empresa productora de azúcar de Argentina?
-¿Queda mucho por hacer?
-La verdad que sí. Podríamos decir que estamos con la mitad del vaso lleno como satisfacción, pero como la mitad del vaso vacío con todo lo que falta. Tenemos toda un área de innovación con muchas ideas. Así como trabajamos con Alejandro Brown de la Fundación Pro Yungas, un convencido de que la protección del ambiente tiene que ir de la mano con la producción, surgen muchas iniciativas de innovación, vamos haciendo monitoreos de biodiversidad, sacando indicadores.
-¿Notás mayor permeabilidad en los sectores productivista de la empresa respecto a la cuestión ambiental?
-Totalmente. Esto fue un crecimiento. Yo soy de una generación donde no se escuchaba el tema ambiental y fui creciendo y compartiendo con mis colegas de distintas áreas, pero noto que los jóvenes profesionales que se van incorporando vienen con otra cabeza. Son socios muy importantes que vamos a incorporando a esta gestión en conjunto de la producción y el ambiente.